Es la red social más popular del mundo y una «pequeña nación» con más de 200 millones de usuarios pero algunos expertos aseguran que Facebook perjudica el rendimiento académico y puede provocar, incluso, trastornos en el desarrollo emocional. Dos estudios publicados esta semana en EE.UU. traen malas noticias para los adictos a actualizar su perfil […]
Es la red social más popular del mundo y una «pequeña nación» con más de 200 millones de usuarios pero algunos expertos aseguran que Facebook perjudica el rendimiento académico y puede provocar, incluso, trastornos en el desarrollo emocional.
Dos estudios publicados esta semana en EE.UU. traen malas noticias para los adictos a actualizar su perfil o «cotillear» entre las fotos de sus contactos en Facebook y abren el debate sobre las consecuencias del uso cada vez más frecuente de esta y otras redes sociales. Abusar de Facebook puede afectar al desarrollo de emociones humanas como la comprensión o la admiración, según un informe del Instituto del Cerebro y la Creatividad de la Universidad del Sur de California. El estudio se centra en el coste emocional provocado por el exceso de información al que están expuestos los usuarios de Facebook o servicios como Twitter , pues los humanos son lentos a la hora de procesar emociones como la compasión y la admiración.
En otras palabras: tras leer por enésima vez que otro de nuestros 300 contactos en Facebook ha tenido un día de perros, somos incapaces de sentir nada ni de compadecernos por esta persona. «Necesitamos un poco de tiempo y reflexión para procesar algunos tipos de pensamiento, especialmente la toma de decisiones morales sobre la situación física y psicológica de otras personas», dijo Mary-Helen Immordirno-Yang, una de las autoras del informe. Pero el ritmo de Facebook, donde cada usuario tiene una media de 120 amigos y 20 millones de personas actualizan su estatus al menos una vez al día, no parece dejar demasiado tiempo para compadecerse de la desgracia ajena o alegrarse del éxito de otros.
En otro estudio, esta vez de la Universidad de Ohio, los investigadores compararon los resultados académicos de más de doscientos estudiantes y llegaron a la conclusión de que Facebook no es buen compañero de los libros de texto. Aquellos universitarios que reconocieron ser usuarios de la red social tenían en el momento del estudio unas notas medias de entre 3 y 3,5 puntos sobre un máximo de 5. Por su parte, los que dijeron no utilizar la página alcanzaron un promedio de entre 3,5 y 4.
Los miembros de la red social reconocieron que estudiaban sólo entre una y cinco horas a la semana, frente a las 11 horas que dedican a los libros aquellos que no entran en página.
Obviamente, el informe no puede excluir otros aspectos que influyen en el rendimiento académico, pero los autores del estudio creen que existe una relación. «No se puede afirmar que Facebook haga a un estudiante estudiar menos o lograr peores notas, pero está relacionado de alguna forma y hay que mirar este problema más a fondo», afirmó Aryn Karpinski, responsable del informe.
Karpiniski, que asegura que no tiene un perfil en la red social, dijo a EFE que, ya que Facebook parece estar aquí para quedarse, los docentes deberían al menos tratar de sacarle rendimiento. «Profesores y administradores tendrían que considerar aprovechar la popularidad de la página y usarla quizá como herramienta educativa», señaló Karpinski. «Hay investigación e interés en desarrollar aplicaciones educativas en las redes sociales». «Deberían usar este estudio y otros similares para iniciar una sana discusión sobre el uso de Facebook entre la población universitaria», añadió. «Muchos miembros de las facultades no saben nada sobre este fenómeno».