Las disputas internas dentro del equipo económico del gobierno de Alberto Fernández crecen y se publicitan, mientras las consecuencias de la creciente inflación recaen sobre los trabajadores y los jubilados, en un país rico donde casi el 40 por ciento de la población vive por debajo del nivel de pobreza.
“Estamos en un mundo muy difícil y acá el Ministerio de Economía tiene que bajar líneas claras de política económica que reduzcan esta volatilidad y preserven ingresos populares. Si no, esto se va a poner feo”, dijo el secretario de Comercio, Roberto Feletti, en un dardo directo al ministro de Economía, Martín Guzmán, negociador de la deuda externa con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Repitió que “bajar la inflación implica macroeconomía y política económica”
Feletti reiteró su pedido para aplicar una suba generalizada de retenciones a las exportaciones de alimentos y también cuestionó la falta de coordinación de la política de administración de importaciones. “Hay funcionarios que creen que van a solucionar las cosas siguiendo los consejos de Funes de Rioja (el titular de la Unión Industrial Argentina) y van a llegar a mal puerto con ese bearco”, señaló el senador Oscar Parilli.
La suba de retenciones que propone Feletti tampoco resuelve el problema de la inflación, señalan algunos analistas. Si bien intervienen en el reparto de la renta agraria, no afecta el conjunto de actores que convierten al agro argentino en un eslabón subordinado en las cadenas agroalimentarias organizadas globalmente por unas pocas empresas trasnacionales.
Para otros analistas, tampoco afecta su capacidad para condicionar el desarrollo de la economía, por el papel central que juega la cadena en el comercio exterior y la disponibilidad de dólares de la economía local.
Desde los sectores de la izquierda s señala que las medidas oficiales son impotentes para controlar la inflación, ya que hay que afectar la estructura concentrada donde unos pocos son los dueños de casi todos los alimentos que se producen en país.
Indican que también es necesario expropiar la propiedad terrateniente, comenzando por los 4.000 grandes propietarios que poseen más de un tercio del suelo cultivable, y establecer el monopolio estatal del comercio exterior para que las ventas externas (y también las importaciones) se realicen en función de las necesidades de la población, para que en un país donde se producen alimentos no existan los niveles de pobreza e indigencia elevados que existen, sino que los alimentos estén accesibles para todos.
La disputa interna abierta en el seno del equipo económico se ventiló en el marco de la inauguración de una nueva etapa de los programas Precios Cuidados y Cortes Cuidados, el lanzamiento de una canasta de precios acordados para comercios de cercanía y un puñado de frutas y hortalizas a valores de referencia en supermercados
La Secretaría de Comercio continúa negociando unos 600 precios de la canasta básica que todavía no se retrotrajeron luego del súbito aumento de marzo, mientras que otros mil 100, según la información oficial, sí volvieron para atrás. Pero esta batería de herramientas microeconómicas para enfrentar la aceleración inflacionaria, según el propio Feletti, es limitada.
Feletti asegura que se trata de políticas que pueden servir de contención en determinados segmentos pero que son muy parciales en un contexto de fuerte disparada de la inflación global, que se monta sobre una inercia de precios del 50 por ciento anual en la economía local.
Asimismo criticó que el Gobierno deposite la fe de la desaceleración inflacionaria únicamente en los acuerdos de precios. “Pensar que la Secretaría de Comercio con cuatro canastas alimentarias y algunas actividades en el fideicomiso del trigo y demás, consigue frenar un impacto internacional como el que estamos teniendo, es pedir mucho. Bajar la inflación implica macroeconomía, política económica”.
“Si acá no hay una regulación sobre el sector externo, que están teniendo todos los países, hay riesgo de caer en una crisis alimentaria y alguien se va a tener que hacer cargo”, dijo Feletti, para quien es necesario subir retenciones al trigo, maíz y girasol para amortiguar el impacto de la suba de los precios internacionales sobre los internos.
Obviamente, las organizaciones de los grandes productores del agro ya salieron a discutirle la propuesta. El Secretario también advirtió sobre la necesidad de una política integral de gestión de las importaciones para administrar mejor las divisas, ante nuevas presiones de precios en el sector lácteo y carne aviar, ambos consumidores de maíz, otro producto que se encareció en el mercado global.
Además, dijo, hay incrementos de precios en insumos difundidos como vidrio, cartón y aluminio, que impactan prácticamente en toda la economía. También hay definiciones pendientes en torno a la escasez de gasoil.
Sobre el acuerdo con el FMI, Feletti sostuvo que “ya es letra muerta”. En el Ejecutivo consideran que la inflación será uno de los indicadores a “recalibrar” cuando llegue en mayo la primera misión del Fondo para trazar las líneas económicas del gobierno.
La inflación de marzo estará por encima del 6% y el acumulado del primer semestre estará rondando el 30%.. El salario real promedio de los trabajadores tuvo una caída del 8%, mientras que el sector del capital (los empresarios) registraron un incremento de tres puntos del PBI.
En el Presupuesto 2022 –para todo el año- se estimaba una inflación anual del 33%. Pero la realidad muestra que estgará muy por encima del 48% puesto como techo en el Acuerdo con el FMI. Alimentos y energía aparecen como los principales factores que empujan la inflación de los próximos tiempos, el incremento de las tarifas de los servicios públicos completa esta perspectiva.
Entre los muchos efectos de la inflación se cuentan la destrucción de los ingresos y el consecuente incremento de los reclamos sociales; la pérdida de confianza y credibilidad en las instituciones estatales y –por último- la extraña sociedad entre gobierno e inflación. La pobreza infantil y adolescente (hasta 17 años) trepó al 51,4% y una de cada tres personas que trabajan en blanco es pobre.
Mientras, los ministros de Alberto Fernández se pelean públicamente.
Rubén Armendáriz. Periodista y politólogo, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
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