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Los preparativos para después de junio y las marchas de «los Hugos»

Fuentes: La Verdad Obrera/Rebelión

Scioli presentó desde la nota de tapa de Clarín del domingo su decisión de participar como candidato oficialista para «defender la gobernabilidad, el modelo económico y el rumbo del país». Pero quienes fueron los principales ganadores del modelo han salido a cruzar a los Kirchner, desde la nueva jefatura de la UIA. Héctor Méndez, acaba […]

Scioli presentó desde la nota de tapa de Clarín del domingo su decisión de participar como candidato oficialista para «defender la gobernabilidad, el modelo económico y el rumbo del país». Pero quienes fueron los principales ganadores del modelo han salido a cruzar a los Kirchner, desde la nueva jefatura de la UIA. Héctor Méndez, acaba de evidenciar el pasaje de esta entidad a la oposición manifestando que «este Gobierno fue industrialista». A renglón seguido reiteró el pedido de un dólar más alto y discutir «cuál es la medida del avance del Estado en la economía». Esta pulseada por la relación del Estado en la economía se expresó en el acuerdo de «consenso» entre los Kirchner y Techint -que es el fiel de la balanza de la «burguesía productiva».

Después que el gobierno intentó colocar 3 hombres en el directorio de la empresa, a cuenta del porcentaje de acciones que pasaron al Anses con la estatización de los fondos de las AFJP, la solución negociada fue poner un orgánico del «partido de los industriales» y amigo de la familia Rocca, Aldo Ferrer, en el directorio de Siderar. «La negociación no fue fácil, y el gobierno no pudo imponer los nombres de 2 sindicalistas de la zona de San Nicolás», dice La Nación. El tironeo con Techint y la posición de la UIA muestra que ya no es funcional el mando de la camarilla de los Kirchner y sus capitalistas «amigos» para arbitrar sobre los negocios de la gran industria.

Por esto, más allá de la fuerte jugada plebiscitaria, de todas maneras no resultará de ella un presidencialismo fuerte de los Kirchner, que no puede asentarse en ninguna fracción preponderante de la clase capitalista. Menos aún cuando la crisis que avanza pone en cuestión el consenso con los trabajadores jaqueados por la amenaza del desempleo y el aumento de la pobreza. Oportunamente, el juez de la Corte Suprema Eugenio Zaffaronni ha declarado que el sistema presidencialista «está agotado» y ponderó una reforma constitucional para pasar a un esquema parlamentario: «Latinoamérica en los últimos 25 años no tiene golpes de Estado, a Dios gracias, pero ha tenido una veintena de presidencias interrumpidas, muchas violentamente, con muertos. Ha llegado el momento de empezar a pensar en pasar a un sistema que permita cambiar un gobierno sin matar a nadie».

La debilidad estructural del gobierno hace que la designación de Scioli como candidato en las listas oficiales de la provincia de Buenos Aires, pueda terminar siendo una vía hacia el poskirchnerismo, antes que un fortalecimiento de los Kirchner. Se llega a especular que el gobernador podría ir primero, en vez del ex presidente, o que asumiría efectivamente la banca para evitar el desgaste de la gestión en la provincia que quedaría en manos del vice Balestrini y postularse como presidenciable. Scioli es una figura capaz de ser aceptada como sucesión por el peronismo disidente de Duhalde, más orgánico del núcleo central de «partido de la producción», de la alianza bonaerense entre agrarios e industriales que comandó la salida a la crisis del 2001, y que también se basó en el peso de los centros productivos y barrios populares del conurbano a través del aparato de intendentes, punteros y funcionarios sindicales peronistas.

Esa nueva relación de fuerzas en el peronismo (que se terminará de resolver en la interna del 28 de junio) podría negociar con el bloque agrario con peso de masas en las clases medias rentistas del campo y amplios sectores urbanos, en tanto los postulantes a representarlos políticamente, -ni el peronismo de Reutemann en Santa Fé y Schiaretti en Córdoba ni la Coalición Cívica de Carrió junto a la UCR- se han consolidado como una alternativa de reemplazo «con gobernabilidad».

En cambio en las listas del peronismo disidente de Buenos Aires se contabilizan hasta 150 dirigentes ruralistas de «segundas y terceras lìneas», aportados en su mayorìa por Carbap. Un denominador común de «unidad nacional» parece ganar fuerza: «La devaluación es casi la única herramienta con la que cuenta el Gobierno para enfrentar la crisis», acaba de decir uno de los que fue asesor financiero de Lavagna durante el gobierno de Duhalde, Gabriel Rubinstein. Y resume que, si esto pasa, «por ahí hacia fin de año mejora el panorama, entonces habrá habido un beneficio del adelanto de las elecciones».

El verdadero fraude al «voto popular» no es tanto las maniobras de gobernadores e intendentes electos que a mitad de mandato se postulan como diputados y concejales, sino además y fundamentalmente el verdadero contenido de lo que preparan para después del 28 de junio y no se discute en los programas de campaña.

La CGT sale a jugar en la interna peronista

En vísperas de este nuevo ataque que preparan contra la clase trabajadora, la CGT llama a concentrar el 30 de abril en 9 de Julio y Belgrano con la consigna «en defensa del trabajo». Ante las versiones de un posible cese de actividades desde el mediodía, aclararon que nada de paro: «Ese día trabajaremos de acuerdo al cronograma normal de actividades y la UTA se movilizará con aquellos trabajadores que hayan cumplido con su jornada habitual de trabajo».

Aunque han declarado que «será un acto sindical, no político»; lo es doblemente. De un lado para reclamar lugar en las listas del PJ (que según Scioli lanzará las candidaturas en un Congreso antes del cierre de las listas) y funcionarios en el gobierno de transición emergido de las elecciones de junio. Del otro, porque cubre el flanco izquierdo de la campaña electoral oficial con la presentación de la propuesta del Fondo Económico Solidario, como dijimos en LVO pasado, un proyecto de impuesto a los empresarios para «evitar despidos». Esto le propone Moyano a un gobierno que aplica como solución la contraria: subsidiar a los capitalistas aportando para los sueldos de 38.000 trabajadores, incluso de grandes empresas como Peugeot o como se discute ante la amenaza de 330 despidos en Ford, con fondos del Estado que provienen mayormente de los impuestos al consumo como el IVA o de los fondos del Anses, es decir de los jubilados. La CGT espera reunirse con Cristina Kirchner luego de su vuelta de la Cumbre de las Américas, donde buscará la foto con Obama.

La jornada nacional de la CTA

La dirigencia de la CTA ha convocado a una jornada nacional para el 22 de abril con la consigna «Los trabajadores no vamos a pagar la crisis». Pero la medida y el programa de la convocatoria es la resultante híbrida del consenso entre el ala del pro kirchnerista Hugo Yasky y el opositor -pro Federación Agraria- Víctor De Gennaro. Esta componenda derivó, en primer lugar, en que no definieron el llamado al paro nacional (mucho menos un plan de lucha) después que forzaron el levantamiento de las huelgas docentes en la Capital, Buenos Aires y varias provincias.

Prohibir los despidos por 180 días, una de las principales demandas de la convocatoria, sin definir ninguna medida seria y contundente es una quimera. Porque se trata de conquistar un nuevo derecho, que los capitalistas se niegan a otorgar: una restricción -aunque sea parcial- a la dictadura del capital sobre el destino de millones que vivimos de nuestro salario para despedir con total libertad en el mercado de trabajo. Hay que romper la dinámica de una conducción que al mismo tiempo que no se enfrenta claramente al gobierno levanta un programa que tiene la extraña ausencia -en un pliego de demandas que propone gravar las rentas financieras, mineras y energéticas-, de la cuestión que polarizó a la sociedad desde el 2008: qué hacer con la renta agraria a la que no nombran. Las limitaciones de la convocatoria están directamente relacionadas al fogoneo de los componentes de la dirección de la CTA a distintas variantes de la centroizquierda, desde el semi-campo Pino Solanas hasta el semi-K intendente de Morón Sabatella. Se necesita un paro nacional que de todos los lugares de trabajo y seccionales opositoras de docentes, estatales y gremios de la CTA tenemos que exigir a los convocantes de la jornada del 22, en defensa del empleo y el salario, para que la crisis la paguen los capitalistas.

Por un gran acto de lucha el 1º de mayo

Este día internacional de los trabajadores es una oportunidad para unificar en una misma acción callejera a las organizaciones sindicales combativas, del movimiento estudiantil y la izquierda con un programa de salida a la crisis capitalista.

Un polo de las organizaciones de base y de lucha del movimiento obrero junto a todas las corrientes de la izquierda que participamos en ellas sería un paso adelante para el trabajo en común por la exigencia a los sindicatos de la CGT y la CTA para que rompan su subordinación al gobierno y los opositores patronales, y convoquen a un paro unificado y un plan de lucha nacional por la defensa del empleo y el salario. Junto a ello, el PTS propone abrir un amplio debate en todas las organizaciones de trabajadores sobre la necesidad de oponerles a los preparativos de la clase dominante y sus partidos, un programa para que la crisis la paguen los capitalistas y un partido propio para luchar por una salida y un gobierno de la clase trabajadora.