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Sólo el 30 por ciento de la población en edad de votar ha dado un SÍ a la pregunta clave: la referida a la exportación

Los resultados del referéndum

Fuentes: CEDIB

Llegó el 18 de julio en medio de un aluvión de propaganda  oficialista que identificaba el SÍ al Referéndum con el  SÍ al país (incluido el chantaje del Presidente que  amenazaba con irse si el resultado no le fuera  favorable), pero también en medio de un aluvión de  posiciones y consignas críticas, que iban desde […]

Llegó el 18 de julio en medio de un aluvión de propaganda  oficialista que identificaba el SÍ al Referéndum con el  SÍ al país (incluido el chantaje del Presidente que  amenazaba con irse si el resultado no le fuera  favorable), pero también en medio de un aluvión de  posiciones y consignas críticas, que iban desde las  amenazas de boicot (llegando a la quema de ánforas, y a  la pintoresca advertencia del Mallku Felipe Quispe de que  podría declarar estado de sitio en sus territorios…)  hasta la consigna de voto pifiado, pasando por las  consignas de abstención, de voto en blanco o de voto  negativo a diferentes preguntas (la NFR planteaba el voto  nulo, el MAS planteaba el NO a las preguntas 4 y 5; el  MNR planteaba el NO a la pregunta 3; el Movimiento Sin  Tierra planteaba el NO a las preguntas 2 a 5; la  Coordinadora de Defensa del Gas el voto  «Nacionalización»).

Sin embargo el peor enemigo del  Referéndum no fueron las amenazas y consignas hostiles  sino la ola de frío y lluvia que azotó durante la noche y  la madrugada a todo el país; pese a todo, la jornada  discurrió con harta normalidad (sin contar la masiva  presencia militar y policial en todos aquellos lugares  donde había temores de algún tipo de sabotaje) y al final  del día empezaron a conocerse los resultados. Sin que  éstos sean oficiales (no lo serán hasta pasadas tres  semanas), estamos en condiciones de hacer un primer  análisis de los mismos.

El boicot

Simplemente no lo hubo, con excepción de un intento en la  zona de Senkata (El Alto) que fue sofocado por la Policía  y por los propios electores. Esto significa que las  declaraciones y amenazas de los dirigentes eran  bravatas, y que una vez más no se estaba teniendo en  cuenta el real estado de ánimo de las masas, que no es el  de volver a los enfrentamientos de octubre.

La población  activa (para diferenciarla de una mayoría de población  que podemos llamar pasiva, como siempre ocurre en la vida  política) es claramente partidaria de buscar primero  soluciones por la vía pacífica y legal. Cierto que la  militarización del país (especialmente en el departamento  de La Paz) era un elemento disuasorio nada despreciable,  pero también es cierto que cuando el estado de ánimo de  las masas es beligerante esos elementos disuasorios  suelen resultar inútiles, cuando no contraproducentes.  Los dirigentes siguen sin consultar de verdad a sus  bases.

La abstención

Como promedio fue del 40 por ciento. Comparado con el  índice de abstención en actos electorales, es alto.  Comparado con los índices de abstención que por lo visto  se han dado en referéndums de otros países  (latinoamericanos y europeos) resulta más bien bajo.  Pero cuando el Presidente y sus portavoces hacen  hincapié en este dato, y más bien felicitan al pueblo por  el alto cociente de participación en el referéndum, no  tienen en cuenta que aquí el voto era obligatorio (so  pena de sanciones), y que por tanto la abstención tiene  en muchos casos un contenido de rechazo activo,  incluyendo el desafío a esas sanciones. Teniendo esto en  cuenta, el índice de abstención es elevado, si bien no  hay elementos para calcular qué porcentaje (de ese 40 por  ciento) se debe a actitudes de rechazo y qué porcentaje a  simple desinterés, apatía o flojera. De todas maneras  habrá que tenerlo en cuenta a la hora de valorar los  resultados finales.

Votos nulos y votos en blanco

Intencionalmente hace tiempo que se ha suprimido la  categoría de voto «pifiado» (el que se burla de los  candidatos, o en este caso de las preguntas, o las  critica radicalmente) y se lo ha identificado con el voto  nulo (el que es fruto de ignorancia o error) y por tanto  no se cuenta; por tanto tampoco podemos saber cuántos han  sido los votos por la consigna de «nacionalización». En  todo caso no han sido muchos, en el mejor de los casos  un 15 por ciento, en el conjunto del país escasamente un  10 por ciento; no se puede considerar por tanto que haya  sido una consigna altamente exitosa, aunque sí  significativa.

Lo mismo cabe decir del voto en blanco (que es un voto  válido, pese a que los medios de comunicación lo están  tratando como si fuera nulo), que en todo caso representa  una posición consciente y por tanto crítica (la  perplejidad también tiene un contenido crítico, quiere  decir que las preguntas no están claras o no convencen).  El promedio de votos en blanco también ronda el 10 por  ciento. No es un porcentaje elevado, pero si se suma al  del voto nulo (y a la abstención) relativiza en cierta  manera el resultado final, como luego veremos.

El SÍ y el NO

En las tres primeras preguntas (de manera particular en  la segunda) el SÍ ha sido arrollador, cerca del 90 por  ciento (sin contar los votos en blanco), y esto de  manera pareja en todo el país. Era previsible que así  fuera (como lo advertimos en su momento, ver boletín Nº  6) pues se trataba de preguntas formuladas de tal manera  que para la gran mayoría de la población resultaba  imposible responder negativamente. Es de notar que el Sí  a la tercera pregunta fue poco inferior al SÍ a favor de  las dos primeras; por tanto la consigna específica del  MNR (votar NO a la tercera pregunta «para salvar el  Bonosol») no sirvió para nada.

No se puede decir lo mismo de la consigna del MAS (NO a  la cuarta y quinta) ya que las dos últimas preguntas  obtuvieron elevados porcentajes de respuesta negativa,  en especial la pregunta cuarta (que más allá de lo que  dijera el MAS toca un punto muy sensible de la conciencia  nacional como es la cuestión marítima). En esta pregunta  parece haber ganado el SÍ por un 53-55 por ciento (contra  el 45-47 por ciento de NO), y en el departamento de  Potosí ganó por muy poco el NO. La quinta (exportación  del gas) anda alrededor del 64 por ciento de respuesta  positiva.

En conclusión

El Presidente se muestra feliz porque el Referéndum fue  un éxito, fue una «fiesta de la democracia» y fue un  «triunfo para Bolivia». Sin embargo los cálculos  estadísticos (en la medida en que son posibles sin los  datos definitivos) arrojan resultados más matizados.  Sólo el 30 por ciento de la población en edad de votar ha  dado un SÍ a la pregunta que el propio Presidente  considera clave (en coincidencia con el Comité Cívico de  Tarija, el más claro aliado de las transnacionales  petroleras), que es la referida a la exportación; y menos  de un 26 por ciento de la población real aprueba la  política marítima del Presidente. Cierto que las tres  primeras preguntas no ofrecen duda en cuanto a su  aprobación, pero en cambio ofrecen tremendas dudas en  cuanto a su interpretación. De hecho el jefe del MAS ya  ha anunciado que exigirá que se cumplan esas preguntas  en el sentido de la nacionalización de nuestros  hidrocarburos, es decir en el sentido de la reversión de  los contratos suscritos con las transnacionales, cosa que  los voceros del Gobierno siempre han explicado que no es  su intención.

Como habíamos advertido, el peligro es que después del  gran esfuerzo del Referéndum volvamos a fojas cero,  porque aunque éste sea vinculante al abrogar la Ley  1689, ahora es el Congreso el que tiene que aprobar una  nueva ley (¿la del presidente Mesa?, hay por lo menos  otras tres propuestas en mesa) y es la población la que  tendrá que decidir si está de acuerdo con esa nueva ley.  Y sobre todo será la población la que inevitablemente  exija que los resultados del Referéndum redunden en una  mejoría de la crisis económica (expresada básicamente en  el desempleo). A favor del Presidente (y de las  transnacionales) está la des-coordinación de los  movimientos sociales, pero está en su contra la realidad  inexorable de la pobreza que no se puede solucionar sin  la recuperación real de nuestros recursos naturales.  Formalmente, el Presidente ha recibido el espaldarazo que  deseaba; pero precisamente por eso ahora está sometido a  expectativas que no podrá satisfacer.

Centro de Documentación e Información Bolivia (CEDIB),  Bolivia Press 2004, Nº 9 (19 de julio)