La película «The Post» dirigida por Steven Spielberg, recientemente estrenada y «Todos los hombres del presidente» de 1976 dirigida por Alan Pakula, ambas basadas en hechos reales ocurridos en los Estados Unidos, muestran a decididos periodistas e incluso a dueños de diarios dispuestos a enfrentar a un gobierno que pretendía ocultar la verdad sobre una […]
La película «The Post» dirigida por Steven Spielberg, recientemente estrenada y «Todos los hombres del presidente» de 1976 dirigida por Alan Pakula, ambas basadas en hechos reales ocurridos en los Estados Unidos, muestran a decididos periodistas e incluso a dueños de diarios dispuestos a enfrentar a un gobierno que pretendía ocultar la verdad sobre una guerra o que espiaba a sus oponentes políticos.
Pues bien, en nuestra historia reciente es imposible encontrar un caso similar, desde hace mucho tiempo los grandes medios son parte del poder y su función ha sido la de erosionar la gestión de gobiernos populares y sostener mediante la mentira y el engaño a gobiernos que responden a los intereses de minorías privilegiadas, además de haber sido muchas veces cómplices de los golpes de estados que asolaron a nuestro continente.
Cuando debe recurrirse a un ejemplo de valentía y honestidad periodística lo más habitual es mencionar la conducta militante de Rodolfo Walsh, el mayor exponente del ejercicio de esa profesión hasta el punto de exponer su vida.
También podría mencionarse a los 84 trabajadores de prensa desaparecidos y a los 17 asesinados por la dictadura, o el caso de Rafael Perrotta, dueño del diario El Cronista Comercial, desaparecido en junio de 1976, también el de Jacobo Timmerman director del diario La Opinión, apresado y torturado por la dictadura a pesar de haber alentado la interrupción de la democracia.
Pero en general los dueños de los grandes diarios fueron cómplices de la dictadura militar con la cual hicieron negocios, tal el caso del Grupo Clarín en que su colaboracionismo lo posicionó como una de las empresas más poderosas del país, utilizando esa complicidad para desplazar a sus competidores.
En el libro «Cuentas Pendientes. Los cómplices económicos de la dictadura», Damián Loretti señala que el diario de Bahía Blanca, La Nueva Provincia de la familia Massot, en el día del golpe de estado de 1976 tuvo expresiones como esta: «Al enemigo es menester destruirlo allí donde se encuentre, sabiendo que sobre la sangre redentora debe alzarse la segunda república».
Y señalaba como enemigos «al aparato subversivo, el ‘sacerdocio’ tercermundista, la corrupción sindical, los partidos políticos, la usura de la ‘derecha económica’ y la contracultura izquierdizante».
En ese diario desaparecieron los trabajadores Enrique Heinrich y Miguel Ángel Loyola que habían efectuado un paro en respuesta a la decisión de la empresa de desconocer el convenio colectivo.
Ya hace muchos años que los grandes medios han pasado a formar parte de la clase dominante de la que se han convertido en sus voceros, ya lo visualizó Arturo Jauretche con la claridad que lo caracterizaba al considerar que una de sus zonceras era la utilización del término «cuarto poder», definición utilizada para describir al periodismo, decía Jauretche en su descripción: «Ahora el cuarto poder existe y yo diría que es el primero, sólo que no tiene que ver con la libertad de prensa y sí mucho con la libertad de empresa».
Y agregaba que otra zoncera era considerar a los diarios La Nación y al ya desaparecido La Prensa como fuentes de información confiable porque eso implicaba ignorar que esos dos diarios exponían el pensamiento colonizado de la oligarquía.
La función de los monopolios de prensa
Actualmente los medios concentrados en la Argentina tienen la particularidad de exprimir a su público para eliminar todo rasgo positivo y hacerles aflorar lo peor de los seres humanos, para eso impulsan el individualismo, el egoísmo, la codicia y sobre todo el odio.
Algunos de los voceros de los monopolios nos han hablado de la grieta que separa a los argentinos como si ellos no fueran los principales responsables de enemistar a los argentinos para lo cual están en la permanente búsqueda de enemigos internos.
Primero difamaron a los kirchneristas, luego atacaron a los docentes, después lo hicieron con los mapuches y la izquierda, más recientemente desacreditaron a los gremialistas, constantemente están sembrando sospechas sobre los inmigrantes y en general demonizan a los pobres. En estas operaciones siempre actúan de manera coordinada el gobierno neoliberal y los medios de comunicación.
Esos medios buscan constantemente enemistar a su público con aquellos sectores desprotegidos a los que presentan como si fueron privilegiados por cobrar algún tipo de beneficio estatal, intentan hacer creer que si no se cobra un sueldo acorde, no es por la política económica y por patrones codiciosos, sino porque hay otros que cobran ayuda social o porque algunos se jubilaron producto de la política inclusiva del kirchnerismo.
En general podemos decir que el público actual de los medios dominantes coincide en muchos casos con aquél que aún apoya al gobierno de Cambiemos, precisamente de este sector surgen las mayores muestras de intolerancia y desprecio hacia otros argentinos.
Hoy podemos presenciar el triste espectáculo de ver argentinos que se alegran ante el despido de trabajadores.
Están quienes festejan los casos de gatillos fácil que cuentan además con el beneplácito del presidente y la Ministra de Represión, Patricia Bullrich.
Desde los medios copados por conductores fascistas se alienta la represión de trabajadores y se convoca cotidianamente a endurecer aún más las medidas de persecución.
Están aquellos votantes macristas que se resignan porque el presidente no cumplió la promesa de quitar el Impuesto a las Ganancias a los trabajadores, pero piensan que al menos son más quienes pagan ese impuesto, y de esa manera consiguen algún consuelo por el mal de muchos.
La televisión se ha convertido en una muestra despreciable de agresiones, programas falsamente definidos como políticos son una descarada exposición de intolerancia, pero también en supuestos programas de entretenimiento vemos a competidores repartirse insultos porque todo vale para ganar.
En el brillante libro de Nora Merlin «La colonización de la subjetividad» se logran esclarecer muchas de los comportamientos antisociales de los medios de comunicación, veamos esta reflexión: «Uno de los rasgos más salientes de la cultura neoliberal es el adormecimiento consumista y despolitizado. Señalamos que los medios de comunicación constituyen un dispositivo privilegiado de producción de subjetividad fascinada y cautiva. Sin embargo ¿no hay responsabilidad también en el consumidor narcotizado, en el telespectador pasivo y en su deseo de continuar soñando? En su texto clásico «¿Qué es la ilustración?» Kant describe lo que denomina «minoría de edad»; una posición subjetiva en la que las personas se conducen como si fueran un rebaño, pues transfieren a otro la dirección de su propia vida, sin hacerse responsables de sus actos por cobardía e impotencia».
El prestigioso periodista español Ignacio Ramonet señala que: «Algunos diarios, convencidos de que el objetivo histórico de los nuevos medios de comunicación en las democracias consiste en amaestrar a la sociedad, no dudan en imponer a los lectores una concepción subjetiva y parcial de la información, vaciando así de sentido el concepto de ‘prensa libre’ del que se sirven como si se tratara de un argumento puramente ideológico».
Y lanza a una alerta a la que hay que tener muy en cuenta: «Esta situación es alarmante hasta un punto que nos lleva a afirmar que los medios de comunicación dominantes constituyen en la actualidad un grave problema para la democracia, ya no contribuyen a ampliar el campo democrático sino que se empeñan en restringirlo y minarlo».
Los medios son fábrica de odio
Alberto Amato, periodista de Clarín, decía el 30 de agosto de 2017: «En eso, los mapuches, al menos el grupo conocido como RAM, se asemejan a ISIS que ataca en Europa en nombre de los disparates que hace mil años desató Occidente en el mundo árabe, acaso en respuesta de los disparates del mundo árabe desatados en las tierras santas y que hoy quiere recuperar España para el califato. Como acordar es insostenible, como los reclamos a los que el anacronismo tiñe de absurdos son imposibles de conceder, la acción terrorista tiene las puertas abiertas de aquí a la eternidad, disfrazada de justas exigencias. Pero esa justificación del terror ya no engaña más a nadie. Por el contrario, desnuda la fragilidad de ideas, el patético grado de infantilismo que derrochan quienes las sostienen y a quienes guían intenciones más aviesas que la reivindicación de un pueblo originario».
En tanto Natasha Niebieskikwiat también de Clarín señalaba el 26 de noviembre de 2017: «Clarín tuvo acceso a un informe oficial y reservado de policía e inteligencia que confirma indicios en la zona desde hace tiempo. Es una radiografía de los grupos activos que dicen luchar contra los «terratenientes y la extranjerización de la tierra» y que buscan la creación de una «Nación-Mapuche» pero que dada la virulencia de sus ataques, pueden tipificarse en la ley como actos de terrorismo.»
Ambos periodistas actuaban en conjunto con Patricia Bullrrich y los servicios de inteligencia para demonizar a los Mapuches, porque como dijimos el gobierno y los medios cómplices tienen una necesidad de mantener a su público en constante estado de exaltación del odio.
Otro sector apuntado por el gobierno es el gremio docente, precisamente porque es uno de los sindicatos más democráticos, recordemos que el modelo de sindicalista PRO es el fallecido Momo Venegas, mostrado por su propia hija amasando una fortuna que colocó en manos de testaferros, sin embargo, ni la justicia macrista ni el ñoqui del Estado, Laura Alonso, nunca investigaron el tema.
El gobierno barrunta que derrotando a los docentes al resto del sindicalismo podrá ser fácilmente domesticado, el dirigente puesto en la mira fue Roberto Baradel quién recibió una serie de amenazas que nunca fueron investigadas por el gobierno y que por lo cual lo convierte en principal responsable de las amenazas, porque Patricia Bullrich actuó con la mayor celeridad cuando alguien escribía un tweet contra el presidente, resultando detenido por el delito de opinión.
Cuando en abril de 2017 los docentes intentaron colocar un aula itinerante frente al Congreso fueron brutalmente reprimidos, les tiraron gas pimienta y fueron golpeados, pero Ricardo Roa un jerarca del escuadrón de Magnetto decía: «Hubo refriegas de activistas con la Policía y hubo un esfuerzo de los activistas por demostrar una salvaje represión. Un esfuerzo que fracasó. Hubo refriegas. No hubo una salvaje represión.» Dando una muestra cabal del servilismo de estos pseudo periodistas con el poder.
Además, Roa descalificaba al paro de los maestros a los que acusaban de realizar medidas de fuerza no por cuestiones salariales sino porque eran ¡kirchneristas! resentidos que habían quedado dolidos por la derrota electoral, así lo expresaba: «Hoy vuelven a intentar que no haya clases a pesar de lo que les dice la realidad. La realidad y gran parte de la sociedad. Más lógica política que lógica sindical. Debilitada La Cámpora, Ctera y la CTA de la que forma parte se han convertido en la principal fuerza de movilización del kirchnerismo».
Ni bien el gobierno dio la orden la jauría hambrienta de Magnetto salió a atacar y difamar a Roberto Baradel, Nicolás Diana escribía el 18 de febrero de 2018: «No solo la paritaria docente preocupa por estas horas al líder de Suteba, Roberto Baradel. En la Justicia de La Plata avanza un expediente judicial que acorrala a su entorno más cercano y amenaza con complicarlo. Se trata de la causa que investiga irregularidades en el IOMA, la obra social de la Provincia de Buenos Aires, durante la gestión de Daniel Scioli. El expediente que lleva adelante el fiscal Álvaro Garganta indaga sobre estafas millonarias a través de maniobras de fraude con internaciones domiciliarias durante 2013 y 2015. Estas generaron perdidas al Estado por 650 millones de pesos, según la Justicia.»
Las denuncias contra Baradel realizadas por los medios y la justicia macrista resurge cada vez que los docentes deben discutir paritarias, es la típica extorsión vía carpetazos que ha logrado quebrar a varios legisladores peronistas pero que no ha conseguido el mismo efecto en el ejemplar gremio docente, Baradel no eludió el tema y expresó: «Son operaciones berretas orquestadas por el Gobierno, son mentiras», y agregó: «El Gobierno cree que nos puede callar con una tapa de Clarín; nosotros vamos a seguir más fuertes defendiendo a los trabajadores. No vamos a aceptar el 15 por ciento sin cláusula gatillo. No van a poder parar nuestro reclamo, tenemos convicciones y tenemos la dignidad que Cambiemos no tiene.»
Pero recurramos a alguien que nos explique estos comportamientos canallas de la prensa, en este caso Nora Merlin: «Aunque los medios concentrados son los agentes encargados de inocular el veneno nuestro de cada día, sin embargo, hay una responsabilidad del telespectador pasivo, sometido, que no hace el ejercicio crítico de interrogarse sobre los mensajes comunicacionales que los engañaron al conducirlo a votar por un proyecto político neoliberal, como el de Cambiemos, que va en contra de sus intereses. El analfabeto político, como decía Brecht, aquel que no quiere saber nada de la política, tiene responsabilidad por su ignorancia y su ingenuidad, también por su odio».
El miedo otro factor indispensable
Una sociedad atemorizada es más fácil de manipular, por eso los medios son especialistas en generar campañas para atemorizar a los ciudadanos, esto fue particularmente visible durante el kirchnerismo cuando un asesinato era repetido hasta el hartazgo, tratando de magnificarlo hasta el infinito.
Pero ahora, con un gobierno neoliberal, cuando la inseguridad es aún más grave producto del empeoramiento de la situación social de la mayoría de la población, el papel de los medios concentrados es ocultar la inseguridad, tratan por todos los medios de que no se sepa de esta situación, han existido puebladas en respuesta a continuos robos y muertes que TN y otros canales de noticias tapan descaradamente.
De alguna medida estos canales están cada vez más dedicados al fútbol, a las noticias de la farándula y otras trivialidades con la clara intencionalidad de ocultar la realidad, estos medios son permanentes fuentes de estupidización colectiva inventando noticias que sólo buscan distraer la atención sobre lo importante, que es precisamente el camino hacia el precipicio al que el gobierno de Cambiemos nos conduce inexorablemente.
Pero, no obstante, la misión de los medios sigue siendo atemorizar a la población, por eso si no puede izar la bandera de la inseguridad entonces recurre particularmente a demonizar a los pobres.
Es una vieja política del neoliberalismo el de culpar a los más humildes de las desgracias de la Nación. Un joven periodista ingles, Owen Jones, escribió un libro sobre el tema, titulado «Chavs. La demonización de la clase obrera» y ahí explicaba lo siguiente: «Como hemos visto, demonizar a los menos pudientes hace más fácil justificar un nivel creciente y sin precedentes de desigualdad social. Después de todo, admitir que unas personas son más pobres que otras, debido a la injusticia social inherente a nuestra sociedad requeriría la actuación del Gobierno. Defender que la gente es en gran parte responsable de sus circunstancias favorece la conclusión contraria».
Y demonizando a los más pobres produce que haya gente de las clases acomodadas que vean en un cartonero, un mapuche, un piquetero, un inmigrante o un sindicalista un peligro en potencia y por lo tanto cualquier reclamo de ellos les genera desconfianza.
El tema de León Gieco «El imbécil» parece describir perfectamente ese estado de ánimo en que caen ciertas personas luego de ser bombardeadas por mensajes que les meten en la cabeza desconfianza y temor hacia los sectores que en verdad son víctimas de un sistema injusto.
En este marco fueron especialmente calumniadas las madres de hogares humildes que sin datos reales se las acusaba de embarazarse para cobrar la Asignación Universal por Hijo, recordemos que el liquidador del Radicalismo, Ernesto Sanz, acusó a los sectores humildes de gastarse esa ayuda en drogas y juegos de azar.
Pero además los medios de comunicación tienen la capacidad de instalar uno de los miedos que más inmoviliza a políticos, sindicalistas y otras personas públicas, como es el terror a las corporaciones dueñas de los medios, que pueden, sin fundamento alguno, poner en duda la honra de cualquier persona, y sin que el acusado tenga posibilidad alguna de defensa. Los medios de comunicación se han convertido en artistas de la extorsión con métodos propios de la mafia.
Individualismo y egoísmo
Los gobiernos de la oligarquía y sus socios en los medios tratan de eliminar de la humanidad de sus seguidores todo rasgo solidario para exaltar el individualismo y el egoísmo que para ellos son virtudes.
Fue por eso que también buscaron demonizar a los sectores juveniles que se lanzaron a la militancia política y que mostraron una conmovedora tendencia hacia la solidaridad cada vez que los sectores populares necesitaban ayuda, los medios buscaron en el más mínimo detalle como por ejemplo de uso de una pechera para descalificar su esfuerzo.
Como lo hemos dicho varias veces, la oligarquía prefiere una juventud estupidizada por la droga y la televisión, a esta altura no podemos señalar cuál de las dos es más dañina, y no con conciencia política que la lleve a cuestionar el poder de esa clase parasitaria.
Recurrimos nuevamente a Owens Jones que en el libro mencionado señala: «Problemas sociales como la pobreza y el desempleo en otro tiempo eran considerados injusticias derivadas de fallos internos del capitalismo que, como mínimo, debían abordarse. Pero hoy se han empezado a considerar consecuencias del comportamiento personal, de defectos individuales e incluso de una elección».
De esa manera los gobernantes justifican no tener una política social y si alguien es pobre es sólo por su exclusiva culpa y no por las políticas alentadas desde el Estado.
En Buenos Aires, claramente el partido liberal que la gobierna ha logrado imponer esa insensibilidad en gran parte de la ciudadanía que pasea indiferente por las calles de la ciudad donde cada vez vive más gente a la intemperie, incluidas familias enteras con niños, pero que a fuerza de acostumbrarnos ya parece parte del paisaje.
Los porteños también seguimos indiferentes a que cada vez queden más chicos afuera de las escuelas públicas, 15.000 este año 2018, y que la mortalidad infantil aumente en la ciudad con mayor presupuesto del país.
Precisamente parecería una ciudad ganada por la prédica de que el individualismo y el egoísmo son una virtud.
El neoliberalismo no subsiste sin mentir
Posiblemente Jorge Lanata haya convencido a muchos jubilados y trabajadores de que en el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner «se robaron todo» y que Macri era el candidato que venía a poner fin a semejante despropósito, pues bien, muchos de esos jubilados hoy pierden aceleradamente poder adquisitivo por la Ley Previsional macrista y por el incremento desmesurado de las tarifas que impulsa el gobierno para beneficiar a las empresas de servicios la cuales cuentan que varios de sus gerentes en el gobierno, mientras tanto Lanata se compró un departamento de dos millones de dólares en su lugar en el mundo, Miami, capital de la conspiración contra los gobiernos populares de América Latina.
Precisamente el programa de Lanata es una muestra dramática de cómo los medios dominantes recurren a la mentira a sabiendas que lo están haciendo, sin ningún tipo de pudor.
Lanata realizó un programa donde dejaba claramente la sospecha que la expresidenta había realizado una escala en Seychelles, un paraíso fiscal, en uno de sus viajes al exterior con la finalidad de abrir una cuenta off-shore, pues bien esa cuenta nunca fue encontrada, pero además Lanata perdió todo interés en descubrir cuentas en el extranjero cuando casi todo el gabinete macrista, el presidente y su familia han hecho de las cuentas offshore casi un vicio.
También en ese programa se acusó al vicepresidente Amado Boudou de haber viajado al Uruguay con sospechosos bolsos, pero con la mala suerte que ese día Boudou estaba recibiendo al presidente del Brasil, Lula, en el Congreso.
Estas dos mentiras se podrían sumar a muchas más efectuadas por el grupo Clarín, cuando por ejemplo, en tapa sacó la noticia que Máximo Kirchner y Nilda Garre compartían una cuenta en el exterior ¡en un banco que no existe!
Muchas de las mentiras de los grandes diarios están minuciosamente documentadas en el libro de Víctor Hugo Morales «Mentime que me gusta», y llega a una conclusión irrefutable: «Es imprescindible un divorcio absoluto de la ética para creer en lo que dicen los medios. El perdón corresponde ante el error, pero en las reiteraciones lo que se destaca es la complicidad con la mentira. Los medios fueron poniendo distancia creciente entre la verdad y la gente. Y el ritmo fue acompañado por miles de personas que hicieron el recorrido a sabiendas. Una peregrinación a la infamia».
El lavado de cerebros
Erich Fromm, a nuestro entender uno de los intelectuales más importantes del siglo XX, estudió en profundidad el papel del lavado de cerebros en las sociedades capitalistas, que cuando se autodefinen como democráticas no pueden recurrir exclusivamente a la represión, por lo cual deben disponer de mecanismos de dominio que obliguen a las personas a actuar de determinada manera sin poner en peligro al sistema imperante.
Decía Fromm que el hombre «sólo hace lo que le prescribe la maquinaria burocrática, y cada vez piensa menos por sí mismo, siente menos por sí mismo, estructura menos por sí mismo. Todo lo que le preocupa surge de su egoísmo y responde a la pregunta: ¿Cómo puedo progresar? ¿Cómo puedo ganar más? o ¿Cómo puedo estar en mejores condiciones físicas? Pero no: ¿Qué es bueno para mí como hombre? ¿Qué es bueno para nosotros como polis?»
Fromm era de la idea que los medios de comunicación desempeñaban un rol embrutecedor en lugar de servir para esclarecer las ideas, así lo explicaba al profundizar en los mecanismos de lavado de cerebros decía que: «Toda la moderna manipulación del pensamiento, se trate de la publicidad comercial o de la propaganda política; emplea las técnicas sugestivo-hipnóticas que producen pensamientos y sentimientos en las personas sin que éstas se den cuenta de que ‘sus’ pensamientos no son suyos. El arte del lavado de cerebro, que los chinos parecen haber llevado a cierta perfección, es en realidad, sólo una forma más extremada de esta sugestión hipnótica».
La utilización de asesores como Durán Barba para las campañas políticas son expresión que los presidentes se venden como si fueran desodorantes, algunos de los alumnos de este consultor han confesado que les recomienda evadir cualquier tema de importancia y que el candidato debe limitarse a sonreir y hablar de temas triviales.
El debate presidencial entre Macri y Scioli, fue una emboscada contra este último, los organizadores del mismo terminaron ocupando cargos en el gobierno del PRO como premio por haber montado una obra teatral en la que el protagonista principal era Mauricio Macri, si hasta estuvo guionado el beso del final a su esposa.
A partir de ahí cada aparición del presidente fue una escena montada con actores, con el pueblo ausente, al escribirse esto, el último acto de esta parodia fue ver a Macri saludando y sonriéndole a la nada.
El neoliberalismo produce personas detestables
El poder que han llegado a absorber los grandes medios puede verificarse en una anécdota que cuenta Pablo Llonto en su libro «La noble Ernestina», cuando el recién elegido vicepresidente del país, Chacho Álvarez, le dijo en una reunión al CEO de Clarín, Héctor Magnetto: «¿Viste Magnetto?, ya tenemos el poder», este le contestó sin dudar: «No Chacho, no te equivoques. El poder lo tenemos nosotros».
Así es, las corporaciones mediáticas han pasado a formar parte de la oligarquía y por lo tanto constituyen el poder real que perdura más allá de los gobiernos, a los que puede hostigar hasta derrotarlos si no responden a sus intereses o bien pueden construir un escudo protector y cómplice cuando son sumisos a sus deseos.
Sin embargo, esos medios aún con todo su poder no son omnipotentes, aun cuando intenten ocultar la realidad, el pueblo muchas veces puede saltar el cerco de la desinformación y provocar acontecimientos como el que se ha dado en llamar el hit del verano, que en espectáculos públicos se insulta al presidente protegido de esas corporaciones provocando nerviosismo y temor en las clases dominantes.
Concluimos este artículo con el pirulo de tapa del diario Página 12 del 3 de febrero de 2018: «El discurso xenófobo que se baja desde el Gobierno tiene consecuencias. Boliviana de mierda, te estás llevando nuestros medicamentos». Un hombre atacó de esta manera a una mujer en la sede del PAMI de Salta. La señora estaba siendo atendida por una empleada que le explicaba cómo tenía que tomar sus remedios y los estaba guardando en una bolsita cuando el hombre la insultó y le dio un golpe de puño en el pecho. Varios medios que se hicieron eco de la información difundida por el sitio de noticias El Expreso destacaron que la víctima no era extranjera, sino que había nacido y vivía en Cachi.»
Efectivamente el neoliberalismo además de hambre y desocupación también produce personas detestables.
Publicado en www.elforjista.com
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