Hoy por la mañana volvieron a bajar los aymaras en marcha desde El Alto. Esta vez se trató de un gran contingente dividido en tres sectores: adelante más de cinco mil maestros rurales del departamento de La Paz, luego la Federación de Juntas Vecinales de El Alto (Fejuve) y atrás, aguerridos, los campesinos aymaras. Todo […]
Hoy por la mañana volvieron a bajar los aymaras en marcha desde El Alto. Esta vez se trató de un gran contingente dividido en tres sectores: adelante más de cinco mil maestros rurales del departamento de La Paz, luego la Federación de Juntas Vecinales de El Alto (Fejuve) y atrás, aguerridos, los campesinos aymaras. Todo el día estuvo paralizado el centro de La Paz con las movilizaciones… todo el día también se escuchó el rumor del famoso golpe cívico militar que se avecina en Bolivia. Aquí se los contamos como lo vivieron las gentes de a pie en este país…
Esta mañana el país se desayunó con dos «bombas». La primera cayó anoche en la sureña ciudad de Tarija, donde los comités cívicos y las bancadas parlamentarias de cuatro departamentos exigieron la convocatoria inmediata al referéndum sobre las autnomías por parte del Congreso Nacional. Instituidos como la nueva derecha beligerante en Bolivia, las autoridades civiles y legislativas del oriente y del sur se manifestaron por autoconvocarse de no ser atendida su demanda de autonomía para gobernarse y manejar a placer sus recursos naturales… claro que entre ellos no se mostró ningún dirigente indígena o campesino en representación de las zonas donde realmente de encuentran los recursos, como el gas en la región guaraní del Chaco (al sureste del territorio)…
Pero la segunda explosión vino por los medios y dejó ya muy claro que hay un nuevo frente en este aparente caos boliviano: dos tenientes coroneles (oficiales normalmente con mando directo sobre las unidades militares) se presentaron esta mañana en un canal de televisión paceño. Los oficiales, que se refirieron con largueza a la crisis que vive Bolivia, llamaron abiertamente al pueblo (y a todos sus compañeros de armas) a sumarse a las movilizaciones y se lanzaron en contra del alto mando militar y la clase política nacional.
Un gobierno «cívico-militar» ¿revolucionario?
Los tenientes coroneles Julio Herrera y Julio Galindo dejaron siempre el mismo mensaje: exigieron la instalación de lo que llamaron «un gobierno cívico-militar» de transición que de hecho ligaba a los militares a la defensa de los recursos naturales y a la conformación de un gobierno nuevo. Herrera, de acuerdo a un cable publicado hoy en el sitio web de Radio Erbol, dijo que «Inicialmente el gobierno que queremos constituir es con la participación de todos los sectores, no es un gobierno militar. Queremos la renuncia del presidente y el cierre del parlamento».
Unas horas más tarde, en la Plaza de los Héroes, apareció una manta roja con letras negras repitiendo casi el mismo mensaje que, nada es casual, se parecía al mismo tiempo al incendiario discurso de Jaime Solares, secretario ejecutivo de la Central Obrera Boliviana (COB), del lunes pasado durante el cabildo sostenido en ese lugar por los movimientos sociales… a Solares lo vinculan a los aprestos golpistas desde hace días, desde el gobierno y desde algunos movimientos sociales.
Poco despuás de las 11 de la mañana, el Alto Mando de las Fuerzas armadas dio un pronunciamiento desconociendo los argumentos de Herrera y Galindo, avisando que ambos oficiales estarían siendo sancionados por sus «irregulares carreras militares»… sin embargo, durante todo el día los rumores trajeron a los movimientos sociales muy preocupados… así como al gobierno del Presidente Carlos Mesa.
Luego de mediodía, mientras los campesinos aymaras asediaban la Plaza Murillo en forma mucho más pacífica que ayer, al menos cien policías militares ingresaron a la plaza y se desplegaron alrededor del Palacio de Gobierno. Adentro del edificio, desde las 10:30 am, Mesa y los más altos oficiales militares sostienen una intensa reunión.
«Ésos hasta desprestigian»
De todos modos, como decíamos, los campesinos aymaras, los maestros rurales y los vecinos alteños bajaron en tres grandes grupos a La Paz. Los maestros, casi todos bilingües y de origen indígena, fueron los primeros en llegar al centro y se instalaron en la zona al norte de la Plaza Murillo. Los miembros de la dirigencia de Fejuve, que siguen divididos entre pelear por la nacionalización o moderarse y no entrar a la pelea nacional, llevaron a su contingente por una ruta larga que los retrasaría… pero se los pudo ver en algunos de los bloqueos a la plaza central junto a los campesinos… que volvieron a ser la columna vertebral de las movilizaciones.
«Hermano, ¿qué sabes de esos militares? Estamos muy preocupados… se puede poner muy mal la cosa», nos preguntó hoy antes de empezar la marcha Gualberto Choque, secretario ejecutivo de la Federación Departamental Única de Trabajadores Campesinos de La Paz «Tupaj Katari». Choque volvió a salir al frente de su gente, junto a los principales líderes aymaras en activo. «Nosotros no vamos a permitir un golpe, venga de donde venga, porque eso no cambia las cosas para nosotros ni nuestras demandas… nosotros queremos paz, pero una paz luego de que se vayan ellos», enfatizó el líder campesino mirando hacia la Plaza Murillo.
Esta vez, los comuniarios aymaras volvieron a rodear la plaza y al Presidente Mesa, pero no trataron de entrar. En una actitud menos beligerante que la de ayer, y luego de marchar durante dos días en estas ciudad, solamente tomaron las calles. Hubo pequeños enfrentamientos y gases en la avenida Sucre, una cuadra al norte del centro del poder, y otra vez en el cruce de las calles Colón y Comercio. En ese lugar, la policía trató de reprimir sin pretexto alguno a la gente, que respondió con dinamita, haciendo volar los vidrios de un edificio en el que ayer se apostaban fracontiradores y es propiedad del Poder Legislativo.
Poco antes de las 3 de la tarde, cansados y preocupados, los principales grupos de lucha se desmovilizaron. Un joven combatiente aymara nos preguntó también por el golpe… este corresponsal le mostró un volante que han estado repartiendo en las movilizaciones. Dirigido a «Todos los bolivianos y los hermanos latinoamericanos», y firmado por una supuesta «Alianza Civil-Militar», el documento habla de cómo «civiles y militares jóvenes ‘BOLIVIANOS TODOS UNIDOS’ compartiremos la gloria de liberar a Bolivia de un gobierno entregado a los intereses foráneos».
El joven combatiente, preocupado como todos por las tensiones que estamos viviendo, y ante la incertidumbre creada por estos militares y sus aliados civiles, se despidió diciendo «Éstos hasta desprestigian»…
A estas horas, algunas partes del centro paceño siguen fuertemente resguardadas por el Grupo Especial de Seguridad de la Policía Nacional (de quienes por cierto se ha anunciado un intento de motín esta mañana)… los militares siguen apostados en la Plaza Murillo… la gente que combate en esta ciudad ha vuelto a sus casas o a sus refugios… pero la calma que retorna ya no tranquiliza a nadie.