«La salud física y mental, y el espíritu de solidaridad, son normas que deben prevalecer, o el destino del ser humano, este que conocemos, se perderá para siempre»- Fidel Castro Ruz Ser sembradores de drogas para satisfacer sus necesidades adictivas, ofrecerle una numerosa masa de migrantes para ser usados como mano de obra barata, regalarle […]
Ser sembradores de drogas para satisfacer sus necesidades adictivas, ofrecerle una numerosa masa de migrantes para ser usados como mano de obra barata, regalarle recursos naturales como petróleo para su seguridad energética, estar gorditos para beneficiar a sus farmacéuticas… son sólo algunos de los servicios que, en un intercambio desigual, México ha brindado a un imperio norteamericano abusivo y malagradecido.
EEUU no sólo busca adueñares de las soberanías y recursos naturales de otros, sino que trabaja con miras a controlar la alimentación del mundo. EEUU, consciente o inconscientemente, por medio de sus monstruosas empresas multinacionales está contaminando y destruyendo el campo mexicano, y le apuesta a que México sea no sólo su mascota o su prostituta, sino también a que sea su gordito.
Para EEUU, el negocio de la agricultura es un elemento clave para expandir su control sobre el resto del mundo. No es una mera coincidencia que México, estando a su lado geográficamente, después de EEUU, sea el país con más obesidad. Con un puñado de compañías imperiales que se dedican a la biotecnología, está en peligro la diversidad del maíz en México, su soberanía y su seguridad alimentaria, su derecho a alimentarse sanamente con comida orgánica y tradicional, su bienestar…
Al tiempo que México es la cuna del maíz, los productos con transgénicos (alteraciones antinaturales a la agricultura) están por todas partes, son baratos y atractivos para las modas del momento. Lo que a la vida le llevó millones de años, los promotores de organismos genéticamente mutados, con el buen pretexto de buscar «beneficios para la humanidad», están trabajando arduamente en la alteración y manipulación de la vida y la naturaleza. Lo que ellos llaman «beneficios para la humanidad» es una gran mentira ya que sólo buscan beneficiar a negocios imperialistas como Monsanto, una empresa a la cual lo que menos le importa son los daños a largo plazo que van a provocar.
En conclusión: porque la naturaleza no se puede patentar; porque queremos que México esté libre de comida mecánica; porque comer saludable no es ni debe ser cosa de ricos; porque queremos que México cuente con un pueblo, física y mentalmente, en buen estado; porque en lo alimentario México tiene mucho de sobra para ser autosuficiente; porque quienes pagarán los platos rotos cuando salgan a relucir los diversos daños al ambiente y a la salud del humano seremos nosotros mismos; porque al ser vecino de a lado de EEUU, a estas alturas, deberíamos ya saber que el que imita pierde, el objetivo sigue siendo sacar a los criminales de cuello blanco del poder e instalar un gobierno del pueblo.
Un gobierno del pueblo será clave para el bienestar, orientación, información de sus ciudadanos, trabajará en beneficio de la tierra, y cuidará de sus campesinos y les proveerá con lo que estos requieran para sacar adelante sus siembras, no permitirá que imperio alguno convierta a sus campesinos en campesinos «piratas», asegurará que el empleador no pague salarios míseros que no rinden ni para comer lo más básico, velará por el bienestar del pueblo y nos contagiará de un espíritu de confianza, para no odiarnos a nosotros mismos, menospreciarnos a nosotros mismos y conformarnos con ser un pueblo obeso, propenso a males que de ello derivan.
Si México sigue imitando a EEUU, éste, en poco tiempo, pasará de ser una raza de maíz a ser una raza de gordos enfermizos.
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