Los balances de las empresas demuestran que el dólar bajo, las subas de tarifas y de tasas de interés perjudicaron al sector que el Gobierno dice defender.
Según un relevamiento de Crítica de la Argentina entre los principales balances del primer semestre del año presentados en la Bolsa, la caída del dólar, los ajustes de tarifas y la escalada de las tasas impulsaron los resultados de los bancos hasta 369%; de las energéticas, hasta 322%, y de las telefónicas, hasta 193 por ciento.
El alza de beneficios en la industria, en cambio, tuvo un techo de sólo 18 por ciento. Los balances de las alimenticias mostraron resultados a mitad de camino entre ambos grupos.
Cuando las empresas despidieron a Néstor Kirchner y recibieron a Cristina, el dólar estaba en $ 3,15, las tasas no superaban el 14% y las facturas de electricidad, gas y combustibles se mantenían atrasadas frente a otros servicios.
Pero entre el último día de diciembre y el 30 de junio último, guerra gaucha mediante, el dólar cayó a $ 3,04, las tasas que pagan las empresas de primera línea, se dispararon al 24%, y las tarifas de servicios tuvieron ajustes. Los combustibles aumentaron 20% y la energía nueva se duplicó para las industrias.
Los cambios inclinaron la balanza hacia las compañías de servicios, con ingresos en pesos y sin competencia extranjera. También hacia las entidades financieras, cuyas ganancias dependen en buena medida de las tasas de interés.
Las industrias, que dependen de un tipo de cambio que las proteja contra importaciones, salarios baratos en dólares y créditos blandos, se vieron perjudicadas. El análisis no incluyó al agro, que tiene escasa exposición en la Bolsa.
Los retoques al modelo alentaron a varios caciques industriales a criticar abiertamente la política económica por primera vez en la era K. La UIA alertó sobre la manipulación de los índices, la inflación real y el nivel del dólar.
Energía
Petrobras duplicó sus ganancias por el mayor valor del combustible y la mejora en la producción. Repsol YPF, con precios más baratos y yacimientos maduros, subió sus resultados 5,1 por ciento. La distribuidora Metrogas duplicó sus utilidades. Según apuntó en su presentación a la Bolsa, la apreciación del peso le recortó las pérdidas financieras de 49 a 9 millones frente a la primera mitad de 2007.
Las ganancias de Edenor fueron menores que las de un año atrás, pero de no haber sido por la caída del dólar hubiese registrado una pérdida de 6,7 millones, según admite su balance.
Telefónicas
El grupo Telecom aumentó 58,4% su rendimiento. La estrella fue la división móviles, Personal, que triplicó su lucro. La empresa aprovechó el fortalecimiento de la moneda para pagar deuda. El año pasado la depreciación del peso le había restado 94 millones de los resultados operativos. Este año, en cambio, la suba del peso le sumó ganancias por 59 millones.
Bancos
El Macro mejoró sus resultados el 31,1% gracias a la suba de tasas promedio, que treparon de 7,8 a 13% en el primer semestre contra 2007.
Industria
Gritos y susurros de los industriales frente al nuevo escenario
El mismo día que los resultados de los balances empresariales comenzaron a llegar a la Bolsa, los industriales redoblaron sus críticas contra la inflación real y la inacción del Gobierno. Como publicó Crítica de la Argentina, el primero fue el dueño de la filial local de Fiat, Cristiano Ratazzi, quien apuntó que la inflación ronda el 30% y pidió públicamente la cabeza del secretario de Comercio, Guillermo Moreno. Se agregaron otros como Guillermo Gotelli y Aldo Karagozian, todos industriales.
Con esas críticas todavía flotando en el aire, el plástico Héctor Méndez, ex titular de la UIA, le puso nombre y apellido al problema. «Se achican los márgenes. Aumentaron los costos y cayó el consumo», reconoció el cacique fabril.
Antes de esas críticas explícitas, los empresarios avisaron con cuestionamientos velados. Hace algunas semanas, José Ignacio de Mendiguren, hombre fuerte de la UIA, disparó contra la vuelta de la «bicicleta financiera». Un tiro por elevación a la política de dejar caer el dólar y convalidar altas tasas de interés. El actual titular de la central fabril, Juan Lascurain, se cuidó de hacer cuestionamientos, pero se refirió siempre a la «baja coyuntural del dólar».
El Gobierno salió a cruzarlos con todo. El vocero oficial fue el ministro del Interior, Florencio Randazzo, quien culpó a los empresarios por el aumento de precios.
Lejos de los cruces verbales, esos mismos días, en la Bolsa, llegaban las explicaciones de fondo, en forma de balances.
La facturación de las industrias, que refleja mayores precios o volumen de ventas, creció más de 20%, pero los beneficios ni siquiera empataron la inflación real. Alpargatas aumentó sus resultados 9,2%, la papelera e ingenio Ledesma mejoró 11,2% y la fabricante de línea blanca Longvie recortó sus ganancias 6,9 por ciento.
Los industriales se preguntan por estas horas si las correcciones en el modelo llegaron para quedarse o fueron coletazos del conflicto con el agro que se disiparán y todo volverá a la «normalidad».