El Vicepresidente Alvaro García esperaba unos 100 mil campesinos e indígenas en la cumbre social que se realiza este lunes en Sucre en defensa de la Asamblea Constituyente; luego la cúpula masista redujo sus expectativas hasta 50 mil y en las últimas horas los líderes de las organizaciones sociales que convocan al cónclave declararon que […]
El Vicepresidente Alvaro García esperaba unos 100 mil campesinos e indígenas en la cumbre social que se realiza este lunes en Sucre en defensa de la Asamblea Constituyente; luego la cúpula masista redujo sus expectativas hasta 50 mil y en las últimas horas los líderes de las organizaciones sociales que convocan al cónclave declararon que 30 mil personas deliberarán el estadio Patria de la capital.
El secretario ejecutivo de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB) Isaac Ávalos informó a la agencia ABI que en el encuentro no sólo participarán campesinos sino también gente de la ciudad. No quieren provocar a la ciudadanía de Sucre, y menos tomar instituciones, como anunciaron algunos «grupos reaccionarios» de Sucre. «No vamos a insultar a nadie y sólo vamos a discutir la situación de la Asamblea entre todos los hermanos del país», dijo Ávalos.
Confirmaron su asistencia los cocaleros de las seis Federaciones del Trópico de Cochabamba, gremiales, «ponchos Rojos» del altiplano paceño, trabajadores campesinos de Potosí, originarios de Chuquisaca, entre otros movimientos sociales afines al gobierno. Los cocaleros de los Yungas se aproximan a pie a la capital.
Se movilizan en defensa la Asamblea frente a la conspiración derechista. Quieren hacerse sentir por los grupos conservadores, quienes lograron paralizar las deliberaciones del foro por un mes a punta de protestas callejeras en muchos casos marcadas por el racismo. La presida de la Constituyente Silvia Lazarte se quejó de que en Sucre «no se puede caminar» y que la vida de los constituyentes «está amenazada».
Los campesinos pedirán que la Asamblea ratifique el Estado Plurinacional, las autonomías regionales, y castigos para los traficantes de tierras. «Vamos a continuar apoyando a este proceso de transformación y cambio, pero ellos (oligarcas) no quieren aceptarlo, como tampoco quieren que un indio sea el Presidente de la República». El Vicepresidente Alvaro García advirtió a la derecha «contrarrevolucionaria y fascista» que el programa de cambios del gobierno continuará «con o sin Constituyente».
Los dirigentes del bloque conservador son los prefectos de la «media luna»: de Tarija Mario Cossío, del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR); de Pando Leopoldo Fernández, ex senador de Acción Democrática Nacionalista (ADN) y ahora de Poder Democrático Social (Podemos); y Ernesto Suárez, prefecto de Beni por Podemos y antes diputado por ADN.
Según el analista cruceño Jerjes Justiniano, estas autoridades ya no pesan mucho porque su accionar está supeditado a los comités cívicos. Ahora pesan los grupos corporativos cívicos: Branco Marinkovic, dueño de la fábrica de aceites «Rico» y terrateniente que tiene problemas con el Estado por apropiarse ilegalmente de más 20 hectáreas de tierra del pueblo guarayo, y el prefecto cruceño Rubén Costas, dueño de la fábrica de azúcar Guabirá, entre otros.
Los prefectos de departamento, las universidades públicas y los gobiernos municipales que hasta el año 2005 exigían o se movilizaban por mayor presupuesto ahora han duplicado y hasta triplicado sus ingresos económicos gracias a la nacionalización de los hidrocarburos, pero irónicamente están en contra de quién les otorga mejores condiciones para trabajar. «Ahora las universidades están en contra del gobierno que les ha dado presupuesto. Antes salíamos a las calles a buscar el presupuesto y ahora salen por demandas políticas», opina Justiniano.
La conspiración derechista radicaliza a algunos sectores que piden al gobierno «mano dura» con la extrema derecha y que expulse del país a los empresarios de origen croata que confrontan a los bolivianos. El dirigente de la COR de El Alto Edgar Patana ha llamado a la población a boicotear a Marinkovic dejando de comprar aceite Rico.