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Los perros de Barrick: jueces, funcionarios y policías contra Jáchal

Fuentes: Rebelión

Por un bloqueo en la entrada de Veladero el juez provincial Pablo Oritja – el mismo que debe investigar a Barrick por sus derrames- emitió una orden de desalojo y detención que el secretario de Seguridad provincial, Gustavo Fariña, rompió en la cara de los jóvenes. Luego siguieron los policías: golpearon, detuvieron y trasladaron a […]

Por un bloqueo en la entrada de Veladero el juez provincial Pablo Oritja – el mismo que debe investigar a Barrick por sus derrames- emitió una orden de desalojo y detención que el secretario de Seguridad provincial, Gustavo Fariña, rompió en la cara de los jóvenes. Luego siguieron los policías: golpearon, detuvieron y trasladaron a 28 jóvenes y 2 niños durante 200 kilómetros, hacinados en camionetas. En la comisaría, los incomunicaron durante 10 horas y se comieron parte de su comida.

La ruta 149 -que une los 200 kilómetros entre la entrada a la mina Veladero, que explota Barrick Gold, y la Central de Policía de San Juan- tiene más tránsito que el habitual. Las traffic blancas con el logo de Infantería comenzaron a desfilar al mediodía del sábado y volvieron, cargadas, por la noche. Tras ellos, durante la madrugada, decenas de autos particulares viajaron a San Juan Capital para saber a dónde se habían llevado a los 28 jóvenes, mujeres y niños que habían bloqueado el acceso a la minera por casi 12 horas.

Durante las tres horas que dura el viaje, los jóvenes fueron golpeados, esposados, detenidos y trasladados en condiciones de hacinamiento.

14 estuvieron detenidos por más de 24 horas, incomunicados durante 10 horas.

Otros 14 aún siguen presos.

El cianuro derramado

La crónica de los hechos, vertiginosa, debe ponerse en contexto: este 2016 los sanjuaninos se enteraron que había habido otro derrame, justo un día después de que se cumpliera un año del primero. Para exigir que actúe la justicia y las autoridades, se sucedieron movilizaciones y hasta la toma pacífica de la Municipalidad de Jáchal.

Cargados de este pasado reciente -que se actualiza día a día en causas judiciales que no investigan ni el origen del derrame, ni a sus responsables, ni sus consecuencias-, un grupo de jóvenes decidió reunirse en el camping municipal El Vivero, de Jáchal, para dar lugar al primer Encuentro Interterritorial de Jóvenes en Lucha. Fue el jueves y viernes pasado. El resultado de ese encuentro fue una iniciativa concreta: el día sábado, desde las 8:30, los jóvenes cortaron el acceso a la mina Veladero.

Agitaban dos consignas:

  • «No vamos a esperar otro derrame».
  • «Cierre, remedación y prohibición de la megaminería a cielo abierto».

Eran casi 30. Se apostaron sobre la ruta con carpas y reclamaron la solidaridad de los vecinos. Cuenta Saúl Ceballos, integrante de la Asamblea Jáchal No Se Toca: «Nosotros nos enteramos cuando ya estaba el corte y salimos con un comunicado inmediatamente a solidarizarnos, y generamos acciones de apoyo: mandamos comida, gente y recursos».

Si bien la asamblea no organizó este corte, sabe lo que significa: en octubre del 2015 un grupo de jachalleros practicó el mismo bloqueo y ya en febrero de 2011 la organización Greenpeace había hecho un corte simbólico en reclamo por la Ley de Glaciares (en la MU que está en los kioscos te contamos por qué Barrick viola esa ley).

También saben que la entrada a Veladero es un lugar incómodo para llegar y para estar: se encuentra a 43 kilómetros de Jáchal, la más grande del distrito, en un lugar de rutas sinuosas y bajas temperaturas. La provisión de alimentos resulta clave. Y también lo sabe la policía: «La policía empezó a cerrar las rutas de acceso para cortarnos los suministros: el agua y los alimentos», cuenta Santiago Yañez, uno de los jóvenes que participó del bloqueo y fue detenido.

Luego del bloqueo de suministros, cerca del mediodía comenzaron a llegar policías provinciales y el cuerpo de Infantería. A las 18 horas, se hizo presente el secretario de Seguridad y Orden Público, Gustavo Enrique Fariña, con una orden de desalojo firmada por el juez Pablo Oritja, el mismo que debe investigar las causas y consecuencias de los derrames producidos por Barrick Gold.

La detención

La crónica de Santiago repasa las brutalidades policiales, que empiezan y terminan en esa orden judicial: «La orden de desalojo implicaba detención y allanamiento porque supuestamente estábamos en un camino privado, lo cual es mentira: es un camino provincial, antes de la entrada de la Barrick». Santiago Yañez fue uno de los tres que intentó negociar con Fariña las condiciones de desalojo: «Eran 80 policías contra 30 de nosotros: no nos íbamos a quedar». La propuesta de los jóvenes: «Le pedimos que nos dieran media hora para recoger a los niños y levantar el campamento. Nos dijo que no tenía ni 5 minutos». Distintos testigos relatan que el secretario Fariña rompió la orden de desalojo en la cara de los jóvenes. «Y antes de terminar de leerla, ya había policías deteniendo gente», relata Santiago.

Los detenidos fueron todas las personas que se encontraban haciendo el corte. Algunas se sentaron en la ruta y se tomaron de los brazos para demostrar una actitud no violenta. «No hubo caso: hubo policías masculinos pegándole a las mujeres, agarrándolas en el piso. Les pegaban piñas en el piso. Una impunidad, una impotencia: nos cagaron a palos», recuerda Santiago, liberado hace unas horas.

¿Cómo fue su detención y traslado? «Nos metieron a 16 pibes en una traffic de Iveco, en la que entran 6 personas. Íbamos como sardinas. No podíamos respirar. Alos 50 minutos de viaje, más o menos, nos separaron, casi desmayados, esposados todavía, en dos combis y nos trajeron para la Central de Policía. Fueron 3, 4 horas más de viaje».

A las 23.30, Santiago y otros 10 jóvenes llegaron a la Central de la Policía sanjuanina, otros a la Comisaría 1º y 2º. Sigue el relato: «Nos llevaron a un médico legista que no constató ninguna lesión visible: saben dónde pegar para que no se vean. Y nos metieron adentro. Estuvimos más de 24 horas, 12 horas sin comida ni agua, incomunicados todo el tiempo hasta ayer, a las 18, que recién pudieron entrar los abogados. Recién después de las 12 horas nos dejaron pasar comida parcialmente: los policías se comían la mitad de los que nos mandaron».

Consecuencias y causas

Los detenidos fueron 28, más tres niños. Los lugares de detención fueron la Central Policial de San Juan, la comisaría Nº 1, la Nº2 y a una madre con un niño la llevado al Hogar Eva Perón en Santa Lucía, dependiente de la dirección de Niñez, también en calidad de detenida.

«Desde las seis y media que los detuvieron hasta las 4 de la mañana anduvimos en las comisarías buscando a los pibes, desaparecidos», cuenta desde el otro lado Sebastián Lampasone, periodista de la radio comunitaria La Lechuza. «A los abogados no los dejaron ver a los detenidos, nos los dejaron entrar. Violaron derechos constitucionales». Recién a las 18 de la tarde del sábado el abogado Renzo Quero pudo ver a sus defendidos. En la madrugada de este lunes, a la 1 am, liberaron a los 14 sanjuaninos. Quienes siguen presos son 14 jóvenes que vinieron de otras provincias al Encuentro: según las fuentes policiales, la demora en la llegada de sus prontuarios es la causa por la que siguen presos.

Todos los detenidos están acusados de cometer delitos penales: violación de domicilio, obstaculización de la vía pública y resistencia a la autoridad.

Yañez se defiende: «Nos iniciaron causas penales con delitos que no cometimos».

Ceballos, de la Asamblea de Jáchal: «El juez actúa con demasiada celeridad para las causas donde nosotros generamos protestas. Y cuando tiene que generar celeridad en las causas por contaminación, no lo hace». Analiza: «Nosotros lo que vemos es que si no se generan respuestas desde el órgano judicial, lo que te van indicando es que el camino de las acciones directas. Nosotros seguimos manteniendo el acampe frente al municipio».

La actual estrategia de la Asamblea apunta a difundir sus reclamos fuera del país: «Hemos hecho una presentación a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Acá ya no podemos generar mucho, ni hablar en San Juan. Hay que saltar esas trampas. ¿De qué forma? Haciendo lo que no hicimos».

Mientras tanto, los vecinos siguen acumulando causas que criminalizan sus reclamos de justicia. Santiago: «Esto es un coloso que controla todo: los poderes judiciales, ejecutivo, policial. Los policías son perros de la Barrick, los jueces son perros de la Barrick. Lo que más nos fortalece es saber que nosotros, no».