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México-Estados Unidos, el verdadero flagelo de los mexicanos

Fuentes: Informador Obrero

América Latina, como la conocemos ahora, debe sus características esenciales al impacto que surgió con la conquista europea a partir del siglo XVI. Este acontecimiento representó un fenómeno crucial: por un lado, fue un complemento necesario para el nacimiento y desarrollo del capitalismo europeo, sin el cual es difícil imaginar su consolidación; por otro, para nuestro continente, significó un tipo de sometimiento que algunos autores han descrito como extractivo, es decir, un saqueo de recursos naturales para el mercado mundial.

Entre las distintas posturas explicativas existe consenso en afirmar que históricamente el subdesarrollo de los países latinoamericanos ha sido y es consecuencia de la dependencia impuesta por las naciones desarrolladas. A continuación, describo sucintamente los postulados que explican los mecanismos que operan actualmente para mantener y ahondar esta desigualdad aplicada para la relación México-Estados Unidos.

El centro de dominio ha transcurrido por varios países, desde la Segunda Guerra Mundial el centro de dominación se ha trasladado de Europa a Estados Unidos, bajo nuevas formas de dominación. El planteamiento cuyas pruebas actuales confirman la validez del postulado, lo estableció el académico Samir Amin (1931-2018) en su obra escrita desde la década del 70 del siglo pasado y alimentada en los años posteriores. Desde los debates surgidos respecto al intercambio desigual de los países, sus planteamientos sostuvieron que el principal motor de las transferencias de valor desde la periferia hacia el núcleo imperial no se basaba en diferencias de productividad, sino en disparidades salariales globales.

Samir Amin argumentó que el intercambio desigual en el capitalismo monopolista surgía del encuentro de métodos capitalistas avanzados con la fuerza laboral de bajo salario en las economías dependientes, transformando a la periferia en una exportadora de productos suministrados por corporaciones capitalistas modernas y altamente productivas. En otras palabras, se sostiene que las disparidades salariales globales son un mecanismo crucial en la consolidación de monopolios e imperialismo dentro del sistema capitalista global.

Esta propuesta ha sido respaldada por Jason Hickel, quien, junto con otros investigadores, publicaron en 2024 un artículo en donde demostraron que las economías del Norte global se apropiaron netamente de 906 mil millones de horas de trabajo incorporado del Sur global. El estudio demostró que, a pesar de contribuir con el 90 por ciento del trabajo global, los trabajadores de las economías periféricas reciben solo el 21% del ingreso global.

El investigador mexicano Mateo Crossa, junto con Álvaro de Regil, han estudiado los efectos de la relación centro-periferia para el caso concreto de la relación México-Estados Unidos, arrojando los siguientes resultados: en 2007, los trabajadores del sector manufacturero de exportación ganaban 2,56 dólares por hora, mientras que, según el principio de igual remuneración por igual trabajo, deberían haber ganado 22,30 dólares por hora. Esta labor no remunerada condujo a un drenaje de valor de 66 mil millones de dólares.

Para 2023, la situación había empeorado dramáticamente: un trabajador del sector ganaba 4,45 dólares por hora, lo cual representa un aumento importante respecto a 2007, aunque deberían haber recibido 26,65 dólares por hora bajo el mismo principio. Esta extracción de valor corporativo ascendió a 22,20 dólares por hora. Al multiplicarse por el número de trabajadores en el sector manufacturero de exportación y por el número de horas trabajadas (INEGI, 2023), la pérdida de valor resultante de la arbitrariedad laboral totalizó 135 mil millones de dólares. Este es el valor apropiado por el capital monopólico de casi tres millones de trabajadores en la industria manufacturera de exportación de México.

La cifra arriba reportada es de una magnitud dada que al compararla con otros registros podemos aquilatarla de mejor manera. Por ejemplo, la cantidad que México recibe en remesas en un año, 63 mil millones de dólares frente a los 135 mil millones arriba anotados, no representa la mitad del excedente transferido de México a Estados Unidos a través de las disparidades salariales en el sector de manufactura de exportación. Ahora si lo comparamos con el recurso total dirigido a programas sociales, 28 mil millones de dólares lo destinado para 2023, representan solo una ínfima parte frente a la disparidad salarial arriba señalada.

Los argumentos que Crossa y de Regil sostienen son centrales para orientarnos y observar dónde se encuentra los problemas nodales que como país tenemos, y no nublar nuestra mirada con la consigna del Gobierno federal respecto a que saldremos adelante con una distribución de los programas sociales en caso de que ello se lograra así. Coincido cuando se señala que el proceso arriba es un reflejo de la lucha de clases a escala global que entraña diversas manifestaciones y efectos. Esta condición priva a los trabajadores del valor total de su fuerza laboral y redistribuye la riqueza únicamente hacia arriba, perjudicando no solo a los trabajadores mexicanos sino a países que como México transfiere capital al Norte global, garantizando el ciclo de dependencia y subdesarrollo.

Fuente: https://informadorobrero.com/mexico-estados-unidos-el-verdadero-flagelo-de-los-mexicanos/

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