Las movilizaciones se suceden sin solución de continuidad. El grito tiene un sentido inédito «que se vayan todos». Es diciembre de 2001 y la clase política de los partidos tradicionalmente burgueses esta en desbandada. Los acontecimientos se aceleran y es casi imposible para diputados y funcionarios caminar libremente por las calles, sin recibir un fuerte […]
Las movilizaciones se suceden sin solución de continuidad. El grito tiene un sentido inédito «que se vayan todos». Es diciembre de 2001 y la clase política de los partidos tradicionalmente burgueses esta en desbandada. Los acontecimientos se aceleran y es casi imposible para diputados y funcionarios caminar libremente por las calles, sin recibir un fuerte repudio popular.
Se han agotado los ámbitos públicos en los cuales los representantes del poder puedan seguir negociando los destinos de la república y conspirando en contra de los intereses populares, sin someterse al escrache público.
Cómo no recordar a diputados y senadores nacionales encerrados en las instalaciones del Congreso; mientras que en las calles grupos de manifestantes azuzaban amenazantes cacerolas desafiando todo el ornamento vacío que se desprende de estos orgullosos hombres; «Señores, sus servicios a la patria han caducado».
Los políticos burgueses se han vuelto impresentables y el pueblo descubre que detrás de sus autos caros y sus trajes importados no hay nada.
(La memorable patada en el culo que recibe el ex-aliado de la dictadura, Juan Alemán, es algo más que un testimonio de esta situación; da cuenta de que la rebelión popular ve hacia el futuro, repudia a los actuales, pero también a los pasados. El ciclo gobierno democrático- dictadura está acabado)
Este dos de abril el presidente Kirchner no pudo participar en el acto que se realizó en la ciudad Ushuaia para conmemorar el 25 aniversario de la guerra de Malvinas. Trescientos docentes que protestan por mejoras salariales en la militarizada provincia de Santa Cruz, y que ya van para la quinta semana de plan de lucha, se lo impidieron. El presidente Kirchner tuvo que apelar al vicepresidente Daniel Scioli para que pronunciara el discurso «anti imperialista», conveniente a la fecha. Pero Scioli, es un reconocido militante anticastrista y partidario de la mano dura al estilo Blumberg, todo lo cual lo convierte en una pieza clave de los intereses del Pentágono en la región.
El temeroso presidente argentino dejó entonces el discurso sobre la soberanía nacional en manos de un aliado a las fuerzas de ocupación; mientras en su provincia los trabajadores en lucha siguen siendo objeto de atentados «anónimos» con bombas molotov.
El gobernador de Salta, por su parte, militarizó el 1º de abril, la ciudad de Salta capital, para poder dictar un extenso y autoproclamatorio discurso ante el máxima institución democrática del estado: la Asamblea legislativa. Juan Carlos Romero, cuyo periodo gubernamental que ya se prolongó por 12 años, tuvo que sitiar con fuerzas policiales el Parlamento salteño para poder exponer los logros de su gestión. Por supuesto que no mencionó la políticas de represión que, haciendo uso de grupos de tareas (al estilo Astiz) se infiltran entre los docentes, que ya entran en la sexta semana de huelga.
Sobich, en Neuquén, vuelve a apelar a bandas «civiles» para tratar de quebrar el conflicto que trabajadores de la educación y empleados del estado mantienen en la provincia. La situación se ha agravado a partir de que los trabajadores neuquinos han planificado cortes de ruta a centros turísticos para la Semana Santa. El gobernador de Neuquén tiene larga experiencia en esto de romper conflictos sociales y laborales a fuerza de «cadeneros y manoplas». En 2005 reprimió salvajemente a los trabajadores del magisterio, a los cuales, además de desalojarlos con patotas de la plaza de la gobernación, les enganchó una carpa, que los manifestantes habían levantado, al remolque de un camión municipal arrastrándola por el centro de la ciudad; en 2006, Sobich puso fin, «democráticamente», a un corte de ruta que protagonizaban un importante número de maestras, recurriendo a las patotas de la UOCRA y a grupos partidarios, reclutados entre ex-convictos y «pesados» provinciales.
En Santa Fe, el gobernador sobrevuela las zonas inundadas, pero no aterriza en ninguna de ellas. Jorge Obeid, es conciente de que, en caso de aterrizar su avión en estas zonas, donde el pan se cobra a 5 pesos el kilo y un paquete de 2 velas supera los dos pesos, los inundados santafesinos le harían tomar un trago amargo al cual prefiere no someterse.
La Rioja estuvo al borde de la intervención federal y de un descomunal enfrentamiento entre camarillas , y no fue hasta que Beder Herrera, a través de sus intendentes, arreglaron con la Barrick Gold y con el gobierno Nacional, que el conflicto tuvo una provisoria salida.
El pollo de Busti, Sergio Urribarri, ganó las últimas elecciones entrerrianas, pero su política dirigida al levantamiento de los cortes de los pasos fronterizos al Uruguay chocó inmediatamente con la disposición a la lucha del pueblo en contra de la pastera Botnia. Apenas horas después de realizadas las elecciones, el pueblo entrerriano se encuentra realizando cortes masivos en todos los puentes internacionales, obviando los intereses del gobernador electo, el que no ha perdido oportunidad para pronunciarse en contra de los mismos.
Mario Das Neves, de Chubut, no pudo participar de un acto 1º de abril, que conmemoraba los 64 años de vida de la localidad de Alto Rio Senguer, para evitar un escrache de los vecinos irritados por la falta de respuestas a sus reclamos; en su lugar participó el Ministro de Gobierno y Justicia, Máximo Pérez Catan. El canal estatal Chubut TV se encargó de «cortar esas imágenes» de la protesta vecinal; el «nerviosismo» invadía al intendente de esta localidad y a los funcionarios provinciales, quienes recién recuperaron la calma cuando una patota de chóferes y funcionarios de ceremonial lograron impedir el avance de los vecinos. (APC. Prensa Comodoro)
En provincia de Buenos Aires, el gobernador Solá tuvo que recurrir a la patota para desalojar a un grupo de Hijos La Plata, que reclamaban por la aparición con vida del compañero Jorge López. Las patotas del grupo «Evita», ordenadas detrás de Emilio Pérsico, el piquetrucho vicejefe de gabinete, aprovecharon que su número era mayor al de Hijos para desalojarlos violentamente de la plaza. Los integrantes de Hijos fueron a escrachar al mandatario provincial a un acto organizado para conmemorar la desaparición y el asesinato de Rodolfo Walsh. Obviamente, el acto en cuestión, despertó la indignación de las organizaciones populares que, por supuesto, no quieren dejar en manos del estanciero, la reivindicación del periodista desaparecido y asesinado por la dictadura militar; sobre todo teniendo en cuenta que él es el responsable de la provincia que desde hace más de seis meses tiene «el primer desaparecido en democracia».
Solá, que luego de la intervención federal al Ministerio de Economía de la provincia, ha quedado reducido a la altura de un bufón que no hace reír a nadie, viene soportando una andanada de paros y marchas, que han transformado el centro de la ciudad de las diagonales en una especie de capital de los reclamos. Falta poco para que los manifestantes, que cotidianamente concurren a la plaza San Martín de la capital provincial, tengan que sacar número para poder ingresar y darle al gobernador su momento de puteada diaria.
¿Que queda del «que se vayan todos»?
Algunos opinan que sólo un mal recuerdo; otros que la burguesía ha recuperado la iniciativa política y que hoy tiene el derecho a hacer ostentación de la «hegemonía» recuperada.
Los más «catastrofistas», pensamos que «el argentinazo» sigue vigente y que, más temprano que tarde, a los fanfarrones burgueses, que consideran al pueblo y a los trabajadores argentinos como unos «imbeciles sin memoria», les volverá a costar sentarse en un café.
A los datos me remito.