M.H.: Marcelo, denunciaste que Donald Trump habría pedido autorización al gobierno de Mauricio Macri para montar una torre de 135 metros de altura, cuando el Código de urbanización de la Ciudad de Buenos Aires no lo permite. Por otro lado, el gobierno argentino se está poniendo en sintonía con el nuevo Presidente norteamericano, prueba de […]
M.H.: Marcelo, denunciaste que Donald Trump habría pedido autorización al gobierno de Mauricio Macri para montar una torre de 135 metros de altura, cuando el Código de urbanización de la Ciudad de Buenos Aires no lo permite. Por otro lado, el gobierno argentino se está poniendo en sintonía con el nuevo Presidente norteamericano, prueba de ello el terrible ataque xenófobo a la colectividad paraguaya. ¿Cuáles son los elementos que tenés en tu poder para hacer esta grave denuncia?
M.R.: Quien reveló esta conversación entre Trump y Macri fue la periodista Romina Manguel el domingo pasado en el programa de Jorge Lanata. Yo recojo esta cuestión en primer lugar. Ella lo dijo y no salió en Prensa Obrera sino en Canal 13 y nada menos que en el programa de Lanata, señalando que en el diálogo que tuvieron días atrás Trump le pidió a Macri que saliera la habilitación para esta torre impulsada por la empresa que ahora maneja su hijo. Uno pensaría que hablaban de los tratados bilaterales, del limón o de la carne que se tienen que exportar a EE. UU., pero no, parece que hablaron de esta torre.
Abonando lo que dijo Romina Manguel, hace una semana atrás en el Suplemento de Arquitectura de otra fuente insospechada, Clarín, se comenta que efectivamente Trump tiene un desarrollo inmobiliario en Buenos Aires, ese proyecto estaría en las cercanías del Obelisco y prevé la construcción de una torre de 35 pisos, en un lugar donde el Código de edificación no lo permite, esto explica la necesidad de un permiso especial.
Lo que debería suceder es que la Legislatura vote la habilitación para que en ese lugar se pueda hacer una torre. Es el procedimiento clásico a través del cual se hacen grandes negocios inmobiliarios en la ciudad; alguien compra un terreno donde se pueden hacer 7 pisos, por ejemplo, pero si luego consigue una excepción de la Legislatura, algo que se compró por un determinado valor pasa a aumentarlo 20 veces.
Vamos a hacer un pedido de informes en la Legislatura para saber si la empresa ha solicitado la autorización para hacer esto y luego darlo a conocer porque estaríamos frente a un claro tráfico de influencias.
M.H.: En estos momentos se está reuniendo Carolina Stanley con una serie de movimientos sociales, tratando de meter la protesta social en el closet.
M.R.: Claro. El gobierno quiere inyectar una fuerte dosis de asistencialismo a su programa económico y social justamente para hacer pasar el ajuste. Formar una especie de circuito protector, de blindaje a la caída del salario y los despidos y con una política asistencial cubrirle las espaldas al ajuste.
M.H.: Hubo un pronunciamiento muy fuerte en contra de esta política en el acto del Frente de Izquierda el sábado pasado.
M.R.: Efectivamente, y se denunció también el rol que el Vaticano está jugando para armar esta suerte de frente de cobertura desde el flanco social del ajuste que está llevando adelante el gobierno.
M.H.: ¿Cuáles serían las propuestas alternativas del FIT?
M.R.: Lo primero que tiene que haber es un blindaje de la clase obrera en un sentido integral. El problema de la reconstrucción del salario, que ha perdido un 15% este año, el fin de la política de despidos y suspensiones, el fin de la política de endeudamiento y la revisión general de toda la deuda pública interna y externa contraída por este gobierno y el anterior. Y sobre la base de esto un plan económico que sea el resultado de una deliberación de los trabajadores y la mayoría del país. Por supuesto que esto va en contra de esta coalición política del ajuste que desde el gobierno nacional hasta el FPV pasando por Massa, han diseñado este plan económico contra el país y en contra de los que trabajan.
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