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Bolivia, democracia sin fronteras

Los que votarán en el exterior, una batalla ganada

Fuentes: APM

La nueva Constitución del Estado habilita el sufragio de los residentes en Argentina, Brasil, Estados Unidos y España. Evo Morales se asegura muchos votos de cara a la elección presidencial.

Cuando Don Manuel decidió viajar a la Argentina, tenía una idea fija, «trabajar, ganar unos pesitos, comprarme ropa, zapatos y volver a Rumicancha», un pueblito del departamento de Tarija.

Recién regresó cuando se sintió motivado por lo que sucede en su tierra. Hace treinta años que vive en la provincia de Buenos Aires, pero durante los primeros diez trabajó en Jujuy, Mendoza y Neuquén, en la zafra o cosechando frutas de estación. Fue un «obrero golondrina», como se denomina a los trabajadores rurales que viajan hacia zonas que necesitan mano de obra temporal.

A su llegada a «la capital», conoció a su actual mujer, Nidia, una paraguaya que había llegado a Buenos Aires con intenciones similares a las suyas. Tres décadas después, alejado de su tierra, sigue atentamente todas las novedades que le llegan desde Bolivia.

Una de sus aspiraciones e votar en aquí. Antes no podía hacerlo; ahora sí lo hará. Podrá participar en las presidenciales del próximo 5 de diciembre. No podrá hacerlo, en cambio, en los comicios para elegir los miembros de la Asamblea Legislativa Plurinacional, conformada por una cámara de diputados y otra de senadores.

Manuel se enoja porque sólo podrá votar por presidente y vicepresidente. «Es injusto porque uno desde lejos puede analizar mejor la situación del país; aquí no estamos influenciados por los medios de allá, y además es injusto que sólo tengamos derecho a voto sólo unas 100 mil personas, siendo que en este país los bolivianos nos contamos por millones. ¿Acaso no es un derecho que debemos ejercer todos los ciudadanos?», dijo.

El pasado 1 de septiembre, la Corte Nacional Electoral (CNE) de Bolivia comenzó a empadronar a los ciudadanos que residen en las provincias de Buenos Aires, Jujuy y Mendoza, las tres elegidas para que los residentes bolivianos emitan su voto.

De esa manera, se dio curso a un derecho que ya se encuentra expresado en la Constitución, que en su artículo 27 establece: «las ciudadanas y ciudadanos bolivianos mayores de 18 años residentes en el exterior del país tienen derecho a participar en las elecciones de presidente y vicepresidente del Estado y en referendos de carácter nacional, previo registro y empadronamiento realizado por el Órgano Electoral».

En la mayoría de los países de Latinoamérica la etapa neoliberal dejó el saldo de una democracia elitista, a la que no le interesa el reparto de la riqueza, la igualdad social o el control público de los recursos naturales. Los grupos más ricos y privilegiados quieren serlo mucho más, y al resto de los ciudadanos, la mayoría de la población, les queda conformarse con una vida de necesidades insatisfechas.

En «Emigración, Estado y sociedad en Bolivia: la reivindicación del voto en el exterior», los investigadores Eduardo E. Domenech y Alfonso Hinojosa Gordonava explican que «Argentina es un país donde empezó a generarse un fenómeno particular de politización, dando pie a niveles organizativos ya no sólo de tipo laboral o cultural, sino básicamente político, como el Comité de Defensa del Proceso de Cambio por la Soberanía Popular Originaria en Bolivia o la Juventud Boliviana en Acción».

En octubre del 2003, cuando en la ciudad boliviana de El Alto se desarrollaba la denominada «guerra del gas», en Buenos Aires se llevaban adelante manifestaciones de apoyo a los movimientos sociales, en demanda de la nacionalización de los hidrocarburos y de la expulsión de Sánchez de Lozada del gobierno, lo que provocó el surgimiento de un nuevo actor social en el escenario político: los bolivianos residentes en el exterior.

En la actualidad, los emigrantes bolivianos en todo el mundo envían en remesas más de mil millones de dólares al año, siendo esa la tercera fuente de ingresos de Bolivia, después del gas y la minería. Su importancia no es sólo económica, sino política.

Cuando en junio de 2008 el Parlamento Europeo aprobó la llamada «Directiva de Retorno», que limita severamente la estadía de inmigrantes ilegales procedentes de países no comunitarios y los deporta sin mayores miramientos, el presidente Evo Morales fue quien con mayor empeño se opuso, redactando una carta abierta de condena la nueva legislación.

Hay que recordar la huelga de hambre que realizó el presidente junto con otros funcionarios en abril de este año, para pedir al Senado Nacional que se apruebe la Ley Electoral, que entre otras cosas regularía el voto en el exterior.

La misma acción también la tomaron los residentes bolivianos de Argentina, Chile y España, llegando en apenas cinco días a casi tres mil personas que ayunaban solicitando el derecho al voto.

Aquella fue una medida extrema que se sumó a la huelga de hambre que se realizó el 27 de octubre de 2008, como forma de presión al Senado Nacional frente al Consulado General de Bolivia en países como Argentina y Chile. La Cámara de Senadores retrasó la sanción de la ley durante once meses.

La razón de la resistencia de los senadores de la oposición es y era muy sencilla: temen el peso que puedan tener esos votos en las próximas elecciones, a favor del oficialismo.

Marina Dávila y Ricardo Moya son originarios de Punata, Cochabamba. Viven hace quince años en Argentina y harán los tramites necesarios para poder votar, ya que quieren «volver a Bolivia cuando seamos viejitos, por eso estamos a favor del Evo, porque está haciendo cosas para los ancianos y los niños; él es el único que se acuerda de nosotros, los pobres, los del campo».

Hugo Crespo tuvo que emigrar cuando tenía 18 años, en 1996, porque en Bolivia no encontraba trabajo. Dijo que es un activo partidario del voto en el exterior y que va a votar al oficialismo porque «la oposición es capitalista, detrás de ellos esta Estados Unidos, y Bolivia debe dejar de hacer lo que ellos mandan. Nosotros aquí discutimos en reuniones, pero mientras no podamos votar no podemos participar. El año pasado hicimos una votación simbólica, pero no valía, era sólo para mostrar que también somos ciudadanos y queremos votar».

Son sólo cuatro los países- Argentina, Estados Unidos, Brasil y España-los elegidos para esta primera experiencia. La CNE realizará el empadronamiento del seis por ciento de los residentes, y se espera el registro de unos 211 mil ciudadanos y ciudadanas.

En Buenos Aires y el Gran Buenos Aires funcionarán 67 unidades de registro, con una computadora, un scanner dactilar, una cámara fotográfica y un scanner de firmas. Ese registro tendrá carácter de declaración.

En Argentina, el empadronamiento será complejo ya que el desafío es inscribir a 105 mil personas, las que, según estadísticas, representan la misma cantidad de votantes que existen en Beni, Pando y Tarija.

El próximo paso en este proceso inclusivo consistirá en generar mecanismos para que todos los residentes en el exterior que cumplan con los requisitos necesarios puedan ejercer su derecho democrático, y así estar al nivel de países como Italia, España o México.

http://www.prensamercosur.com.ar/apm/nota_completa.php?idnota=4437