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Los panistas, por convicción, enemigos de la educación pública

Fuentes: Rebelión

1. Reducir o recortar el presupuesto en educación pública y en la UNAM e imponer aumentos de cuotas a los estudiantes en la escuela pública, cerrar normales rurales o golpear a profesores y estudiantes que luchan, nunca ha sido una ocurrencia o un error de los gobiernos panistas o neoliberales, es una convicción escrita en […]

1. Reducir o recortar el presupuesto en educación pública y en la UNAM e imponer aumentos de cuotas a los estudiantes en la escuela pública, cerrar normales rurales o golpear a profesores y estudiantes que luchan, nunca ha sido una ocurrencia o un error de los gobiernos panistas o neoliberales, es una convicción escrita en sus programas y es una ideología con la que nació el PAN en 1939. Si revisáramos las escuelas dónde estudió el 90 por ciento de los doscientos principales funcionarios y dirigentes panistas confirmaríamos que lo hicieron en escuelas y universidades privadas porque para ellos la educación pública siempre ha sido «despreciable» y para las clases bajas. Por eso desde 1982, durante los gobiernos neoliberales del PRI y en el sexenio foxista, el presupuesto, el número de estudiantes, escuelas y profesores en la educación pública, decreció para dar impulso a la educación privada que pasó de 10 al 35 por ciento.

2. En México la escuela pública fue conocida, por lo menos desde los años veinte a los cincuenta, como la escuela de la revolución mexicana. De esa escuela nació la identidad mexicana, la escuela rural, el nacionalismo, la lucha por la tierra, la defensa del patrimonio, el muralismo, la música popular, el racionalismo y el laicismo. Esa escuela pública redujo el analfabetismo en el país de 80 a 15 por ciento y por ella pasó el 90 por ciento de la población que tuvo oportunidad de estudiar. Gracias a la educación pública hubo internados de secundarias y normales rurales, así como escuelas normales y urbanas formadoras de millones de profesores, así como la UNAM, el Politécnico, la UAM, las escuelas agropecuarias y tecnológicas. Por eso mientras esa escuela fue de la revolución mexicana, las escuelas privadas o particulares fueron escuelas para ricos

3. Pero no todos los que estudiaron en escuelas privadas eran hijos de ricos; también estuvieron en esas escuelas muchos niños y jóvenes hijos de las clases medias que no encontraron cupo en las escuelas públicas o, porque por convicción -como los derechistas y panistas- en esas escuelas particulares subirían de clase social o por lo menos se rozarían con los ricos y evitarían a los humildes. Pueden registrarse mil y un argumentos; la realidad es que el gobierno panista de Felipe Calderón (FECAL) y de su secretaria de la SEP Josefina Vázquez Mota, no se equivocaron al reducir el presupuesto de la UNAM y proponer aumento de cuotas a los estudiantes. Esas propuestas pertenecen a sus más profundas convicciones que por falta de argumentos o por miedo a hacer el ridículo no son capaces de defender con sus ideas derechistas.

4. La defensa de la educación pública, en su carácter de gratuita y laica, es una tarea fundamental del pueblo mexicano ante los permanentes avances del gobierno panista y del empresariado por privatizarla, así como para imponerle un carácter marcadamente religioso. Calderón y su gris tecnócrata secretaria de educación, en sus discursos se han visto obligados a respetar la gratuidad y el laicismo porque son principios educativos consagrados en la Constitución; pero -tal como lo hicieron los gobiernos de De la Madrid, Salinas, Zedillo y Fox- buscan instrumentar proyectos tecnológicos y privatizadores en el campo educativo. No puede ser de otra manera ni esperarse otra cosa porque, el mismo PAN ha sido el impulsor de a educación privada y pro empresarial en todas sus campañas políticas en que ha participado desde 1939.

5. La educación pública de carácter gratuita y laica ha sufrido muchas agresiones de parte de los sectores privados más retardatarios, desde que la Constitución de 1857 le arrebató el monopolio educativo a la Iglesia; pero mucho más desde que la Revolución Mexicana y los debates del Constituyente la instituyeron en la Carta Magna de 1917. A pesar de los miles de errores que se le pudieron haber criticado en casi siglo y medio de vigencia, a pesar de que la enorme miseria de un 60% de la población, así como de la manifiesta incapacidad y dolo de la mayoría de sus más altos funcionarios, fue la educación pública la que abrió de par en par sus puertas para que todo el pueblo mexicano pudiera acceder a ella. Por ello la defensa de la educación pública, gratuita y laica es una demanda inscrita en los programas populares de lucha.

6. En muchos países, sobre todo en los que entraron en primer lugar al modelo de desarrollo capitalista, la educación pública y la educación privada han mantenido equitativo balance a través de muchas décadas. En México, con base en la historia de su desarrollo económico y político, la educación ha tenido que estar bajo el control del Estado porque la burguesía privada creció y se desarrolló a la sombra de las políticas gubernamentales y nunca demostró el menor interés porque la población obtuviera educación. Los sectores privados, a través de la historia, más que educación, sólo se preocuparon por dar capacitación a sus obreros para de incrementar la producción y las ganancias de la empresa; también por cualquier iniciativa encaminada a lograr que los trabajadores no reflexionen acerca de sus problemas.

7. Sin embargo, a partir de la década de los setenta, el fortalecimiento económico de la clase empresarial la impulsó a reclamar poder político. Los más poderosos hombres de negocios entendieron que el gobierno no debería seguir en manos de políticos y que ellos (los empresarios del gran comercio, de la industria y de la banca) ya contaban con la fuerza suficiente para hacerse cargo del poder. El gobierno de Echeverría Álvarez trató de enfrentarlos y resistir, pero ya en el sexenio de José López Portillo (JLP), con el auge empresarial petrolero, se reabrieron las puertas y los negocios a los empresarios. Por eso, cuando JLP se dio cuenta de que esos hombres de negocios habían convertido a los bancos en un gran saqueo, quiso tardíamente estatizarlos, pero les dio mayores argumentos para unirse y hacerse más poderosos. A partir de entonces los más agresivos hombres de la banca y las finanzas se divorciaron del PRI y pasaron a las filas del PAN, formando la corriente de los «bárbaros del norte» encabezados por Clouthier.

8. Una vez que los más poderosos dueños del capital, con Miguel de la Madrid en la presidencia, penetraron en 1982 a las más altas esferas del gobierno, disfrazando sus palabras en el sentido de que «el Estado debería devolver a la sociedad lo que le había quitado», comenzaron a impulsar procesos de privatización de todas las empresas que el Estado controlaba: paraestatales, bancos, ejidos, teléfonos, ferrocarriles, empresas aéreas, etcétera. Se demostró una vez más de que no se trataba de «devolver a la sociedad lo que el Estado le había quitado», sino de entregar a los sectores privados más ricos -nacionales o extranjeros- las grandes empresas que la sociedad había adquirido con los dineros que acumuló durante muchísimas décadas en el presupuesto público.

9. En ese proyecto privatizador, conocido como neoliberal, entró la educación, la salud, la vivienda, el sector eléctrico y petrolero. A partir de 1982, con el argumento de la crisis económica, la educación ha estado sufriendo un proceso rápido de privatización que puede apreciarse en datos estadísticos. El presupuesto educativo se ha estancado en la cifra de 3.8 a 4.01 por ciento del PIB, mientras se le proporcionan las más amplias oportunidades a los sectores privados que quieren hacer negocios en educación. Cada día es mayor el número de estudiantes de 5 a 24 años de edad que queda fuera de los distintos niveles escolares, mientras las escuelas privadas hacen enormes negocios con las cuotas de un alto porcentaje de estudiantes que no obtiene cupo en la escuela pública.

10. Pero el gobierno no se conforma con apoyar la apertura de más y más colegios privados. En la escuela pública -además de los recortes u los aumentos de cuotas- las carreras, las investigaciones, los planes y los programas han estado transformándose rápidamente para encaminarlos hacia las carreras y las asignaturas de carácter tecnocrático. Existe una permanente campaña contra la educación pública y humanística. Por eso la batalla central que debe librar la población -especialmente los trabajadores de la educación- es por la defensa de la educación pública en su carácter gratuito, popular y laico. ¿Podría esperarse acaso que los impulsores de la educación privada -el gobierno panista de Calderón, los poderosos empresarios, el alto clero, hagan algo en defensa de la educación pública y de la UNAM? CE: [email protected]