Hacer periodismo o ciencia social es una práctica con un posicionamiento y una mirada de clase. Siempre lo vivimos así y lo seguiremos haciendo, con aciertos y errores. Por eso queremos reflexionar y contarles esta reflexión a partir de un hecho cotidiano que ocurrió ayer a las 18.30 hs. Escuchar al despensero (el más caro […]
Hacer periodismo o ciencia social es una práctica con un posicionamiento y una mirada de clase. Siempre lo vivimos así y lo seguiremos haciendo, con aciertos y errores. Por eso queremos reflexionar y contarles esta reflexión a partir de un hecho cotidiano que ocurrió ayer a las 18.30 hs.
Escuchar al despensero (el más caro de la zona donde vivo) insultar junto a una joven que fue a comprar a ese negocio a los «negros planeros que ahora se van multiplicar con los Fernández»…es una microescena de las subjetividades que genera el capitalismo de época. Son expresiones de la alienación y las sobreadaptaciones sincréticas de una sociedad establecida en base a la explotación humana. ¿Qué hace que un despensero y una trabajadora en vez de identificarse con los más desposeídos y oprimidos…solo repitan el sentido común o los mensajes que la ingeniería comunicacional burguesa introyecta en nosotros?
Mauricio Macri y su clan empresario representan la peor inmundicia de entre los burgueses. Porque uno si bien sabe que ellos como capitalistas harán hasta lo más siniestro para seguir acumulando riquezas, han usado toda artimaña científica/ política (desde las neurociencias a la big data-obviamente la reforma laboral) para convertirnos en casi animales que debemos pelearnos entre nosotros para sobrevivir; en lo alimentario y en lo psíquico (pues la descarga agresiva contra otros hace que podamos «bajar» las ansiedades primarias). Macri y su banda de Ceos han logrado u mejor dicho implementado lo que Edward Bernays tramaba entre bambalinas: que las personas se odien a sí misma, por ende, el odio político que debería sentirse contra el opresor, va desde uno mismo a lo más cercano. Y ahí hay una reconversión política y científica: hace 50 años la unión obrero/estudiantil canalizaba la rabia y el odio contra la clase dominante, por ejemplo en los Rosariazos y el Cordobazo; en cambio ahora nos inducen a pertenencias sincréticas a «Frentes»: o Todos o Cambiemos. Cambiemos nos hizo odiarnos, implotar… del otro lado dicen venir a parar esta debacle.
Sacar al «Gato» no deja de ser un avance. Sin embargo, es hora que emprendamos la tarea que siempre venimos retrasando: la de accionar, pensar y organizarnos para derrotar a la sociedad capitalista y sus burgueses. Porque si Macri nos indujo al odio a nosotros mismos; el peronismo nos alienta a convivir/conciliar/pactar con los que nos chupan la sangre…
Es tiempo que entre los empobrecidos y los trabajadores vuelva a sonar, asir y practicarse la lucha por el socialismo.
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