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Metástasis: el auge del complejo industrial del cáncer y los horizontes de la atención sanitaria

Fuentes: Kaos en la Red

Un interesante artículo sobre uno de los principales problemas de salud a escala mundial publicado por la doctora en biología molecular Tayyaba Jiwani (1) y titulado Dismantling the Cancer Industrial Complex” plantea que el cáncer no puede entenderse únicamente como un problema biológico o médico, sino como un fenómeno profundamente condicionado por factores sociales, económicos y políticos. La noción de “complejo industrial del cáncer” describe la red de intereses que conecta a grandes corporaciones farmacéuticas, instituciones académicas, organismos estatales, fundaciones privadas y sistemas de salud. Según la autora, esta red prioriza la rentabilidad y la lógica del mercado por encima de la prevención, el acceso equitativo a la salud o la mejora real en la calidad de vida de los pacientes.

Uno de los ejes centrales de la crítica es el dominio de la teoría genética del cáncer, conocida como la hipótesis de la mutación somática. Este paradigma sostiene que el cáncer surge de mutaciones acumuladas en el ADN de células individuales. Aunque este modelo ha orientado la investigación durante décadas, presenta limitaciones evidentes: las mismas mutaciones aparecen también en células normales, muchos carcinógenos ambientales no producen mutaciones directas y, a pesar de la enorme inversión en estudios genómicos, los avances en terapias realmente efectivas han sido modestos. La hegemonía de este enfoque, argumenta el artículo, responde tanto a la inercia institucional como a los intereses económicos de las farmacéuticas, más que a su eficacia comprobada.

En esta misma línea, el texto cuestiona la promesa de la llamada “medicina personalizada” o de “precisión”, que se presenta como la gran esperanza en la lucha contra el cáncer. La idea de que cada tumor puede ser tratado a partir de su perfil genético único ha servido más como estrategia de marketing que como solución real. Muchos de estos tratamientos solo logran reducir temporalmente el tamaño de los tumores, pero no aumentan la supervivencia a largo plazo ni mejoran de manera significativa la calidad de vida de los pacientes. Además, la flexibilización de los criterios de aprobación de medicamentos permite que se comercialicen terapias basadas en resultados intermedios poco relevantes, en lugar de pruebas sólidas de eficacia.

El artículo también analiza el trasfondo económico del negocio del cáncer. Las compañías farmacéuticas justifican precios exorbitantes con el argumento de altos costos de investigación y desarrollo, cuando en realidad gran parte de la investigación inicial se financia con fondos públicos. A esto se suma un entramado regulatorio que facilita la aprobación de medicamentos costosos, y un sistema de financiación de la ciencia que premia los proyectos rentables antes que aquellos que realmente respondan a necesidades sociales urgentes, como la prevención de la exposición a carcinógenos ambientales o la investigación de enfoques alternativos.

Otro aspecto clave es el impacto del neoliberalismo en la academia y la investigación científica. La precarización laboral de los investigadores, la presión constante por obtener resultados aplicables y patentables, y la creciente dependencia del financiamiento externo han transformado la práctica científica en un campo orientado por criterios mercantiles. Esto limita la capacidad de cuestionar los marcos dominantes y refuerza la subordinación de la investigación a los intereses del complejo industrial.

Frente a este panorama, la autora propone la necesidad de desmantelar el complejo industrial del cáncer y repensar tanto la ciencia como la política sanitaria desde una perspectiva más democrática y social. Ello implica reconocer a los trabajadores de la ciencia como parte de la clase trabajadora y construir poder colectivo frente a las estructuras corporativas; promover modelos alternativos de investigación que contemplen factores ambientales, sociales y de organización tisular, más allá de lo puramente genético; y articular las luchas por justicia ambiental, derechos laborales y acceso equitativo a la salud como parte de una misma agenda transformadora.

En definitiva, el artículo sostiene que el cáncer no es únicamente una enfermedad a curar, sino un terreno de disputa política y económica, en el que la ciencia misma se encuentra condicionada por intereses corporativos. Superar estas limitaciones requiere no solo avances biomédicos, sino un cambio estructural que coloque la vida y el bienestar por encima del beneficio privado.

Nota:

(1) La autora del artículo, Tayyaba Jiwani, obtuvo su doctorado en biología molecular en la Universidad de Toronto y actualmente investiga las dimensiones políticas de la genómica como investigadora posdoctoral en la Universidad de Exeter. También es editora en Jamhoor, una plataforma mediática de izquierda centrada en Asia del Sur.

Fuente: https://kaosenlared.net/metastasis-el-auge-del-complejo-industrial-del-cancer-y-los-horizontes-de-la-atencion-sanitaria/