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Milei, entre el premio nobel judío y el genocidio de los trabajadores argentinos

Fuentes: Rebelión

En otra gira más del carismático estafador, mascota de la ultraderecha global y presidente de Argentina, que está bastante perplejo por la pelea abierta entre Trump y Musk, Javier Milei se apresta a recorrer Italia (donde nuevamente se encontró y departió con Giorgia Meloni, su fan más sofisticada), España, donde pidieron su captura y apresamiento que no se harán efectivos (sería devolverle con la misma moneda ante la afrenta perpetrada al intelectual Iñaki Gil de San Vicente, a quien se le prohibió ingresar a Argentina y se lo envió en un avión de vuelta a Madrid, exhibiendo a las claras el carácter fascista y censurador de su gobierno), donde participará de eventos propios de ególatras y energúmenos de su estirpe.

Milei mantuvo en el Vaticano una reunión con el papa peruano que le prometió visitar Argentina para apoyar su mandato indigno. El temario se mantuvo en secreto pero se rumorea que el mandatario libertario le confesó a León XIV los últimos pecados y chanchadas en las que se ha visto envuelto, le reveló su creencia en el dogma trumpista y su confusión ante la ruptura muskera. Le habló de la escuela austríaca mientras el papa eructaba y se tiraba pedos. Toda la reunión fue una gran cagada en que sólo se soltaron promesas vacuas.

Podemos contar la gira antes de que acontezca porque cualquier reunión bilateral que celebre Milei será una traición a la patria, una oportunidad para vender criptomonedas o hacer negocios ramplones con mafiosos de las contrapartes. En ningún momento se hablará de la soberanía nacional, ni de los desastres y la ruina de sus políticas económicas –que consisten  en hambrear a los pobres para hacer más ricos aún a los ricos-, en ningún momento se contarán las mentiras del INDEC que dibuja una inflación a la baja que sólo engaña a los desesperados. Ni qué hablar de la pobreza rampante en las calles, de la desocupación y la economía en negro, de la decadencia moral de una sociedad encaminándose al abismo de una deuda tan ilegítima como delictiva, de su nuevo ley pasta base para el lavado libre de los narcos, de las masivas protestas de quienes se ven afectados por su célebre e infausta motosierra.

Nada de lo que haga o diga Milei en ésta o en cualquier otra gira escapará a su objetivo de recolectar fondos para su séquito y la secta de pedófilos ortodoxos que lo patrocinan. Su hermana Karina, que es el jefe y cogobierna con él, es una abusadora filial que recolecta dinero armando entrevistas con despistados e idiotas que se quieren encontrar con él y pagan 50.000 dólares para ello, no tiene la menor idea de lo que es la gestión de un Estado, y mucho menos entiende de política internacional. Ni siquiera es buena en su profesión original, que mezclaba el tarotismo con la decoración de tortas. Ella lo acompaña a todos lados y le consigue prostitutas y pañales para su entera satisfacción y seguridad. El tipo anda con chaleco antibalas y miles de hormonas artificiales y antidepresivos para enfrentar el mundo con alegría, con su ancha y sádica sonrisa resplandeciente por los beneficios obtenidos en su presidencia.

Dejamos para el postre la parada final, el aludido premio del título, que se llama Genésis y se otorga a los defensores más acérrimos de los crímenes israelíes, ahora puntualmente del genocidio en Gaza. Las imágenes de palestinos masacrados cuando van en busca de ayuda humanitaria, o en jaulas esperando torturas de soldados israelíes, seguro no se exhibirán en la ceremonia de entrega. Milei va a contar que pronto –y por fin- va a meter presa a Cristina, que es amiga de Irán y enemiga de Israel (a su juicio desquiciado), se va a solazar con cánticos judaicos celebrando la muerte de niños palestinos, y le pidió a su amigo Netanyahu que lo deje ir al frente para satisfacer sus ansias combativas, y por qué no, de manera cobarde y aviesa, tener el orgullo de lanzar algún misil o una bomba que aniquile a unos cuantos más, así le allana el camino a la inmobiliaria Trump-Netanyahu. Esta participación en el genocidio seguramente lo postulará para el premio Génesis del año que viene, así tiene asegurada otra visita más a la Tierra Prometida. El mesianismo mosaico (de Moisés) del argentino anarcocapitalista lo conducirá a perorar como un colono más, va a tratar de ser más sanguinario que Bullrich en la represión a los hambrientos gazatíes al borde de la inanición. Seguramente, disfrutará de una experiencia inolvidable, de un sueño divino, ¡Am Israel jai, viva la libertad carajo!

Y así sellará su enésima gira aberrante que sólo traerá más desolación y angustia al pueblo argentino.

Sitio: malditarealidad.com.ar

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