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Mexico 2005-2010: obra en trece actos

Fuentes: Rebelión

  «Yo sé la causa -dijo otro-. Y si quiere se la entero.   Nos hemos rebelado contra el gobierno, y contra   ustedes [los ricos] porque ya estamos aburridos de   soportarlos. Al gobierno por rastrero y a ustedes   porque no son más que unos móndrigos bandidos y   mantecosos ladrones».   Juan […]

               

«Yo sé la causa -dijo otro-. Y si quiere se la entero.

 

Nos hemos rebelado contra el gobierno, y contra

 

ustedes [los ricos] porque ya estamos aburridos de

 

soportarlos. Al gobierno por rastrero y a ustedes

 

porque no son más que unos móndrigos bandidos y

 

mantecosos ladrones».

 
Juan Rulfo, Pedro Páramo, 1955.

Primer Acto: Junio de 2005. El EZLN decreta una ‘Alerta roja’ en todos sus territorios, con lo cual se acaba la segunda etapa de la historia del neozapatismo, la que había comenzado entre el 1 y el 20 de enero de 1994, y arranca una tercera etapa de esta historia, que se prolongará hasta el día de hoy.

El fruto de esta ‘Alerta roja’ será la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, en la que el neozapatismo mexicano hace un balance importante de su propio desarrollo y de su situación en ese momento, junto a un agudo diagnóstico de la situación nacional mexicana y de la situación internacional. Como secuela inmediata de esta Sexta Declaración, el neozapatismo convoca a seis reuniones, en la selva de Chiapas, para dialogar y «echar trato» con todos los grupos y elementos de la verdadera izquierda social1. En esas reuniones, celebradas en agosto y septiembre de 2005, el EZLN dialogará, sucesivamente, con organizaciones políticas de izquierda, organizaciones indígenas y pueblos indios, organizaciones sociales de izquierda, organizaciones no gubernamentales, artísticas, culturales, grupos, y colectivos, y también con individuos, familias y comunidades callejeras, barriales o vecinales, entre otros.

En torno de estas diversas reuniones, comenzará a tejerse una primera red de esa verdadera izquierda social (no institucional, no electorera y no domesticada), red de organizaciones, individuos, partidos, colectivos, grupos de base, comunidades, y movimientos de izquierda, que concretarán la iniciativa de organización de La Otra Campaña, una iniciativa realmente alternativa a la vacía y aburrida campaña electoral mexicana para las elecciones del 2006.

Segundo Acto: Enero de 2006. Arranca, en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, La Otra Campaña, iniciativa pacífica, civil, inteligente, que es también una iniciativa de izquierda, radical, y con objetivos de mediano y largo plazo. Esta Otra Campaña, alternativa a las campañas electorales de los corruptos y degradados partidos políticos mexicanos, pretende unir, primero a todos los grupos, individuos, organizaciones, comunidades, colectivos y movimientos de la verdadera izquierda social, pero también y en un segundo nivel, a todas las clases, grupos y sectores subalternos de México, para aglutinarlos en un vasto Frente de Masas Anticapitalista, que luchará, de manera civil y pacífica, primero por construir un nuevo pacto social entre los distintos sectores y clases de la nación mexicana, y mas adelante, para terminar totalmente con la causa general y profunda de todos los males sociales que hoy nos aquejan, para acabar con el sistema social capitalista, primero en México, y luego en todo el planeta2.

Así, desde estas premisas y objetivos, inmediatos y de largo alcance, y entre enero y mayo de 2006, La Otra Campaña desencadena una movilización social impresionante en todos los Estados del Sur y del Centro de México por los que va pasando, suscitando una audiencia, un acompañamiento y una solidaridad tan grandes, que refrendan una vez más la constante y profunda simpatía popular con la que sigue contando el neozapatismo mexicano en todo el territorio nacional, simpatía e impacto que son muchas veces más fuertes y más hondos que los que provocan las aburridas y vacías campañas electorales del 2006, de todos los partidos políticos oficiales.

Tercer Acto: Mayo de 2006. El gobierno del PAN de Vicente Fox, en complicidad con el gobierno de Enrique Peña Nieto del PRI, y con el aplauso del Presidente Municipal y del Comité local respectivos del PRD, llevan a cabo una represión brutal del digno pueblo de San Salvador Atenco, pueblo que había parado y cancelado el proyecto foxista de un nuevo aeropuerto, y que se había sumado también al creciente movimiento pacífico de La Otra Campaña.

En el contexto de las vísperas de la elección de julio de 2006, este inaceptable crimen de Estado, todavía hoy impune, puede ahora verse como la manifestación de un doble síntoma, primero del impresionante y rápido éxito popular de La Otra Campaña, que hacia esas fechas empieza ya a inquietar seriamente a las clases y grupos dominantes de todo México, y segundo, también como el anuncio de la clara decisión del grupo gobernante del PAN -que oscila todo el tiempo entre una política de derecha, y otra de ultraderecha-, de mantenerse en el poder a cualquier precio, por vías legales o ilegales, con métodos legítimos o ilegítimos, y sean cuales sean las consecuencias posibles de esta obcecación en la conservación del poder.

Por eso, a la injusta y criminal represión de Atenco, seguirá la represión de los trabajadores de SICARTSA en Michoacán (con el apoyo y el aval del gobierno del PRD en esa entidad), así como el cobijo descarado y el apoyo claro a la primera represión de Ulises Ruiz en Oaxaca, junto a la impunidad consentida por el gobierno federal de Mario Marín en Puebla, y a la indiferencia criminal en el caso de Pasta de Conchos en Coahuila, entre otros varios signos de este endurecimiento final, y de este corrimiento hacia posturas de ultraderecha, del gobierno de Vicente Fox.

Cuarto Acto: Julio de 2006. En las elecciones del 2 de julio de 2006, se lleva a cabo un fraude monumental, más escandaloso y evidente, si cabe, que el fraude electoral de 1988 en México. Frente a este fraude, verdadero agravio a la mas elemental condición ciudadana de todos los mexicanos, el primer personaje público en denunciarlo claramente, el mismo 3 de julio de 2006, será el Subcomandante Insurgente Marcos, en el programa radial «Política de Banqueta», denuncia que será reiterada, unos días después, en la entrevista concedida a Hermann Bellinghausen para el diario La Jornada3.

En cambio, Andrés Manuel López Obrador, tardará prácticamente una semana en comenzar a reaccionar un poco más claramente frente a dicho fraude, llamando más bien y ambiguamente a ‘limpiar la elección’ y a ‘recontar los votos’. Y solo varias semanas después, propondrá como respuesta a esta monumental burla a la ciudadanía mexicana, la tibia medida de protesta del plantón en la zona centro de la ciudad de México, medida que en lugar de responder contundente y enérgicamente a la burda imposición foxista de Felipe Calderón, abre un paralizante compás de espera, que desmoviliza el descontento popular y que adopta una postura pasiva y expectante frente a una descarada agresión en contra de todo el pueblo de México.

Así, conteniendo la ira popular, que deseaba por lo menos cercar y paralizar el funcionamiento general de la ciudad de México, tomando y bloqueando las cinco carreteras de acceso a la ciudad, así como el Aeropuerto, las Centrales camioneras, y también algunas oficinas gubernamentales claves -medidas todas enérgicas, aunque claramente civiles y pacíficas, que se han aplicado ya varias veces, con éxito y sin mayores problemas, por parte de los movimientos sociales de América Latina, en la ciudad de la Paz en Bolivia, en la ciudad de Quito en Ecuador, o en Buenos Aires en Argentina-, López Obrador monta en cambio ese pasivo y confuso plantón, que algunos meses después será levantado y suspendido, sin pena ni gloria, y sobre todo sin haber conseguido absolutamente nada a cambio de dicha suspensión.

En este escenario, el Tribunal Federal Electoral mostrará su absoluta ineficiencia funcional y su ínfima estatura moral, al convalidar vergonzosamente ese fraude electoral, mientras el gobierno de Vicente Fox cierra su triste y lamentable ciclo de vida, con las represiones, igualmente brutales y vergonzosas, del movimiento popular en Oaxaca, del 29 de octubre y del 25 de noviembre de 2006.

Quinto Acto: Junio – Julio de 2006. Oaxaca, pueblo digno y rebelde, lleva a cabo durante varios meses de 2006, una verdadera insurrección popular general, que nos muestra, aquí en escala de la entidad oaxaqueña, la verdadera mecánica que siguen los pueblos, cuando se deciden a decir ‘¡Ya Basta!’, y echan a andar un proceso de transformación social radical. Lo que, en las vísperas del 2010 histórico mexicano, se revela como una experiencia particularmente digna de atención.

Pues más allá de las obvias singularidades del caso oaxaqueño, que por su propia vía y a su modo, reedita el 1 de enero de 1994 de los dignos indígenas chiapanecos, están también presentes, en esta experiencia de Oaxaca del segundo semestre del 2006, ciertos trazos universales de esa mecánica general de los genuinos levantamientos populares, la que, bajo otras modalidades y figuras, habrá seguramente de reproducirse en el inminente estallido social nacional, de ese muy próximo año del 2010 histórico mexicano, cuya fecha cronológica exacta (¿2009, 2010, 2011, 2013?), es difícil de anticipar desde ahora.

Mecánica general de la rebelión social, escenificada bajo formas particulares y de manera anticipada allí en Oaxaca, en la que un movimiento magisterial organizado, que cuenta desde siempre con un enorme respaldo popular y con una gran simpatía de los distintos sectores subalternos de esa entidad, será reprimido en junio de 2006 por el gobierno de Ulises Ruiz, con la complacencia total y la cobertura abierta del gobierno de Vicente Fox, desatando entonces un proceso de autoorganización popular, autoconvocado y espontáneo, y también muy lúcido y muy bien estructurado. Vasta experiencia autoorganizativa de todos los sectores del pueblo oaxaqueño, que a partir de la chispa provocada por el agravio retador de la represión a los Maestros del 14 de junio de 2006, van a responder con esa movilización inmediata y generalizada, primero de la ciudad de Oaxaca entera y luego de todo el Estado, en la que van a expresarse claramente los reclamos, los agravios, las luchas, las experiencias y las demandas de todos los sectores explotados, sometidos, humillados y discriminados durante años, lustros, décadas y hasta siglos de gobiernos burgueses, prepotentes, despóticos, racistas y siempre antipopulares.

Movilización general de las clases populares, que del apoyo inmediato a los Maestros, pasará luego y muy rápidamente al establecimiento de su propia agenda de reivindicaciones sociales diversas, de su específico ‘programa estatal de lucha’, en el que un amplio abanico de individuos, grupos, colectivos, comunidades y movimientos sociales del mas diverso tipo, confluirán unidos en torno de la demanda general y compartida de la renuncia de Ulises Ruiz, y del establecimiento de un nuevo autogobierno popular, al mismo tiempo en que, simultáneamente, promueven y defienden cada uno sus objetivos, sus demandas y sus luchas singulares y específicas. Demandas y objetivos que, una vez expulsado Ulises Ruiz e instaurado un autogobierno popular, habrían podido dar, precisamente, cuerpo concreto y figura particular, en los distintos niveles del tejido social, a esa reorganización global e inédita de toda la sociedad oaxaqueña4.

Amplio movimiento de los ‘de abajo’ oaxaqueños, que en unas pocas semanas será dueño de toda la ciudad de Oaxaca, cubriéndola con una vasta red de barricadas populares, y poblándola de una movilización generalizada de grupos, clases y sectores que muy pronto desbordará hacia todo el territorio del Estado, desde una interesante experiencia de autogestión popular, que se afirmará y desplegará a través de toda una serie de iniciativas, que incluyen desde la gestión alternativa y el uso diferente de los medios de comunicación masivos, hasta esa construcción y defensa de cientos de barricadas populares, pasando por el aprendizaje del diálogo y la construcción de consensos para la acción, entre movimientos tan distintos como el indígena, el feminista, el magisterial, el estudiantil, el sindicalista o el urbano popular, o por el rescate cultural de la celebración alternativa de las fiestas tradicionales de la entidad, entre muchas otras.

Sexto Acto: Agosto – Noviembre de 2006. Durante los meses de agosto, septiembre y octubre de 2006, el movimiento popular oaxaqueño va alcanzando sus puntos de auge, extendiéndose y consolidándose primero en la ciudad de Oaxaca, luego en todo el Estado oaxaqueño, y finalmente como referente importante de las luchas sociales de todo México e incluso a nivel internacional.

Pues al intensificarse la represión del gobierno de Ulises Ruiz, con el ataque a los campamentos de los Maestros y de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, lo que se genera es la multiplicación acelerada de la instalación de barricadas por toda la ciudad de Oaxaca, las que a partir de agosto de 2006, proliferan y se fortalecen a todo lo largo y ancho del paisaje urbano de la capital. Pero al reproducirse por doquier, estas barricadas no serán concebidas solo como trincheras defensivas del movimiento popular, sino más bien como verdaderos espacios autónomos del intercambio de experiencias de lucha, de la construcción de la solidaridad horizontal de los oprimidos, de la gestación germinal de territorios liberados y arrancados a los poderes dominantes, lo mismo que como lugares en donde puede ahora prosperar, hacerse valer y cultivarse, tanto la inmensa creatividad popular, como la conciencia política de todos los subalternos.

Así esa Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, se construirá desde su origen como una organización creada por los de abajo y desde abajo, en las antípodas de los viejos esquemas verticales y jerárquicos de los viejos partidos y organizaciones de izquierda, y mucho más cercana, más bien, al esquema horizontal, flexible, plural y muy abierto propuesto por La Otra Campaña. Lo que una vez más, nos ilustra claramente los modos y las formas en que los grupos subalternos se autoorganizan y coordinan, para deliberar, debatir, decidir y actuar desde abajo y a la izquierda, desde el momento en que encuentran las coyunturas propicias que les permiten ejercer, libre y directamente, su propia iniciativa y creatividad populares.

Por eso, y durante estos meses del segundo semestre de 2006, dicha APPO no cesará de crecer, desde su fundación en junio de 2006 y hasta el momento en que se celebra su asamblea con alrededor de mil doscientos representantes de todos los pueblos, comunidades, grupos, colectivos y movimientos de Oaxaca, los que elegirán a un Consejo de casi 300 miembros, en una clara muestra de la vastísima representatividad social que ella tiene, como verdadera red de los principales movimientos sociales de ese Estado. Red plural y amplia de movimientos, que a su vez funciona como verdadero frente de masas de las luchas centrales del pueblo de Oaxaca, frente que no casualmente se declarará apartidista e incluso hasta antipartidista en varias ocasiones, evidenciando así el descrédito que, también en ese Estado, tiene toda la clase política oaxaqueña, sin excepción alguna.

Punto de auge de la APPO, cuyo modelo tratará de ser copiado tanto en todas las regiones de Oaxaca, como también en el Estado de México, en Guerrero o en Michoacán, entre otras partes, que naturalmente no tiene mucho que ver con la suerte que, después de la represión de octubre y noviembre de 2006, correrá esta misma agrupación, al irse desarticulando lentamente y al perder su vínculo con sus bases sociales en todo el Estado, entrando en una fase por ahora latente, pero que podría reanimarse y ser relanzada nuevamente, en cuanto se repita una coyuntura favorable para dicha resurrección. Pues vale la pena insistir en el hecho de que, de no haberse dado el contexto nacional contaminado del monumental fraude de julio de 2006, y por ende el innoble y vergonzoso pacto de apoyo mutuo entre el PRI y Felipe Calderón, que llevó a esa represión de octubre – noviembre de 2006, Ulises Ruiz habría caído sin duda por obra de la insurrección popular del pueblo oaxaqueño, abriendo con ello, quizá, el espacio para un intento de organización de un verdadero autogobierno popular de este mismo pueblo de Oaxaca.

Pero más allá de este momentáneo repliegue5, Oaxaca nos ha mostrado ya una lección fundamental, en estas claras vísperas del 2010 histórico nacional: cuando el termómetro de la ira popular llega a su punto de ebullición, es decir, cuando la «economía moral de la multitud» alcanza el límite de lo tolerable y la frontera en donde comienza lo que es inaceptable para el pueblo, este mismo pueblo desata su inmensa creatividad popular, y crea sobre la marcha, las formas de organización, los métodos de lucha, las tácticas necesarias, los liderazgos requeridos, los discursos que le hacen falta, y todo el vasto conjunto de las premisas indispensables para llevar a cabo la transformación social radical y total, pero también, para comenzar a organizar de inmediato y en la escala posible, las nuevas relaciones sociales, los nuevos modos del autogobierno popular, las estructuras y relaciones económicas diferentes, y las formas culturales de un mundo nuevo, muy otro que el capitalista.

Tal y como lo han mostrado también, desde hace quince años, los dignos indígenas neozapatistas, concretándolo y haciéndolo aún más evidente con el interesantísimo proyecto y con los logros extraordinarios de sus cinco Caracoles en los últimos cinco años6, y tal y como lo desarrolló y prefiguró también, brevemente y durante unos pocos meses, Oaxaca y la experiencia de la APPO, entre junio y noviembre de ese cercano y todavía vivo año de 2006. Y bajo los augurios premonitorios y la sombra cada vez más presente de ese cercano 2010 histórico mexicano, es que se explica que de manera inmediata y como respuesta clara a la represión de octubre y noviembre de 2006, los oaxaqueños hayan pintado en muchos muros de Oaxaca, desde el día siguiente de la represión de la PFP, la clara consigna de «¡Nos vemos en el 2010!».

Represión de finales de octubre y de finales de noviembre, con la cual va a arrancar, en diciembre de 2006, el gobierno más impopular e ilegítimo que México ha tenido, desde su independencia política, conquistada en el movimiento de 1810.

Séptimo Acto: Diciembre de 2006. El primero de diciembre de 2006 entra en funciones el gobierno de Felipe Calderón, conquistando de inmediato la condición de ser el gobierno más ilegítimo y menos consensual de toda la historia del México independiente en los últimos doscientos años (menos incluso, que la dictadura de Victoriano Huerta). Por eso, los puntales de su gobierno serán, internamente, el ejército y la policía, el pequeño grupo de empresarios entreguistas de la burguesía comercial y financiera intermediara de las trasnacionales, y un cierto sector del Partido Acción Nacional, y externamente, el gobierno de ultraderecha de George Bush Jr. en Estados Unidos, y las empresas trasnacionales, sobre todo españolas, pero también norteamericanas y en general.

Y a tono con estos apoyos, en el año y medio de su gobierno, Calderón militarizará todo el país, bajo el ridículo pretexto que nadie cree de la lucha contra el narcotráfico, criminalizando todo tipo de protesta social, y preparando al ejército y a la policía mexicana para los muy próximos combates que, en todo el territorio nacional, habrán de darse con la también muy cercana llegada del año del 2010 histórico.

Junto a esta política general de criminalización de toda disidencia social, Calderón ha guardado también, durante todo su gobierno, un silencio total y preocupante respecto del conflicto en Chiapas, al mismo tiempo en que intensifica, poco a poco, la presencia del ejército en la entidad, la promoción de nuevos grupos paramilitares antizapatistas, y los hostigamientos, cada vez más frecuentes y cada vez más agresivos, en contra de la cada vez más extendida red de La Otra Campaña, la que a pesar de todas estas circunstancias adversas, continúa propagándose y extendiéndose a lo largo de todo el país.

Octavo Acto: Enero de 2007. A un año del lanzamiento de La Otra Campaña, su primer balance global es impresionante. En sólo un año, la Comisión Sexta recorre todo el país, y logra articular y animar una verdadera red nacional de activistas y de movimientos sociales de izquierda, que cuenta con varias decenas de miles de afiliados, teniendo presencia, desde esas fechas y hasta hoy, en los treinta y dos Estados del país. Amplia y muy bien organizada red nacional, que comienza a intercambiar experiencias y lecciones de lucha, desplegando nuevas formas de solidaridad y movilización, y comenzando a discutir sus diversas demandas, locales, sectoriales, específicas, pero también generales y globales, con miras a construir un Programa Nacional de Lucha desde abajo y a la izquierda.

Durante el 2007, y a pesar del hostigamiento creciente del gobierno de Felipe Calderón en todo el país, La Otra Campaña organizará tres Encuentros Internacionales (El Primer Encuentro de los Pueblos Zapatistas con los Pueblos del Mundo, en diciembre 2006 – enero 2007, el Segundo en julio de 2007, y el Tercero en diciembre 2007 – enero 2008), en donde expondrá los extraordinarios avances que los indígenas neozapatistas han logrado, dentro de Chiapas y en sus cinco Caracoles, en los distintos renglones de la construcción global de un mundo nuevo, realmente muy otro que el capitalista.

En esos tres Encuentros, activistas, simpatizantes y personas solidarias de todos los rincones de México y de todas partes del mundo, se enterarán, de modo más directo, de las inéditas formas nuevas del autogobierno popular neozapatista, de las relaciones de una otra economía y un muy otro comercio, de las formas originales de una muy otra democracia, realmente popular y realmente autogestiva, de la otra cultura, la otra educación y también el otro arte, así como de la otra salud, las nuevas relaciones de género y todo un conjunto de nuevas relaciones sociales, real y genuinamente autónomas y libres, que hoy se construyen en el Sureste mexicano.

Además de estos tres Encuentros, La Otra Campaña comenzará a tejer un vínculo más organizado y más sistemático con ciertos movimientos campesinos de todo el mundo, los que recientemente se han agrupado para luchar dentro de un nuevo ‘Movimiento por la Defensa de la Tierra y el Territorio’, el que habiéndose constituido en julio de 2007, va a incluir a sectores tan importantes como el Movimiento de los Sin Tierra brasileño, y a otros grupos de la red mundial de la organización Vía Campesina. También, y en esta misma lógica de ampliar y consolidar las redes mundiales de apoyo y simpatía por el neozapatismo mexicano, y por La Otra Campaña, el EZLN continuará incrementando y diversificando sus relaciones con los movimientos indígenas de toda América, lo que se plasmará claramente en el Encuentro de los Pueblos Indígenas de América celebrado en octubre de 2007 en Sonora.

Y vale la pena subrayar el hecho de que, como se mostró en todos estos Encuentros Internacionales, y en estas iniciativas importantes, el movimiento indígena neozapatista (y con él, ahora también la creciente red de La Otra Campaña mexicana), sigue siendo un referente central de las luchas antisistémicas mundiales, que cuenta con la solidaridad y la simpatía de vastos sectores de la opinión pública planetaria, además de ser también un referente esencial de las luchas anticapitalistas en toda América Latina. Y esto, por no mencionar su papel, aún central e innegable, como catalizador principal de toda la protesta y la lucha realmente antisistémica de todo el México de abajo y a la izquierda. Es decir, un movimiento cada día más organizado, que cuenta dentro de todo México con la mayor simpatía y el mayor respaldo de todo el pueblo mexicano, de todos los sectores subalternos de la vasta nación mexicana.

Lo que, pensando otra vez en las recientes lecciones oaxaqueñas, y en la perspectiva de la constitución del Frente Amplio de Masas anticapitalista, nos permite continuar siendo tenazmente optimistas frente al futuro inmediato por venir.

Noveno Acto: Abril de 2007. En abril de 2007 sube el precio de la tortilla en hasta un 100%, lo que es sólo el primero de toda una serie de golpes sucesivos a la economía popular, golpes que se prolongan hasta el día de hoy. Y aunque luego de ese aumento brutal del 100% el precio quedará en un 40% más alto que el precio anterior, esto representa un dislocamiento esencial en la economía de subsistencia de todo el pueblo mexicano, el que hoy, como hace siglos y milenios, sigue alimentándose en lo fundamental a partir del maíz.

Y así como en 1807, en vísperas de la guerra de Independencia, y en 1907, en vísperas de la Revolución Mexicana, hubo también una desmesurada subida del precio del maíz, lo que fue uno de los factores económicos desencadenantes de ambos estallidos revolucionarios, así en 2007 vuelve a subir desproporcionadamente el precio del maíz, en un contexto en el que los salarios suben sólo tres, cuatro o cinco por ciento, y los precios de todas las mercancías de la canasta básica popular suben en cambio treinta, cuarenta, y en ocasiones hasta setenta, ochenta o cien por ciento cada año. Con lo cual el galopante e indetenible deterioro de las condiciones materiales de vida de la inmensa mayoría del pueblo mexicano, llega ahora a un límite ya intolerable y muy similar al que alcanzó en 1810 y en 1910.7

Y todo esto, en un contexto donde aumentan los impuestos, suben los precios de los bienes estatales, bajan los salarios reales, crece el desempleo, y se acrecientan y comienzan a acompasarse todos los síntomas posibles de una cada vez más evidente y cada vez más inmanejable crisis económica general de grandes proporciones.

Décimo Acto: Octubre de 2007. En este mes de octubre de 2007, la Caravana de los Comandantes Indígenas del EZLN, que iban al Encuentro de los Pueblos Indígenas de América, a celebrarse en Vicam, Sonora, es detenida y hostigada en su recorrido, lo que la obliga a retornar a Chiapas. Este acontecimiento, que no tiene equivalente durante todo el periodo del año y nueve meses que llevaba desarrollándose la iniciativa civil y pacífica de La Otra Campaña, parece ser el síntoma claro de una decisión del gobierno de Felipe Calderón, de incrementar e intensificar en una escala importante, el hostigamiento y la presión sobre las comunidades neozapatistas de Chiapas.

Pues, asustados con el rápido crecimiento de la red nacional de La Otra Campaña, y con el gran éxito de sus diversas convocatorias internacionales y nacionales, los grupos dominantes y gobernantes de México parecen decidir atacar al neozapatismo en sus propios espacios originales y en sus bases de apoyo locales en Chiapas, escalando la guerra, cada vez más abierta y agresiva, en contra de las comunidades rebeldes neozapatistas chiapanecas.

Esto fuerza a La Otra Campaña a un repliegue sólo temporal, a partir de diciembre de 2007, que lleva a suspender por unos meses el plan original de La Otra Campaña, y a reorganizar a todo el movimiento neozapatista dentro de Chiapas, preparando en todos los territorios neozapatistas, las distintas formas de respuesta necesarias para hacer frente a esas agresiones, de las organizaciones paramilitares, de las policías locales, municipales y estatales, y del ejército federal mexicano.

Y de la misma manera que en el terreno de las políticas económicas, y de las políticas sociales, y de la conducción política del país, también aquí se equivoca una vez más el gobierno de Felipe Calderón. Pues es claro que no será nada fácil doblegar, por la vía militar y paramilitar, a los cientos de miles de indígenas rebeldes que son las bases de apoyo del EZLN. Así que una vez reorganizadas las comunidades, y preparadas para resistir cualquier tipo y cualquier modalidad de ataque de parte del gobierno, La Otra Campaña retomará su plan original, pasando a la segunda etapa proyectada, y relanzando la construcción del Programa Nacional de Lucha, desde abajo y a la izquierda, tal y como estaba originalmente previsto.

Onceavo Acto: Marzo-agosto de 2008. Luego de haber contenido la ira popular, y de haber aceptado sin respuestas más radicales y contundentes la imposición del fraude electoral de 2006, el movimiento de Andrés Manuel López Obrador se desgasta y oscila entre altas y bajas, salpicado por la cada vez mayor corrupción de todos los sectores del PRD, y defendido por el grupo inmediato de los colaboradores cercanos al mismo López Obrador, grupo compuesto solamente de políticos desprestigiados y oportunistas. Y todo esto, bajo el dudoso cobijo del oportunismo político y sin principios de todos los partidos integrantes del llamado Frente Amplio Progresista.

En este contexto, ese movimiento parece recobrar una efímera fuerza, al oponerse a la entreguista Reforma Energética de Felipe Calderón. Pero con una actitud vacilante y poco clara, que reitera una y otra vez que se defenderá el petróleo «hasta donde se pueda», lo que presagia ya desde ahora, muy cercanas claudicaciones, componendas y justificaciones, de tibias posiciones y de igualmente timoratas respuestas, frente a la muy previsible imposición de dicha Reforma, por parte del PAN y del PRI, ya orquestada y preparada de antemano por los grupos y los poderes realmente dominantes en México.

Y si bien, nadie en su sano juicio apoya esa reforma entreguista de Calderón, la que llevaría sin duda a la bancarrota económica del Estado mexicano y a su colapso financiero, también es claro que no se ha preguntado lo suficiente a quién beneficia la defensa de la propiedad estatal de dicho petróleo. ¿Beneficia al pueblo mexicano, a sus clases obreras, a sus campesinos, a sus indígenas, a sus mujeres, a sus jóvenes, y a sus ciudadanos comunes y corrientes? ¿O más bien beneficia, simple y sencillamente, a los grupos gobernantes que en cada momento detentan el control de ese gobierno de México, es decir, hoy al grupo panista de empresarios corruptos de Felipe Calderón, y mañana quizá -esas son, por lo menos, las cuentas alegres de López Obrador-, al grupo igualmente corrupto de perredistas y de políticos de un posible gobierno de Andrés Manuel López Obrador? Pues sin la instauración de un gobierno en México que «Mande Obedeciendo», demanda importante entre otras de La Otra Campaña, poco se adelanta planteando que el petróleo permanezca como propiedad del Estado y del gobierno mexicanos.8

Pues si es sin duda preferible que el petróleo sea propiedad del Estado mexicano, más que de las empresas extranjeras, también es claro que mientras ese Estado mexicano no sea un Estado y un gobierno que sean realmente del pueblo mexicano, es decir un no-Estado y un buen gobierno, un verdadero autogobierno popular que mande obedeciendo9, mientras esto no suceda, ese mismo pueblo seguirá «sacando las castañas del fuego», no para sí mismo, sino para los otros, sean estos últimos el corrupto y tecnócrata PAN de Felipe Calderón, el desgastado y desprestigiado PRI de Beltrones, o los oportunistas y degradados PRD o FAP de López Obrador.

* * *

Pero ¿no es una obra en trece actos? Y hasta aquí, sólo van once actos. Sí, pero los actos doceavo y treceavo, están todavía por escenificarse en el inmediato futuro. Pues como dicen sabiamente los compañeros neozapatistas, por ahora todavía «falta lo que falta». Y estamos todavía en 2008. Y la obra, como lo hemos planteado desde el título de este texto, se refiere al lustro histórico, no cronológico, de los años de 2005 al 2010. Así que llenos de esperanza en el digno movimiento indígena neozapatista, y en el cada día más fuerte y popular movimiento nacional de La Otra Campaña, al que orgullosamente pertenecemos, repetimos, como los compañeros de Atenco, de Oaxaca, de Pasta de Conchos, y como todo ese vasto conjunto, cada día más y más grande, de todos los sectores, grupos, colectivos, individuos, y movimientos de las clases subalternas de México, ¡Nos vemos en el 2010!