Los comuneros exponen sus razones para oponerse a la expansión de tiendas de autoservicio en tierras de uso común y hacen suya la defensa de la alimentación y del comercio tradicional
«Aquí no existe ni un solo Oxxo. Porque afortunadamente son terrenos comunales y la organización no ha permitido que lleguen aquí», expone Juan Pérez, quien no es comunero pero se desempeña como vendedor de nopal en el Mercado de acopio Nopal- Verdura. Su familia vive desde hace cuarenta años en la comunidad de Villa Milpa Alta.
«Nuestro lema es la defensa de la tierra y de nuestra cultura», afirma Ausencio Flores Jiménez del equipo de la Representación General de Bienes Comunales de Milpa Alta, presidida por el comunero «histórico» Don Julián Flores Aguilar.
La tarea comunal es cuidar la tierra, el territorio y la forma de alimentarse. Son las costumbres del pueblo. «Nosotros vamos a seguir hasta donde sea necesario para vigilar que no lleguen a nuestra comunidad ese tipo de empresas, porque acabarían con los usos y nuestras tradiciones», advierte Ausencio.
En el mercado Benito Juárez de Villa Milpa Alta se comercializa una gran diversidad de productos,-«aquí comemos lo que producimos, carne de puerco, borrego y pollo; acá casi no se matan reses. Muchos tienen animalitos y cuando los matan, los llevan a vender al mercado que está en el centro del pueblo. No necesitamos ir a un Wal-Mart, aquí no existe ni una sola tienda de esas, ni de Oxxo. Tenemos tiendas grandes de gente de aquí, el ingrediente que necesitamos lo encontramos en la comunidad», relata una vendedora de pan tradicional en el mercado de Milpa Alta.
Milpa Alta lugar de tradición
La delegación de Milpa Alta se encuentra al sur de la Ciudad de México, una de las urbes más grandes del mundo. Territorio ancestral, con tradición de lucha campesina e indígena desde el tiempo de la colonia, ha mantenido una incansable defensa de la tierra, el agua, el aire, el bosque, de sus costumbres y alimentación.
Recorrer la Ciudad de México y llegar a Villa Milpa Alta es salir del umbral de una aparente modernidad. La metrópoli con sus grandes letreros comerciales a lo largo del trayecto nos invita al consumismo propio de nuestro tiempo. El transporte público que lleva primero a Xochimilco y después a Milpa Alta, es particular. Sus conductores, aunque con códigos iguales a los choferes de cualquier ciudad, son un tanto diferentes; algunos son campesinos y otros comuneros. Entre ellos se saludan cuando suben o bajan los pasajeros de una comunidad a otra.
Toman el volante con sus toscas manos, algunos por la siembra de flores en Xochimilco y otros por el rudo trabajo de la producción del nopal en Milpa Alta. A pocos kilómetros después del Periférico que rodea la ciudad de México ya se comienza a respirar un aire rural de bosque y campos.
Al paso por Xochimilco sobresalen sus canales y chinampas, los colores de las trajineras agrupadas en fila en los embarcaderos, el mercado de flores y plantas. En la calle, una manta anuncia el recibimiento del Niñopa, santo que no tiene iglesia, apodado como el «niño viajero» por los barrios que lo reciben con fiesta todo el año.
Saliendo de Xochimilco y pasando por su último pueblo, San Gregorio, ya en los límites con Milpa Alta, se deja el último el Oxxo antes de llegar a destino. Arribando a Milpa Alta, los olores y los colores de la comida del mercado, los tejidos tradicionales en los vestidos de las mujeres y el uso del sombrero nos indican que estamos en un pueblo campesino en la capital de país.
La voz amable de una vendedora de hierbas y verduras en una banqueta cerca del mercado llama: –que se le ofrece joven, lleve hongos, pápalo, nopalitos-. Es un saludo y una invitación para adentrarse a la cultura alimentaria originaria de los pueblos que aún existen en los márgenes de la Ciudad de México.
Pueblo de tradición, costumbres y lucha, actualmente se encuentra en la mira del gran capital. El agua y el bosque de Milpa Alta representan cuantiosas sumas de dinero para inversionistas que ven en la explotación de los bienes comunes naturales nuevas formas de ganancia.
La delegación de Milpa Alta reúne doce pueblos comunales y tres ejidales. Del territorio delegacional, 28 mil hectáreas son de propiedad comunal y representan el 2% de la biodiversidad en el país. Es la principal zona de recarga de mantos freáticos que abastecen el Valle de México, Cuernavaca, Cuautla y algunas otras partes del estado de Morelos.
¿porque en Milpa Alta no existe un Oxxo? Sólo después de recorrer el bosque, los mercados, hablar con su gente, podemos responder a esta pregunta.
Las tienditas de Milpa Alta frente a tiendas de autoservicio
«Si la delegación aprueba la instalación de una tienda de autoservicio, nosotros nos oponemos; de inmediato se activa la asamblea y vamos a ver qué paso con la delegación. Ellos no tienen autoridad para ver estos casos. Es la asamblea de comuneros donde se decide si se permite un establecimiento de este tipo aquí», explica el comunero Ausencio Flores Jiménez.
Después de varias luchas de los milpaltences, en 1997 se estipuló en el Programa Delegacional de Desarrollo Urbano de Milpa Alta la siguiente resolución: «la representatividad de este sector emana del hecho del tipo de propiedad de la tierra existente en la Delegación; que es propiedad común, la cual abarca el 92% de las propiedades«. El 8% restante representa los terrenos de propiedad ejidal, también colectiva, y por lo tanto en todos los pueblos de Milpa Alta las obras públicas tienen que pasar por el consentimiento de la asamblea y la representación comunal o ejidal.
En cada calle, barrio y pueblo de Milpa Alta existen tienditas con escasos productos, pero si no encuentras lo que buscas en una puedes ir a otra, y son tiendas de los vecinos. Para los comerciantes locales es preferible que los recursos de los clientes se queden entre los vecinos «a que se vaya con un capitalista que tiene cadenas de tiendas. Así le ayudamos al vecino, esto también es cuidar nuestras tierras, porque sabemos que si llegan estas tiendas va acabar con nuestras tradiciones, con las tienditas y con los mercados populares. Ellos son monopolios e impedir esto es detener la mancha urbana», añade el comunero.
«Aquí existen tienditas o misceláneas, así les llamamos nosotros», relata Ausencio Flores, «y si llegara esa marca de tienda u otras, las rechazaríamos de inmediato ya que acaparan productos y elevan los precios. En las misceláneas del pueblo no, porque los productos a veces son más económicos y el recurso o ganancia se queda entre los vecinos».
Las tiendas de conveniencia Oxxo son las más agresivas en el territorio nacional y también en la Ciudad de México. Forman parte de la cadena Fomento Económico Mexicano (FEMSA), que nació en 1985 en Monterrey con el nombre de Fábrica de Hielo y Cerveza Cuauhtémoc, presente en doce países.
Esta red cuenta con 15 mil tiendas en todo el país y atiende diariamente a 10 millones de mexicanos, lo que equivale en una semana al total de la población de México.
El mercado y la alimentación tradicional parte de la vida comunal
«El edificio que actualmente hospeda el Mercado Benito Juárez en Villa Milpa Alta se construyó en el año 2001. Antes no había centro de acopio, mi puesto estaba en la calle. Yo me acuerdo que hace mucho el mercado se ubicaba en el Jardín, y todos vendíamos en una mesita», recuerda Evangelina Sevilla, cuya familia lleva cinco generaciones produciendo el tradicional pan cocol con anís. Su familia se levanta todos los días a las dos de la mañana, prenden el horno, preparan el pan. «Todo lo hacemos a mano, batir, amasar; siempre hemos trabajado así», señala la comunera.
El Mercado Benito Juárez va a cumplir setenta años. Allí se vende ropa, abarrotes, comida, carne y mariscos; y en él Mercado de acopio Nopal-Verdura se ofrecen los productos del campo.
«Somos nueve pueblos comunales y cuatro ejidos que comemos lo mismo, pero cada quien hace o cultiva algo. En San Pedro Actopan se produce mole, en el Barrio de San Mateo de Villa Milpa Alta se cocina la barbacoa y en el Barrio de Santa Martha se elabora el pan tradicional», explica Evangelina.
Para Juan Pérez, vendedor de nopal, pelo largo y bajito de estatura, «Milpa Alta se mantiene como pueblo porque es autosustentable, no necesita de mucho, aquí puedes cortar tu alimento. En el campo cortas hierbas y comes hierbas, si llegan esas tiendas de autoservicio afectarían la alimentación de nuestra Milpa Alta», advierte mientras quita las espinas a cientos de nopales.
La alimentación es comunal ya que es parte de su territorio: «lo que consumimos está dentro de las 28 mil hectáreas que cuidamos, y son tierras comunales, los hongos, los tés y otras hierbas que nacen en el suelo de conservación comunal que son alimentos», explica Ausencio Flores.
En el Mercado de acopio Nopal-Verdura, fue creado hace 16 años, coinciden comuneros y avecindados que ofrecen su mercancía. También Francisco Jurado vende nopales y explica que el objetivo de este mercado es «recolectar en un solo lugar varios productos de la región, aquí vendemos maíz, peras, nopales, lechugas, rábanos, chicharos, aguacate, flores y mucho más». Su trabajo es duro ya que a las dos y media de la mañana tienen que estar preparados para vender, a las seis de la tarde termina su trabajo.
Adriana Medina, de Santiago Tlacotenco, vende pulque: «desde hace mucho tiempo nosotros raspamos el maguey y vendemos en el mercado. Raspamos dos veces al día. Yo llego a las siete de la mañana y me voy a las doce o a la una de la tarde».
La visión del gobierno de la Ciudad de México
El 15 de marzo de 2016, el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, firmó el convenio de colaboración entre la Secretaria de Desarrollo Social y OXXO, por lo cual dicha cadena proporcionará los insumos para los 300 comedores comunitarios activos en la Ciudad. «Es precisamente con esta visión de la seguridad alimentaria, que estamos llevando a cabo varias tareas, que hoy platico a mis compañeros de OXXO y de FEMSA que nos acompañan»: con estas palabras Mancera sigiló el acuerdo.
Asimismo, el 6 de diciembre de 2016, el presidente de México acordó con el director general de Walmart en México y Centroamérica la expansión de esta empresa, ya que, aseguraron, con ello se crearán 10 mil empleos que se sumarán a los 200 mil que ya existen. Entre los agradecimientos, Ildefonso Guajardo Villarreal, Secretario de Economía de México, expresó que en estas tiendas «se concentran productos con patentes estadounidenses, pero procesados con manos mexicanas y sin duda comercializados en el mundo por esta capacidad que tenemos».
A contracorriente de las decisiones tomadas por las autoridades mexicanas, los pueblos comunales nahuas del sur de la capital luchan contra el interés empresarial.
En Milpa Alta, se siembra frijol, haba, chícharo, nopal, zanahoria, col, lechuga, acelgas, espinacas, y un largo etcétera. Además, indica Ausencio Flores, «existen plantas comestibles que nacen por si solas casi todo el año, como: la lengua de vaca, los quelites, los chivitos y una variedad de hongos. La gente de aquí está volviendo a las ‘buenas prácticas’ de agricultura y de esa manera podemos aprovechar ese tipo de alimento».
La defensa del territorio de los abuelos
Actualmente en Milpa Alta existe un ataque constante por los bienes comunes de esta comunidad: el bosque y el agua son los recursos que más se persiguen.
En el mes de diciembre del 2016, varias comunidades realizaron reuniones informativas, en las cuales el Comité de Agua y la Representación General de Bienes Comunales explicaron que el gobierno de la Ciudad de México está violando el decreto de veda hídrica que data del año 1954, y establece que no se pueden realizar pozos en estas zonas de recarga de agua.
Milpa Alta ha tenido una larga experiencia de lucha por la defensa de su territorio. En 1979 expulsó a la empresa papelera Loreto y Peña Pobre de sus bosques, y más tarde luchó contra la intención de establecer la Ciudad de la Ciencia y la Tecnología del Politécnico Nacional, que arrebataría 800 hectáreas de uso común. Los comuneros han defendido su tierra incluso llegando a destituir a delegados: el caso extremo fue el de Daniel Chícharo, delegado de Milpa Alta en 1980, que fue quemado por no seguir los acuerdos de la asamblea comunal. A raíz de este trágico suceso, el 17 de agosto de 1980 se llegó al acuerdo que reconoce la figura de la Representación General de Comuneros de Milpa Alta.
Roberto Bonilla Rodríguez, doctor en geografía por la UNAM, en su texto trabajo «Agricultura y tenencia de la tierra en Milpa Alta. Un lugar de identidad», menciona que «en el Programa Delegacional de Desarrollo Urbano de Milpa Alta de 1997, y en el del 2002, se resalta la importancia que tiene la representación comunal, […] que es propiedad común, la cual abarca el 92% de las propiedades […] Los comuneros tienen un reconocimiento por parte de las autoridades agrarias […] que es fundamental en esta Delegación por su carácter agrario, y por el tipo de tenencia de la tierra, de esta situación se deriva una legitimización jurídica y social de los comuneros como representantes de los intereses de la comunidad […] Esta población cuenta con estructuras representativas importantes, tanto en número como en territorio, considerándose su participación como estratégica».
A partir de febrero del 2010 se desarrolló una la lucha contra los talamontes vinculados con el crimen organizado, y por eso los comuneros establecieron la Vigilancia Comunal y la Brigada Forestal. En 2016 se movilizaron para rechazar la construcción una base militar de la Marina, contra la intención de cavar pozos y privatizar el agua, y contra la instalación de tiendas de autoservicio. La agenda contra el despojo de este pueblo es permanente, con una sola estrategia para defenderse: primero, reuniones y acuerdos, y la segunda, organización y resistencia.
Cuidado y vigilancia forestal
La representación comunal cuenta con un área de vigilancia, un área jurídica, de actividades comunales, un área administrativa, de atención a los comuneros y también realizan reuniones en los pueblos para tratar las actividades de la vida comunal.
La Brigada Forestal «trabaja de enero a julio en actividades de combate a incendios, y a partir de la mitad de julio hasta diciembre realizan trabajos de conservación, que significa dar un tratamiento a los arboles más pequeños, como el deshierbe, podas de raíz», explica Ausencio Flores. En épocas de estiaje, destaca, «que es el periodo de aguas bajas o de menor caudal, se realizan podas de levantamiento de copa, se limpian las brechas corta fuego, mientas que la Vigilancia Comunal, subimos sin armas a vigilar el bosque y es solamente para poder inhibir a los cazadores».
En Milpa Alta no existe ni un Oxxo ni ninguna tienda de autoservicio porque su comunidad no ha permitido su instalación, porque poner una tienda Oxxo es quitar las tiendas tradicionales, es perjudicar a una comunidad, reflexiona Francisco Jurado, vendedor de nopales. «Si supiéramos de que agua se alimenta la verdura que se vende en la Central de Abastos de la Ciudad, diríamos ‘no como’. La alimentación es comunal, se come lo que se produce en estas tierras; el que come habas, come nopal y frijol, sabe que todo es de aquí de la comunidad. Yo si un día no vendo nada, voy a intercambiar nopales por habas, existe un poquito el truque que se hacía antes y así todos comemos», y así concluye Francisco Jurado, con estas razones de un pueblo de costumbre.
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