La integración latinoamericana y caribeña se inserta en la estrategia del Bloque Regional de Poder (BRP) que impulsa Venezuela y que, básicamente, significa unir fuerzas entre los Estados y Pueblos de la Patria Grande para deshacerse de la opresión de los poderosos del mundo, en especial de Estados Unidos.Dentro de esa concepción que abarca todos […]
La integración latinoamericana y caribeña se inserta en la estrategia del Bloque Regional de Poder (BRP) que impulsa Venezuela y que, básicamente, significa unir fuerzas entre los Estados y Pueblos de la Patria Grande para deshacerse de la opresión de los poderosos del mundo, en especial de Estados Unidos.
Dentro de esa concepción que abarca todos los aspectos de la vida de las naciones está incluida, desde muy temprano, la integración militar.
Está claro que un proceso de Liberación, en este caso continental, significa un salto cualitativo en varios campos. Pero en donde resultará muy difícil avanzar será en el área de cooperación militar.
A largo plazo todo proyecto de desarrollo independiente choca con los intereses de los poderosos; y esto se suele resolver por la vía militar.
Cómo integrar a Fuerzas Armadas y de Seguridad (FAS), que fueron en su mayoría fuerzas de ocupación en sus propios países al servicio del Imperialismo?
No son el «Brazo armado de la Patria»,o «El Pueblo en armas» en abstracto si no un objeto de disputa en la lucha de intereses entre dominantes y dominados. Desde 1955 y, más aun, cuando se insertaron en la Doctrina de la Seguridad Nacional (DSN), el Pueblo percibió claramente que le habían robado las armas y actuó en consecuencia. Así se convirtieron en el brazo armado del enemigo con uniforme local (dejo para otra ocasión la historia anterior).
Esa inserción en la DSN, fue consensuada. Por un lado el trabajo permanente en adoctrinamiento «anti subversivo» de los franceses y yanquis; por otro la complacencia de los militares continuadores de la «Libertadura» (no Revolución Libertadora).
No hace falta ser peronista para saber que en el periodo 1945-55 fue cuando más se distribuyó la riqueza en el país. Esto es lo que el Pueblo defendió: su derecho a la dignidad humana.
En el desarrollo de esta secuencia que llevó el enfrentamiento hasta 1976, donde el objetivo había pasado a ser el de destruir las chimeneas que daban sostén a la clase obrera sublevada, las FAS terminaron por perder todo sentido sanmartiniano: desaparecieron personas, mataron, robaron, sustrajeron niños; pero fundamentalmente se pusieron al servicio de la destrucción del país por el enemigo.
Por supuesto que no fueron los únicos: jueces y clérigos, políticos que fueron intendentes o funcionarios, empresarios que se enriquecieron a costa de la sangre derramada, se salvaron porque aparentemente, no tenían las manos manchadas de sangre. Ninguno de todos ellos tuvo su CONADEP o el equivalente al Juicio a las Juntas. En el caso de los empresarios, mandantes locales del Imperio, siempre salieron impunes: fueron sucesivamente llamados la Patria Financiera, la Patria Contratista, la Patria Privatizadora. Y con el dólar a $3 fueron la Patria Devaluadora, tiraron a millones de argentinos a la miseria.
Curiosamente las FAS tuvieron la oportunidad de acercarse al Pueblo y a Latino América con la guerra de las Malvinas. Guerra que no podía terminar de otra manera que con la derrota ya que fue lanzada por los lacayos militares del Amo del Norte para combatir a su principal socio, los ingleses. Sin embargo, hay que decirlo, una parte de los que combatieron tuvieron un comportamiento heroico en una esquizofrenia difícil de explicar. Mientras unos hacían de David frente a Goliat, otros daban instrucciones por la radio, pero no sus tropas, si no a sus agentes financieros para que multiplicaran en la City porteña sus capitales mal habidos.
Tuvieron otra oportunidad en el informe elaborado por la comisión militar presidida por el Tte. Cnel. Rattembach (1984) que condenaba y mandaba fusilar a la conducción de la guerra. Tampoco pudieron aplicar, aunque mas no sea, el concepto de honor. Cuestionando la Conadep y alzándose en armas en Semana Santa, Monte Caseros y Villa Martelli, definitivamente se perdieron.
Los militares argentinos (como corporación) todavía no han terminado de caer en la cuenta del papel que cumplieron. Y si alguien allí quiere recrear el espíritu del Libertador defendiendo la Soberanía Nacional debería comprender que la única manera es sumarse al Pueblo en la reconstrucción de un país con justicia. Justicia en todo sentido. Pero en lo que hace a las FAS esto solo tiene un camino práctico. No alcanza con una declaración televisiva a lo Balza que nunca fue acompañada por hechos. Hay que sacarse toda la mugre; decir toda la verdad de lo sucedido durante la dictadura en acto público; entregar toda la documentación; colaborar activa y sinceramente en la búsqueda de los cuerpos y en la de los más de 400 niños secuestrados (los desaparecidos que todavía están vivos); dejar de defender a los procesados de las FAS; reconocer a los militares asesinados por los militares como Valle, Cogorno y Alberte así como muchos sancionados, echados o congelados que no se prestaron a ese juego (Cesio y Urien entre otros).
Para que alguien perdone tiene que haber alguien que se arrepienta sinceramente. Y lo demuestre.
Solo así las FAS podrían aportar a la integración con pares extranjeros que se animaron a volver al ejemplo de los libertadores San Martín y Bolívar, verdaderos artífices tanto de la liberación de la opresión foránea como de la igualdad, la libertad y la justicia social al interior de la Patria.
Pero que nadie se engañe, milagros no hay. Ese proceso solo se puede dar si también el Pueblo se organiza en el mismo sentido ya que la batalla es en todos los planos, no solo al interior de las Instituciones Armadas. La lucha contra la impunidad, y el consiguiente castigo a los culpables dentro de las confesiones religiosas, de la Justicia, de la función publica, de la producción, de las finanzas, de la política como servicio al Pueblo, y no así mismo, también deben ser concretados.
Si no fuera así no solo no habrá integración militar sino tampoco Bloque Regional de Poder, es decir fuerza suficiente para lograr la segunda y definitiva independencia.
*El título está tomado de la película dirigida por Gaby Weber sobre la complicidad de la empresa Mercedes Benz en la desaparición de los trabajadores de esa fábrica en 1976.