Participación en Seminario «Los muros del capital, las grietas de la izquierda», 15 de abril de 2017
En primer lugar una excusa, porque el día de ayer estuve tratando de terminar, y terminé, una ponencia que les iba a leer y que ahora pensé que era mejor no leer… Porque, había yo traído tres textos a Chiapas, pensando que iba hablar al principio de la reunión, del encuentro, y resulta que me invitaron para el final del encuentro, y lo que pensaba decir no venía al caso. Entonces decidí hacer… acordarme del maestro Alfonso Reyes, que me decía que cuando pudiera dar una conferencia sin leer, sería mucho mejor darla sin leer, y que si la leía viera más… al público que al papel. Aquí puedo ver un poco, en medio de la oscuridad, al público, y decirle que pensé en la conveniencia de definir qué es la izquierda para… en parte, contradecir a quienes nos están acusando de dividir a la izquierda. Y me pareció que ese problema es interesante traerlo aquí, y entonces se me ocurrió ver cómo ha definido el pueblo mexicano a la izquierda a lo largo de su historia.
Empecé a pensar en los curas rebeldes que se vinieron huyendo de la inquisición y del cristianismo de Carlos V y Felipe II. Y esos curas rebeldes son el principio de un proceso que corresponde a la emancipación humana; y que naturalmente incluye una categoría que no existía en las ciencias sociales, o que no era central en las ciencias sociales, y que es central en la vida humana; que es la categoría de la explotación de unos hombres por otros.
Esa categoría no existía antes, pero no es la única que hace suyo el pensamiento emancipador; es decir, no puede haber emancipación humana si hay explotación de unos hombres por otros, eso es absolutamente claro, pero acabar con la explotación no es suficiente porque la emancipación humana es mucho más que eso. Entonces, a partir de esta toma de posición, me pareció que aquellos curas; aquel cura que se subió al púlpito en la isla de Santo Domingo y ante la furia, la rabia desatada de los conquistadores, declaró o dijo en su sermón que los indios tienen alma; es decir, que no son animales…aquel cura exigió respeto a ellos por su dignidad humana. Y los conquistadores se pusieron furiosos, y bueno, en realidad eran herederos del Aristóteles que manejó la inquisición, aquél que le recomendó a Alejandro el Grande, un discípulo suyo, cuando se fue a conquistar Asia; y le dijo: «a los griegos trátalos como ciudadanos y a los bárbaros como animales o como plantas»…
Entonces, el respetar al ser humano, el respetar la dignidad del ser humano, es una lucha muy grande que se sigue dando hasta hoy; y la palabra, el término dignidad, es parte de la terminología más cara para nosotros.
Yo acabo de mandar a la Enciclopedia Marxista de Ciencias Sociales de Alemania un trabajo sobre la dignidad, y allí cito a esos curas rebeldes que defendieron vigorosamente la dignidad de los indios. Pero como se ve, esta lucha siguió hasta nuestros días y entre los teólogos apareció la teología de la liberación con Gustavo Gutiérrez, en Perú; con varios teólogos notables y pensadores políticos en Brasil, como Leonardo Boff, o como Frei Betto, a quien me he encontrado muchas veces en Cuba, y que está luchando ya no sólo por reconocer la dignidad humana de los nativos sino por el socialismo.
Una primera definición entonces de izquierda sería esa: la que lucha por la dignidad humana de cuanto ser humano es oprimido y discriminado.
Una segunda, es la lucha por la independencia, una lucha a la que no se le dio la importancia que tenía, y que tiene, sino hasta años muy recientes; hasta hace unas cuantas décadas con Fanon, en que el hombre colonial –el que vive en los países coloniales–apareció como un hombre oprimido, y bajo una opresión y una forma de dominación y de desprecio, y de privación, especiales; y tan especiales, que ahora vemos por ejemplo con lo que está ocurriendo en África. En 7 países de África, están por morirse, o ya murieron o se están muriendo varios millones de habitantes, de hambre; cosa que ocurrirá si lo que nos contaba ayer, según me dijeron, ¡Magdalena Gómez, que ocurre en México, donde no sólo nos están quitando los recursos como el petróleo, la electricidad, etcétera, sino las tierras, el agua y el subsuelo, y donde se están creando «enclaves coloniales! como los que ella mencionó.
Entonces sigue siendo un problema especial el estar contra el colonialismo, que más tarde se va a vincular al capital monopólico y va a adquirir otro nombre, el de imperialismo, y de eso hablaré un poco después. La lucha por la independencia además, unió a los pueblos indios con los líderes de la Independencia… Cuando Guadalupe Victoria le propuso a Morelos, perdón a Hidalgo, el dirigir la guerra, Hidalgo, según me contaron, le respondió: «No, ésta es una guerra del pueblo»; y parece que en la guerra había más pueblos indios luchando por la independencia que mestizos, o blanquitos. Entonces, los indios han estado insertos en nuestra historia, desde que nació este país como un país independiente, y hay que darse cuenta que lo que ahora se está haciendo es volviendo a decir eso; volviendo a expresar la estrecha vinculación, la total vinculación, que en México tiene el indio y el que no es indio. También, de ese par de curas que eran Hidalgo y Morelos, aparte de hacer la guerra del pueblo, uno de ellos, Morelos hizo la primera comunidad que se autogobernaba, y esa es otra forma de definir a la izquierda. Con comunidades y redes de comunidades autogobernadas y autosuficientes.
Y ahora paso a un legado más sobre el que, quienes manejaban ese marxismo un poco elemental de que no quiero acordarme, decían: que era una revolución burguesa, etcétera; pero no, es otra forma, otro legado de la emancipación la, que va a realizar Don Benito Juárez. ¿Emancipación de qué?, de la utilización de la religión para oprimir; y de la alta jerarquía eclesiástica, que junto con muchos de los ricos de la época colonial fueron los que se quedaron con el poder y las riquezas cuando España ya no los pudo retener; y fue una gran virtud de Juárez, el hacer «La Reforma», como se le llamó, la más profunda de toda América Latina, quitándole al clero sus inmensas propiedades, y estableciendo la educación laica y el derecho a pensar sin que le invocaran a uno a Dios para decirle que estaba equivocado. Entonces ese es otro legado que define a la izquierda, y a la lucha por la emancipación humana.
Con los liberales también, aparecen otras formas más de emancipación. Una es la que se da por la Autonomía Universitaria; la gran lucha que ocurre a lo largo del siglo XIX y XX, y que exige la independencia del Estado para que el pensamiento oficial no intervenga en lo que los profesores y los alumnos enseñan y aprenden. Fue y es una lucha maravillosa, que se sigue dando a lo largo de todos los años y que nos va a entregar hasta el «68» mucho de lo que la emancipación humana es.
Y en esa corriente, en ella, destaca alguien que no nació en México, pero que es latinoamericano, y que es uno de los escritores más notables de la lengua castellana, que es José Martí. Y Martí representa un liberalismo radical, de una profundidad verdaderamente extraordinaria, porque por un lado le da una fuerza, una importancia central, a la moral como poder; y por otro, denuncia, con su riquísima pluma, al imperialismo naciente; y por otro más…, organiza una lucha revolucionaria en la que invita a formar parte de la dirección revolucionaria a un comunista. Todo este liberalismo radical de fines del siglo XIX es el antecedente de la única revolución que subsiste en este momento de todas las luchas que se hicieron en busca del socialismo; y quiere decir que quienes rechazaban, o nos pedían incluso que no habláramos de moral, no entendían que no estábamos hablando de moralina, como con justa razón la denominó Benedetti, sino que estábamos hablando de moral de lucha, de moral de cooperación y de una palabra que siempre me sale en rojo en la computadora porque todavía no la acepta la Academia Española y que la inventaron aquí, los compañeros zapatistas, que es la que nos permite destacar la moral de compartición… Entonces moral de lucha, moral de cooperación, moral de compartición aclaran de qué moral estamos hablando y que buscamos tenazmente practicar; y ambas aclaraciones acaban completamente con los planteamientos absurdos, y con los silogismos falsos, que padeció una gran corriente anarquista, y acaban también con la simulación de los que hablan de moral nada más para engañar y pretender que son lo que no son…
Así las contribuciones a la izquierda de las corrientes liberales son muy fuertes; y van a llegar hasta nuestros días en que se enriquecen mucho con incontables experiencias y prácticas que comprueban su fuerza en el poder de movimientos y colectividades…
Pero, voy a seguir más o menos el curso de la historia de los legados y me voy a pasar a la Revolución Mexicana, en la que México también es el que hizo la reforma agraria más profunda de toda América Latina, una reforma revolucionaria en la que participaron los campesinos y los pueblos indios de México muy activamente, sobre todo con el zapatismo histórico, con el primer zapatismo, y fue una revolución de esas que se menospreciaron en cierto momento como burguesas por quienes incluso también califican de burguesas a las revoluciones del socialismo de Estado, en un modo de pensar bajo estereotipos que nos impiden ver la evolución de las luchas y de las acciones revolucionarias y contrarrevolucionarias. Y son las luchas en su accionar histórico las que realmente definen los procesos… En efecto, la Revolución Mexicana no fue una Revolución que hubiesen hecho los obreros solos, y es más, el comunismo no se había difundido tanto como el anarquismo entre los trabajadores. Pero los trabajadores participaron en esa guerra, y activamente; y participaron los campesinos y los pueblos indios y la pequeña burguesía, y se hizo una Revolución que logró esa Constitución de 1917 que estaba mucho más avanzada que la de la Unión Soviética, con principios de política de libre autodeterminación de los pueblos y de no intervención, realmente extraordinarios, y con derechos de los trabajadores, de los campesinos… y todo eso ocurrió en procesos en los que parece que por un momento la burguesía se alía con las fuerzas populares para los objetivos que éstas buscan pero poco a poco esas alianzas se van echando a perder, y las burguesías vuelven a recuperar su avidez; y su egoísmo y el proceso funciona de la manera más perversa… Se da un fenómeno que hemos visto recientemente con la mayoría de los nuevos gobiernos progresistas de América Latina. Es un fenómeno que se repite y se va a repetir cada vez que pueda, si no nos preparamos para enfrentarlo en cuanto aparezca. Y ese proceso se dio con la Revolución Mexicana de entonces, que vemos cómo tuvo momentos de definición de izquierda realmente extraordinarios. Su política, por ejemplo, de recibir a Trotsky, fue realmente de un talento muy, muy grande para explicar realmente cuál era nuestra posición; porque por otro lado estaba la alianza con Lombardo y con los trabajadores, una alianza de clases que Lombardo llevó demasiado lejos y que se desprestigió, pero que en un momento dado le ayudó a radicalizar muchas de las posiciones del propio cardenismo. Entonces, en México vemos una de las revoluciones, que a nivel mundial lleva al nacionalismo revolucionario, a las más profundas reestructuraciones de la soberanía nacional, del derecho a la tierra de los campesinos, de los ejidatarios, comuneros y pequeños propietarios, del derecho de los obreros a organizarse para defender sus valores e intereses. Y esa revolución, como muchas otras, sufre un proceso de recuperación que la lleva primero a establecer gobiernos de tipo llamado populista, con un populismo en el que empieza la falta de moral pública a prevalecer, pero no al grado que va a dominar hoy. Realmente hay un salto cualitativo en la desvergüenza, y en este momento este salto se ha dado y uno ve que la impunidad y la exhibición de la riqueza obtenida ilegalmente, coinciden con el empobrecimiento del pueblo y del país.
Entonces ese populismo va a dar tumbos y va a ir perdiendo fuerza, y ahí entra el gran proyecto de dominación y acumulación a nivel mundial del neoliberalismo globalizador. Y ese proyecto ha alcanzado un nivel mundial porque estaba ocurriendo algo semejante en la Unión Soviética y en China; a tal grado que Kissinger organizó muy bien a la llamada ultraizquierda que en Perú hizo estragos y acabó con muchos cuadros del Partido Comunista, que era pro-soviético. Y en el caso del presidente Allende…, yo estuve allá cuando fue el compañero Fidel Castro y estaba operando la política de desestabilización en que al mismo tiempo que subían los precios, se ocultaban los víveres y se agitaban los provocadores, en verdad desatados; y muchos de ellos eran genuinos, no eran agentes de la policía, pero se creían más revolucionarios y tenían luz verde como consecuencia de la plática previa de Mao Tse Tung y Kissinger. Y así, vimos y vemos un proceso muy, muy doloroso, en el que fue inútil el discurso, el discurrir y razonar de Fidel.
Yo lo oí ahí, estuve en varios actos a los que fue Fidel, y en uno de ellos estábamos en el Palacio de Gobierno de la Ciudad y ellos –Allende y Fidel–estaban en el balcón central, y yo estaba un poco a la izquierda, y.… bueno, a la izquierda físicamente, ¿no? Y entonces Fidel pronunció un discurso maravilloso, en verdad; y de pronto cuando ya tenía cautivado a todo su auditorio, dijo: – «¿Y ustedes creen, ustedes creen… que el pueblo se equivoca?» y entonces todos en la plaza gritaron: -«¡No, no se equivoca!» – «¡Pues fíjense que si!» … Y aquélla fue la risa más fuerte que yo he oído en mi vida. Y entonces lo que él trataba de explicarles es que la correlación de fuerzas que tenía Allende, no la podían desconocer, y que Allende no podía ir más lejos, ni más aprisa, y que la estaban tratando de llevar más lejos para tirarlo; porque a una gente que va corriendo, lo puede uno tirar de dos maneras: metiéndole el pie, o empujándolo por la espalda. Y era lo que estaban haciendo.
Entonces ahí tenemos otro problema, otra forma de definir a la izquierda en el sentido de que tiene uno que calcular con mucho cuidado el tipo de alianzas que se hacen, y que siempre hay posibilidades de error, pero que pensar en términos de una sola corriente es completamente contradictorio y la unidad en la diversidad se impone necesariamente.
Hay un elemento más al que querría referirme y es el que concierne al enriquecimiento de los valores, o de las metas por los que la izquierda lucha. Ese enriquecimiento se dio de una manera notable en el caso de Cuba, donde es auténticamente cierto que el maestro, o el autor intelectual de la Revolución… es Martí, y donde vemos que realmente se trata de otro socialismo. Y basta ver el papel que juega el Partido Comunista Cubano, que no es un partido que domine la verdad y que sea el vocero de la conciencia del proletariado; sino que es un partido que orienta y que aprende. Y nosotros vemos ahí una enorme importancia que define a la izquierda con la pedagogía de la liberación de Paulo Freire y con los discursos de Fidel, que son realmente ejemplares para transmitirle el poder al pueblo; porque es muy, muy lindo pensar que el pueblo gobierne, pero ¿sabe hablar, sabe oír? No, pero se le puede enseñar, y al enseñarle uno, también uno puede aprender. Y eso es lo que les pasó a los dirigentes de la Revolución del 26 de julio, que aprendieron mucho. Entonces, ahí aparece una nueva revolución, que vemos que tiene una capacidad de resistencia que las otras no tuvieron, y que será el tema final al que me refiera; porque antes querría decir algo más en relación a los nuevos valores, a las nuevas metas que definen a la izquierda y a la emancipación humana. Y una se refiere justamente a lo que dijo la compañera: a la mujer, al homosexual, al transexual; a una serie de valores que no se reconocían y que de pronto surgen en un primer plano con sufrimientos espantosos que no nos habíamos percatado de su existencia, y eso ocurre en el 68 con los movimientos estudiantiles. Y como la población antes tenía una esperanza de vida mucho menor, por ejemplo, yo no estaría hablando aquí si estuviéramos en el siglo XIX; pues aparece un nuevo personaje muy importante en las revoluciones, que es la juventud. Y la juventud cumple un papel de vínculo entre todas las edades y trae estas nuevas, estos nuevos valores a un primer plano; y los trae por ejemplo con otro movimiento sumamente original del que voy a hablar con mucho cuidado porque no quiero, este… elogiar demasiado a mis huéspedes, que me dan esta hospitalidad fraternal; pero lo que ha ocurrido en la Lacandona, yo creo que es el principio de un proyecto de Democracia Universal.
Si el imperialismo, si el capital monopólico, si los complejos empresariales, militares, políticos y mediáticos tienen un proyecto de globalización neoliberal, yo creo que nosotros tenemos un proyecto aquí, que nació aquí en la Lacandona, que no sólo es nacional, que es universal y que va a ser universal si la humanidad se salva. Porque ese es el último problema que les quería tratar. Y es que estamos viendo una efectividad tremenda de las nuevas formas organización que están usando dos técnicas, o dos tecnologías científicas, muy eficaces. Una de ellas está relacionada con las ciencias de la comunicación, de la información, de los mensajes, de la lectura del mensaje y de la ejecución del mensaje. Otra está vinculada con la existencia, o la modelación y escenificación, de sistemas que se llaman inteligentes y que buscan alcanzar un objetivo. Y todo ese conjunto está dominado por un sistema completamente tonto, que es el capitalismo, y que está negando la validez… el valor de las propias ciencias que cultiva en cuanto estas dicen que algo que afecta su avidez de poder, de riquezas y de utilidades.
El problema es que en la vida académica hay una…eh, un temor, una actitud de cautela, un miedo que les impide a sus miembros decir que realmente no hay solución para resolver problemas vitales dentro del capitalismo. Que… y esto lo dice lo dije la vez pasada que estuve aquí; que todas las medidas que el capitalismo ha tomado con anterioridad para resolver sus crisis y los problemas que le plantea a la humanidad y a la tierra, a la vida en la tierra, están en crisis, pero muchos especialistas no se atreven a decirlo y les doy un ejemplo: Hace poco, Trump negó que el cambio climático se debiera a los gases de las industrias y volvió a echar carbón y demás contaminantes; y desconoció el valor de la ciencia, y el presidente de la Academia de Ciencias de los Estados Unidos hizo una carta protestando muy fuertemente; pero al final de la carta, él mismo dice que la ciencia abrió la caja de Pandora; es decir, pensar esta gente, que el capitalismo es el origen de su propia muerte y de la muerte de sus propios herederos les resulta imposible, y son tontos y necios, y se ponen furibundos; como los habrán visto ustedes si se les dice una cosa que es absolutamente elemental. Es como si se enojara uno porque existe la ley de la gravedad y se pusiera uno furioso.
Entonces, nos encontramos en una situación realmente delicada en la que movimientos como el zapatista son importantísimos; y para mí, tanto Cuba como la Lacandona, son la esperanza para la humanidad. Porque en ambas se dan todos los valores de la emancipación humana en potencia, y se da un hecho en el que debemos reparar con cuidado, y es que, en otros países creímos que se estaba yendo al socialismo, y yo por lo menos nunca me imaginé que íbamos a regresar al capitalismo; y el capitalismo fue restaurado y está gobernando ahora en Rusia, en China y en Occidente. Entonces, la responsabilidad de nuestro proyecto es inmensa porque da los elementos para pasar de la idea de la Democracia, a la idea de la democracia con el poder distribuido entre todo el pueblo. Hay la posibilidad de pasar de la pura retórica a la democracia de todos, con todos y para todos, y a un mundo en el que quepan todos los mundos. Se puede pasar en la realidad a eso que podría quedarse nada más en una frase, en un conjunto de palabras, en un conjunto de conceptos; se puede pasar a la realidad por las técnicas de que hoy disponemos y por la moral de lucha, de cooperación y de compartición que sustentamos. Entonces…, ahora sí tenemos una ventaja, y es que lo que antes se tenía que quedar en la retórica, ahora se puede volver real y debemos aprovecharlo y tener la capacidad de aumentarlo; tenemos que aumentar nuestra capacidad de comunicar nuestros proyectos con el resto del mundo, empezando por nuestro país. Por eso la decisión que ha tomado el EZ con el Congreso Nacional Indígena, de participar en las elecciones, y de hacerlo en la forma en que ha planteado su ingreso, a sabiendas de que los procesos electorales han servido exclusivamente para mediatizar las luchas de clases y las luchas de los pueblos, ahora está entrando, no para jugar ese papel mediatizador y no para ocupar puestitos públicos, sino para hacerse de un espacio de lucha ideológica que abra la conciencia de muchos mexicanos más, de los que hablan lenguas originarias, que es así como podemos definir mejor a los pueblos indios, por sus idiomas. Y ahora sí, desde el principio, se nos plantea el problema de impedir la restauración, y para eso hay un teórico Durito; el teórico Durito que nos dijo algo que es muy importante y es que hay que enterrar al capitalismo boca abajo para que si se quiere salir se meta más y más y no regrese. Gracias.
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