Sus camaradas lo llamaban Robi, pero en la historia de las luchas revolucionarias de América Latina siempre será Mario Roberto Santucho Juárez. Nació el 12 de agosto de 1936 en Santiago del Estero, Argentina, y murió de once balazos el 19 de julio de 1976, en Villa Martelli, provincia de Buenos Aires. Santucho se inició […]
Sus camaradas lo llamaban Robi, pero en la historia de las luchas revolucionarias de América Latina siempre será Mario Roberto Santucho Juárez. Nació el 12 de agosto de 1936 en Santiago del Estero, Argentina, y murió de once balazos el 19 de julio de 1976, en Villa Martelli, provincia de Buenos Aires.
Santucho se inició temprano en las ideas que pujan por cambiar el mundo para hacerlo un hogar digno del ser humano. Estudió en Tucumán, donde destacó como líder estudiantil. Conoció la vida de los obreros azucareros de esa provincia y estableció sólidos lazos políticos y personales con ellos. Graduado de contador público, hizo un largo viaje por América Latina y Europa. Participó en la fundación del Frente Revolucionario Indoamericano Popular (Frip), que junto con Palabra Obrera (trotskista) dio nacimiento al Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Santucho fue líder indiscutido de esa organización.
En junio de 1970 el PRT fundó el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). El 15 de agosto de 1972, Santucho junto con dirigentes de Montoneros y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) se fugaron del penal de Rawson, en el sur de Argentina; secuestraron un avión y lograron llegar a Chile. El gobierno de Salvador Allende se negó a devolverlos a Argentina y les permitió seguir viaje a Cuba, que les otorgó asilo. La represalia de la dictadura argentina fue brutal y fulminante: asesinó a quince prisioneros políticos en Trelew, entre ellos a una mujer embarazada, Ana María Villarreal, compañera de Santucho y madre de sus hijas Marcela, Ana y Gabriela.
A fines de 1972 Santucho volvió clandestinamente a Argentina, para retomar la dirección del PRT-ERP. Fortaleció sus vínculos con el MIR de Chile y ambas organizaciones llegaron a acuerdos con el MLN Tupamaros de Uruguay y el ELN de Bolivia, lo cual dió origen a la Junta Coordinadora Revolucionaria (JCR). Pero el ejército logró dar con el escondite de Santucho en Villa Martelli. En el operativo murieron el oficial que dirigía la operación, Santucho y un combatiente del ERP. Tres militantes revolucionarios fueron capturados y asesinados, entre ellos Liliana Delfino, compañera de Robi y madre de su hijo Mario Antonio.
La historia recordará a Mario Roberto Santucho como un valiente luchador revolucionario. La claridad de su pensamiento y la radical posición socialista y antiimperialista de su conducta lo sitúan entre los ejemplos a seguir por las nuevas generaciones.
Publicado en «Punto Final», edición Nº 763, 3 de agosto, 2012