En Buenos Aires y en el resto del país miles de personas conmemoraron el Día de la Lealtad, la fecha más importante de la liturgia peronista, en la que se recuerda la marcha popular que exigió y consiguió en 1945 la liberación del entonces secretario de Trabajo y Previsión, Juan Domingo Perón, quien había sido detenido en la isla Martín García en medio de una disputa interna por el poder de las autoridades militares de la época.
La épica
Los trabajadores llegaron desde la zona industrial de cono urbano bonaerense a la Plaza de Mayo exigiendo la liberación de Perón, quien en la mañana del 17 de octubre fue trasladado desde Martín García al Hospital Militar de Buenos Aires. La jornada transcurrió marcada por las tensiones y la incertidumbre. En medio del calor de la jornada, algunos manifestantes, tras su larga caminata, refrescaron sus pies en la fuente de la Plaza de Mayo, imagen que posteriormente adquirió un carácter icónico.
Finalmente, la presión popular dio resultados y bien entrada la noche Perón brindó un discurso desde el balcón de la Casa Rosada a sus seguidores. Ese día nació el peronismo y a partir de ahí la figura de su líder.. Contexto
No están siendo momentos fáciles para el peronismo, el movimiento político más importante de Argentina y particularmente para la coalición gobernante, el Frente de Todos, que viene de sufrir un golpe electoral importante en las Primeras, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del 12 de setiembre, comicios previos a las legislativas que se realizarán el 14 de noviembre, en las que se renovarán un tercio de la Cámara de Senadores y casi la mitad de la de Diputados.
El cimbronazo de las primarias hirió al gobierno de Alberto Fernández, dejó expuestas las diferencias que hay entre el presidente y su vice, Cristina Fernández, y además provocó la renovación del gabinete ministerial cuando el país está pasando uno de sus peores momentos en décadas, con una economía debilitada, la inflación en alza y niveles de pobreza que rondan el 40%.
El sábado, la vicepresidenta Cristina Fernández llamó a los militantes a salir a las calles y remarcó: “No vayamos con una actitud meramente recordatoria, casi nostálgica. De ningún modo. Pese a tanta diatriba, a tanto análisis injurioso en pantallas de televisión, el peronismo, le pese a quien le pese, sigue hoy más vigente que nunca”.
El año pasado se había celebrado exclusivamente en vehículos debido a la pandemia y este año estuvo signada en los días previos por algunas (de las permanentes) indecisiones del presidente Fernández. El gobierno iba a apoyar la realización del acto, pero posteriormente, argumentando que coincidía con el Día de la Madre, que se celebró este domingo en Argentina, decidió cancelarlo. Pero la gente salió a la calle.
Por su parte, el jefe de Gabinete, Juan Manzur, anunció que el acto oficial no se celebraría el domingo sino el lunes, día que la Central General del Trabajo (CGT) fijó para conmemorar el evento con una marcha hacia el Monumento al Trabajo, ubicado en el barrio porteño de San Telmo, con la consigna “Desarrollo, producción y trabajo”.
Clima festivo, pero reivindicativo
En un clima festivo, militantes y dirigentes de organizaciones políticas, sindicales y sociales se congregaban en la Plaza de Mayo, epicentro de la celebración peronista. «La lucha política es todos los días y todas las horas», dijo la presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, quien le dedicó el discurso al Presidente: «Le quiero decir que este acto es el inicio de una lucha hasta que consigamos no pagar la deuda (externa). Hoy empezamos», dijo en un escenario improvisado.
La activista de 92 años dijo además que el gobierno “debe escuchar más al pueblo. El gobierno actuó muy bien con la pandemia de coronavirus, pero las vacunas no son todo. En Argentina sigue habiendo presos políticos, comedores y chicos descalzos. Yo quiero que la gente recuerde que tiene derecho a trabajar, el trabajo y el vivir bien es un derecho”, remarcó.
El sindicalista Daniel Catalano, secretario general de la Asociación de Trabajadores del Estado, uno de los oradores, dijo que la movilización es una fiesta en la que se expresó el respaldo al gobierno y a medidas positivas tomadas en los últimos días, como el congelamiento de precios, pero también sirvió para darle un mensaje al mandatario sobre “la imperiosa necesidad de revisar la deuda con el FMI”.
El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, aseguró que «Hay una emoción inmensa en cada persona, en la plaza entera, compartiendo un día de alegría, de militancia. Es una manifestación de la unidad como corresponde. Hoy vemos a todas las fracciones y a todo el pueblo manifestándose en todas las plazas del país”, concluyó.
Por su parte, el ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, Jorge Ferraresi, sostuvo que «había una necesidad de nuestro pueblo de expresarse» y afirmó que el Gobierno del Frente de Todos (FdT) vino a «reconstruir la Argentina después de dos pandemias seguidas», en referencia al coronavirus y a la gestión de Mauricio Macri. «Eso nos obliga a profundizar las políticas para abrazar a nuestra gente y resolver los problemas estructurales; vinimos a reconstruir la Argentina y a ponerla de pie», subrayó.
¿Rebeldía o complacencia?
Por su parte, la Organización OLP- Resistir y Luchar señaló que el 17 de Octubre sigue siendo rebeldía y no complacencia con el poder y resaltó que las causas que generaron el hartazgo popular y levantamiento masivo posterior a aquel día, no solo son las mismas sino que se han profundizado.
“Lo saben mejor que nadie nuestros compañeros y compañeras en los barrios periféricos de cada ciudad del país, donde escasea el agua potable, faltan cloacas, las calles son de tierra y siguen anegándose cuando llueve, y lo más grave de todo: en la mesa familiar, tener tres comidas diarias es un lujo que no está al alcance de las mayorías”, indicó en un comunicado.
Denunció que el contraste con la otra clase sigue siendo brutal: empresarios cada vez más ricos producto de las prebendas y los guiños de los que gobiernan, trasnacionales que destruyen la tierra con el producto de sus “inversiones” y además se llevan todas las ganancias dejando nuestros territorios convertidos en un páramo, una franja de dirigentes sindicales que se han travestido en empresarios y serviciales ejecutores de las instrucciones desmovilizadaras que les marcan desde el poder.
Y, por encima de toda esta marea involucionista, la decisión contra natura, de un gobierno que se dijo “nacional y popular” que insiste en pagar una deuda que el pueblo no contrajo, y se arrodilla ante el Fondo Monetario Internacional, que es lo mismo que decir, ante los intereses del imperio occidental en su conjunto, añadió.
Para las organizaciones populares, organizar esa rebeldía colectiva, canalizarla y darle un sentido superador es el mayor desafío del momento.
Rubén Armendáriz. Periodista y politólogo, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).
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