Las Fuerzas de seguridad reprimieron violentamente con bastonazos y gases a los manifestantes. Simpatizantes de Quebracho, la CTD Aníbal Verón, la Coordinadora de Unidad Barrial, el Movimiento Teresa Rodríguez y otras agrupaciones de izquierda quemaron cubiertas y apedrearon el Ministerio de Economía para protestar por la visita de Rodrigo Rato. Militantes del Movimiento de Jubilados […]
Las Fuerzas de seguridad reprimieron violentamente con bastonazos y gases a los manifestantes. Simpatizantes de Quebracho, la CTD Aníbal Verón, la Coordinadora de Unidad Barrial, el Movimiento Teresa Rodríguez y otras agrupaciones de izquierda quemaron cubiertas y apedrearon el Ministerio de Economía para protestar por la visita de Rodrigo Rato. Militantes del Movimiento de Jubilados Independientes y Desocupados (MJID), cuyo líder Raúl Castells está detenido por exijir alimentos, antes habían volteado vallas de contención
Se repite la modalidad de represión que tuvo lugar en julio frente a la Legislatura porteña: primero la policía no interviene, para a continuación perseguir a los manifestantes, reprimirlos y detenerlos a varias cuadras de distancia de los hechos (y las cámaras).
En una multitudinaria concentración en la Plaza de Mayo, más de 10 000 manifestantes repudiaban la visita de Rodrigo Rato y exijían la liberación de Raúl Castells. Luego de una mañana de tensión, la violencia policial explotó al mediodía frente a la Casa Rosada. Todo había comenzado cuando militantes que pedían la liberación de Castells derribaron las vallas ubicadas detrás de la Pirámide de Mayo y avanzaron sobre los policías que formaban una barrera, lo que generó momentos de tensión. Sin embargo, sólo se trató de empujones, aunque quedaron a las puertas de la Casa de Gobierno.
Poco después Manifestantes de Quebracho, la CTD Aníbal Verón, la Coordinadora de Unidad Barrial, el Movimiento Teresa Rodríguez y otras agrupaciones de izquierda quemaron cubiertas en la puerta del palacio de Hacienda, hicieron explotar botellas con nafta y apedrearon el Ministerio de Economía para protestar por la presencia en el lugar del jefe del FMI. Las fuerzas de seguridad reprimieron con bastonazos, gases lacrimógenos y balas de goma. Los dos grupos de manifestantes dejaron la plaza huyendo de la violencia policial, y las detenciones se produjeron en estaciones de metro cercana, cuando la gente ya se retiraba.
Luego de que los militantes de Castells derribaran el primer vallado de contención, se habían cerrado completamente los accesos sobre la calle Balcarce y la de la explanada sobre la calle Rivadavia. Los agentes de infantería prepararon lanzagases y armas con balas de goma. Efectivos de seguridad y de granaderos se ubicaron entonces en la planta baja de la Casa Rosada vestidos con uniformes de fajina y armas largas. Y un grupo de empleados armó una suerte de barricada con ficheros y estanterías para trabar las puertas de acceso a la sede del Ejecutivo.
En medio de esa situación empezaron los incidentes. Militantes de grupos de izquierda arrojaron al menos en dos oportunidades piedras contra el Ministerio de Economía y quemaron cubiertas, para protestar contra la visita del jefe del Fondo Monetario, Rodrigo de Rato. La Policía los reprimió en las dos oportunidades y realizó al menos 102 detenciones.
Aunque en principio la protesta se adjudicó exclusivamente a Quebracho, un conjunto de organizaciones asumió la medida como propia. «Esto no fue una locurita de Quebracho», dijo a Página/12 Oscar Kuperman, de la Coordinadora de Unidad Barrial (CUBA). «Quienes participamos de la movilización nos reunimos dos veces la semana pasada: Quebracho, la CUBA, la FTC Mesa Nacional, la CTD Aníbal Verón, el M-29. Acordamos que la acción sería quemar las cubiertas en la puerta del ministerio e irnos para repudiar a Rato. Eso fue lo que hicimos, pero cuando nos estábamos retirando la policía nos reprimió. Corrimos hasta la mitad de la plaza, notamos que faltaban dos compañeros y volvimos para recuperarlos, ahí nos volvieron a reprimir.»
La Federal apaleó, lanzó gases lacrimógenos y balas de goma. Mientras los piqueteros intentaban defenderse arrojando piedras, se vio actuar en la protesta a una gran cantidad de policías vestidos con ropa de calle, un hecho que los organismos de derechos humanos señalaron como ilegal. De hecho, los efectivos se confundían con los piqueteros y en medio de los incidentes era muy difícil darse cuenta de quién era quién.
La mayoría de ese centenar de detenidos fue arrestado en la estación Piedras y Perú del metro y llevados a la comisaría 2ª y la Dirección de Investigaciones donde, además, la Policía propinó golpizas a los detenidos.
En la Plaza hubo cerca de 10 mil militantes de diversas organizaciones. Comenzaron a llegar esta mañana, poco antes de las 11, liderados por Nina Peloso, la esposa de Castells, después de concentrarse en el cruce de Avenida de Mayo y 9 de Julio, para reclamar la liberación del líder piquetero. Hasta que la violencia policial dijo basta, reclamaron la libertad de Castells y de otros 15 piqueteros, así como el desprocesamiento de 400 compañeros, y repudiaron la presencia del titular del FMI, Rodrigo Rato.
Castells está detenido en Resistencia, Chaco, desde hace una semana, acusado de extorsión, por ocupar el casino ‘Gala’ de esa ciudad para exigir alimentos.
Los piqueteros que se movilizaron por Castells cerraron filas y convocaron a una marcha de repudio a la Casa de Gobierno. «Reciben al director gerente del FMI y reprimen a los que pedimos pan y trabajo», fue la interpretación repetida por los líderes del movimiento piquetero. Algunos referentes, como Daniel Aguirre, del MIJD, acusaron al Gobierno de «montar una provocación para justificar el accionar de la policía». En la marcha del viernes van a pedir la libertad de «todos los presos políticos en la Argentina», una categoría que abarca a Castells, a los detenidos de la Legislatura y los 102 de ayer.
Informaciones de último momento indican que ninguno de los presos- ni siquiera los menores- han sido liberados, y que los que están en comisarias centricas estarían siendo trasladados en grupos a Madariaga y Gral. Paz, donde originalmente había 58 detenidos. A los 100 se los acusa de intimidación pública, daño calificado y lesiones, con intervención de los jueces Galeano y Sassano, con lo cuál se podría complicar legalmente su liberación.