Desafortunadamente, y para desgracia de todos, los homínidos seguirán ocupando los cargos públicos del mundo. Lo peor es que no suelen ser homínidos pensantes, inteligentes e informados. En particular, me refiero a los cuatro candidatos a la alcaldía de la ciudad de Xalapa, Veracruz. Uno de esos cuatro humanos será el próximo alcalde de la […]
Desafortunadamente, y para desgracia de todos, los homínidos seguirán ocupando los cargos públicos del mundo. Lo peor es que no suelen ser homínidos pensantes, inteligentes e informados. En particular, me refiero a los cuatro candidatos a la alcaldía de la ciudad de Xalapa, Veracruz. Uno de esos cuatro humanos será el próximo alcalde de la ciudad, aunque, hasta ahora, es evidente que todos han perdido frente al candidato imposible, el candigato Morris.
La figura de Morris se ha apropiado del ciberespacio de una forma avasalladora. Este hecho no es trivial, especialmente a la luz del rol que internet y redes sociales han demostrado tener en los movimientos ciudadanos, un papel importante, que la política tradicional no ha querido reconocer.
Hace unas semanas caminaba por las calles de Xalapa, a donde quiera que volteara me interrumpían la vista anuncios espectaculares con la cara de bípedos con sonrisas falsas, eslóganes gastados y colores distintivos de sus respectivos partidos políticos. «Elecciones», pensé con total y absoluta indiferencia. Poco después me enteré del más reciente chisme que corría por el mundo del internet y las redes sociales: los xalapeños lanzaron un gato como candidato. No me aguanté la curiosidad propia de mi especie e hice una búsqueda en google sólo con las palabras «candidato» «alcalde» «Xalapa», y las múltiples combinaciones posibles, sin ninguna referencia a Morris, aún así, por lo menos en tres páginas de google los resultados de búsqueda sólo se referían al candigato. No había reservado un lugar en el hipocampo de mi cerebro para los nombres de los candidatos antropomorfos. No había forma de saber quiénes eran los otros candidatos. Morris lo dominaba todo. De alguna manera, que tampoco quedó registrada en el hipocampo de mi cerebro, me enteré de los otros: Américo Zúñiga del PRI, Abel Cuevas del PAN, Dulce María Dauzón de Movimiento Ciudadano y Marco Salas del PRD. ¿O era Américo Cuevas del PRD, Dulce María Zúñiga del PRI, Abel Salas de Movimiento Ciudadano, y Marco Dauzón del PAN? No sé, cualquiera de las múltiples combinaciones posibles, además, fuera de Xalapa es poco probable que se escuche hablar de ellos.
Los nombres de los candidatos oficiales, legalmente registrados no figuraban en los motores de búsqueda, pero la red se inundaba con frases como: «In cat we trust», «Yes, we cat»; imágenes de pósters de campaña, stikers en los autos, personas con playeras de Morris; memes de Monsivais cargando a Morris, Obama probándose una playera del gato; gráficas de consulta Gatofsky, en las que por mucho el gato sobrepasa a los homínidos, pero EPN gana; el gabinete oficial, con Grumpy Cat, El Gato con Botas, Don Gato y otros felinos; montajes en portadas de revistas como Time y National geographic. Además el spot de campaña de Morris en Youtube tiene más de 38 mil vistas, hay decenas de videos en esta página sobre el cuadrúpedo, hasta la cumbia del candigato. Todo esto hecho por ciudadanos cuya simpatía y voto está con Morris y no en los homínidos.
Más allá del prolífico elemento humorístico que Morris ha generado, hay ciertos indicadores que demuestran el poder de internet como una forma la participación ciudadana. La página de Facebook del candigato rebasa 140 mil «likes», contra la página de Américo Zúñiga, que es el homínido más popular, y apenas rebasa 38 mil «likes». En el fanpage del candigato sus seguidores han encontrado un espacio para la denuncia, comunicación y organización ciudadana. Los seguidores suben fotos de eventos de campaña donde es evidente la compra de votos, se expone la desaparición de personas, hay denuncias estudiantiles por falta de pago de becas estatales; también se promueve el acopio de víveres para damnificados por el desbordamiento de ríos, que es un evento muy común en Veracruz, y al parecer Morris está haciendo más que el propio gobernador del Estado, Javier Duarte, también se sabe que el robo del fondo para desastres naturales es un evento muy común en Veracruz. El gato, promueve acciones como caminar por salud y evitar contaminar, conocer a los vecinos como primer paso para la organización y cambio social; obviamente, se ha manifestado en contra del maltrato animal, y sobre todo reitera un categórico rechazo a los partidos políticos, algo que, sin duda comparte con todos sus seguidores.
No tengo el dato duro, pero con base en la observación empírica, es más que evidente que las notas periodísticas sobre el candidato de la especie Felis catus rebasan por mucho a las de sus análogos de la especie Homo subsapiens. En prensa nacional, Proceso, Milenio, La Jornada, El Universal, Excelsior, Forbes México y El Chamuco han publicado varias notas sobre Morris. También se pueden encontrar notas en blogs, periódicos locales de Veracruz, Torreón, Chihuahua, Sonora; en cerca de cuarenta medios nacionales online, muchos de diferentes estados del país como Coahuila, Chihuahua, Monterrey, San Luis Potosí, Sonora, Torreón, Veracruz, Yucatán. Además de la cobertura en periódicos y revistas internacionales: 20 Minuten, Suiza; Spiegel, Alemania; The Guardian, BBC y METRO del Reino Unido. En televisión lo han mencionado en CNN, Digital Spy, Huffingtonspost, Hypervocal, MSN, Univisión, Fox News, Sky News, y Animal Planet, de Estados Unidos.
¿Y qué pasa en el mundo fuera de internet y redes sociales? La historia no cambia mucho. La candigatura de Morris puso las elecciones en Xalapa en el mapa nacional, en la escena de opinión pública, y política. Javier Duarte opinó que «es muy respetable el candigato Morris», esto lo dijo durante la celebración del Día de la Libertad de Expresión, sobra poner énfasis en el descaro que constituye dicha celebración en el estado de Veracruz, sobra decir que una opinión tan anodina que contribuye con poco o nada a la construcción de un debate electoral. Hay quien opina que se trata de «una campaña sucia», otros afirman que Morris surge de un «contexto de dinosaurismo clásico», lo postulan como «el indignado en turno», como una invención del PRI para restarle votos a la izquierda, pero ¿quién asegura que los votos para Morris estaban destinados a la izquierda? Otros, con una imaginación conspiracionista, aunque no tanto como la anterior, afirman que es una cortina de humo, pero ¿de qué? si no había nada antes. Las elecciones en Xalapa pudieron haber pasado desapercibidas para el resto de habitantes del planeta, probablemente también para muchos xalapeños que no querían votar por ninguno de los candidatos propuestos.
La postulación del candigato Morris, en principio, puso en evidencia, sí, el descontento, la inconformidad, la falta de opciones, sí, pero, sobre todo ha puesto sobre la mesa temas de discusión que van más allá de que si el gato gana o no gana. Primero, Arcelia Guerrero, consejera del IFE demandó (DEMANDÓ) a los veracruzanos no votar por Morris, pues, argumenta, se anularía su voto automáticamente. A esto, se ha respondido que, aunque el porcentaje de votos que contarían como nulos (los de Morris) supere los votos destinados un partido, no es posible invalidar las elecciones, las elecciones siguen, se elegirá un Alcalde homínido con todo y la poca legitimidad que lleguen a tener las elecciones. Segundo, se ha dicho que si en el recuadro en blanco de la boleta se pone el nombre de un candidato no registrado, aunque sea un gato, es un voto y son votos que toman fuerza para que se formalicen las candidaturas ciudadanas. Pero ¿queremos candidaturas ciudadanas? No creo que los impulsores de Morris tuvieran un objetivo a priori, ya que afirman que se trataba de una broma. Morris es la respuesta creativa a la falta de confianza de los ciudadanos hacia la clase política. El éxito de Morris es la evidencia.
No creo que los seguidores de Morris tengan un objetivo a posteriori. No estaría mal comenzar a plantearlo. Votar o no votar o por quién votar no es lo importante, es un ejercicio de ciudadanía que cada quien asume desde su propia postura política e ideológica, pero ahí no se detiene el ejercicio ciudadano y mucho menos es el que mayor peso tiene. Está claro que no queremos a ninguno de los homínidos legalmente registrados como gobernantes. De ahí el surgimiento de Morris, de la gata Maya en Puebla, del perro Fidel en Jalisco, del burro Chon en Ciudad Juárez, del can-didato Titán en Oaxaca, incluso en Estados Unidos tienen al candigato Hank en Virginia y no olvidemos al árbol que Michael Moore postuló como candidato al congreso. No importa cuál de los especímenes de la fauna de la clase política gane las elecciones, ellos estarán robando el fondo para desastres naturales o para becas estudiantiles, estarán contratando a 160 empleados para que los atiendan en sus Quintas, estarán creando reformas fiscales, laborales, energéticas, educativas, que marcan el camino de un destino común que poco nos beneficia. Mientras tanto, los homínidos pensantes, inteligentes e informados, debemos asumir una responsabilidad colectiva, profunda y comprometida para crear una red social basada en la organización y la participación ciudadana, independiente del homínido troglodita que engulle nuestros impuestos desde su silla forrada con pieles de animales.
Fuente: http://sursiendo.com/blog/