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Reseña: Juan Carlos García-Borrón, España siglo XX. Recuerdos de observador atento

Memorias de un profesor que fue maestro de muchos

Fuentes: El Viejo Topo

Juan Carlos García-Borrón, España siglo XX. Recuerdos de observador atento. Ediciones del Serbal, Barcelona, 2004; prólogo de Horacio Capel, epílogo de Laureano Bonet, 222 páginas. Francisco Fernández Buey lo destacó en su necrológica. Juan Carlos García-Borrón fue un pensador serio, riguroso, contenido, amigo de sus amigos, discreto en el mejor sentido -el de Gracián- de […]


Juan Carlos García-Borrón, España siglo XX. Recuerdos de observador atento.

Ediciones del Serbal, Barcelona, 2004; prólogo de Horacio Capel, epílogo de Laureano Bonet, 222 páginas.

Francisco Fernández Buey lo destacó en su necrológica. Juan Carlos García-Borrón fue un pensador serio, riguroso, contenido, amigo de sus amigos, discreto en el mejor sentido -el de Gracián- de la palabra, añadiendo «quienes le conocimos le recordaremos como un maestro que supo serlo en tiempos en que los maestros eran pocos, y que siguió siéndolo cuando ya no era docente». Uno de sus alumnos, Albert Domingo Curto, se manifestaba en términos similares en una carta publicada pocos días después del fallecimiento, en verano de 2003, del autor de Séneca y los estoicos y de La filosofía occidental en su historia.

Lo primero que resulta necesario destacar de España siglo XX es que sin ser estrictamente un libro de historia ni de memorias personales -«Este no es un libro de historia. Tampoco son mis memorias o «confesiones» (p. 13)- pretende y consigue cultivar la memoria colectiva. Ni la desmemoria interesada, ni la reconstrucción ad hoc y desde triunfantes atalayas de lo vivido y realizado, están en la intención, en el guión y en la realización de España siglo XX. Horacio Capel, antiguo alumno de García-Borrón, lo señala en su presentación: «Este libro es una crónica construida desde el recuerdo y apoyada en el testimonio de una correspondencia mantenida con algunos profesores e intelectuales de gran relieve. Expone las vivencias de una persona que ha vivido lúcidamente siete décadas del siglo XX y que se ha visto afectado por las transformaciones que el país ha experimentado durante las mismas» (p. 9). García Borrón expone en términos similares la metodología de su ensayo: «escribiré, pues, lo que sigue valiéndome exclusivamente de cartas, fotografías y documentos que encuentro a mi alcance a la vera de mi ordenador. Pretendo a partir de ellos ordenar recuerdos, aclararlos en lo posible, ampliarlos y apuntalarlos en referencias objetivas. Eso proporcionará una perspectiva limitada pero viva, concreta y genuina de la historia grande» (p. 13).

Por ello, este ensayo no es sólo, siéndolo, un magnífico instrumento para adentrarse en la vida, quehaceres y pensamiento del que fuera profesor y maestro de muchos -entre ellos, de filósofos y autores tan destacados como J.-J. Acero, J. M. Bermudo o Narcís Comadira- sino para aprender de una mirada crítica -estudiosa, documentada, nada trillada ni servil- de la historia reciente de nuestro país, así como de vidas paralelas y amigas. Entre ellas, las de E. Pinilla de las Heras, Josep Mª Castellet o Manuel Sacristán. Si se observa el índice nominal se constatará que estos dos últimos, junto con la que fue su mujer y compañera (y el omnipresente dictador), son los nombres más citados en el volumen, por lo que España siglo XX es también un magnífico instrumento para comprender las posiciones, relaciones, trabajos y reflexiones de miembros destacados del grupo Laye, de la llamada generación de los 50. En mi opinión, está a la altura del imprescindible estudio del que fuera su compañero E. Pinilla de las Heras, En menos de la libertad. Incluye, además, textos de difícil consulta hoy, publicados en Qvadrante, por ejemplo, o significativos pasos de cartas a él dirigidas (Así, una de 1959 en la que Sacristán le explica sus motivaciones de fondo para presentarse, sin posibilidades reales de éxito para alguien que viva «tan en off-side como vivo yo», a la cátedra de lógica de Valencia en las escandalosas oposiciones de 1962).

Como no podía ser menos en un filósofo tan atento al contexto como García Borrón, el eje principal de estas memorias reside, pues, en conciliar su existir, su propio estar, su quehacer intelectual y ciudadano con el trasfondo social e histórico que le tocó vivir y, como apunta Bonet en su epílogo, de padecer en ocasiones. En los cuatro capítulos en los que está estructurada España siglo XX -1. Infancia y orígenes. 2. Guerra y posguerra, universidad y milicia. 3. Segunda juventud y madurez. 4. En la monarquía de Juan Carlos I- se observa siempre, incluso en su capítulo inicial, esta mirada atenta al entorno. De ahí la excelente combinación de aspectos biográficos y de presentación y análisis del contexto socio-político. Me permito destacar las secciones tituladas «Los años de universidad y Qvadrante» y, en general, la totalidad del capítulo III.

En el capítulo final del volumen -«Penúltimas reflexiones (aunque no nuevas)»- García-Borrón recuerda aquellas palabras del canciller y filósofo F. Bacon -«El hombre, ministro e intérprete de la naturaleza, solo hace y entiende en la medida en que ha observado, por la experiencia o por la reflexión, el orden de la naturaleza; y no sabe ni puede hacer más. A la naturaleza no se la vence sino obedeciéndola»- sobre las que nunca dejó de llamar la atención en sus últimos años. Los peligros subsisten, la amenaza no ha sido superada. De ahí su mensaje final: «Sin pretensiones vaticinadoras o oraculares, al repasar esas inquietudes e ilusiones como recuerdos de mi vida me limito a encarecer la reflexión que a tan ingentes amenazas les es debida; a insistir en exigirnos prudencia, con renuncia a seguridades salvíficas y conservación de la serenidad» (p. 205).

Garcia-Borrón trabajó y colaboró en las universidades de Valencia y Barcelona pero no consiguió la cátedra de ninguna institución universitaria. El grueso de su actividad docente la realizó en institutos de bachillerato, impartiendo seminarios y dando cursos en los ICE de la UB y la UAB. Acaso esto señale, con el dedo gordo o incluso con las dos manos, qué fue la Universidad española bajo el franquismo y parte de la transición, pero también señala con un dedo no menor y no oculto la importancia decisiva que tuvieron algunos profesores de enseñanza pre-universitaria en la formación y vocación de generaciones de alumnos. En el cultivo de eso que se llamaba, y debería seguir llamándose, la instrucción pública. En esto último, para nuestra fortuna, García Borrón fue un maestro querido y reconocido al que muchos debemos agradecer mucho. No sólo fue un historiador del senequismo sino que fue él mismo un senequista: alguien que aspira a forjar los espíritus, alguien que se constituye en espejo de las acciones y para quien la filosofía nunca fue sólo una actividad académica, más o menos remunerada, sino un instrumento básico para un buen, solidario y admirable vivir.

Salvador López Arnal

Nota: Esta reseña publicada en la revista El Viejo Topo.