Justo un día después que el gobierno anuncia que destina 6500 millones de dólares de las reservas para dar «garantías» del pago de la deuda externa al capital financiero, Hugo Moyano, que antes de la crisis del 2001 llamaba a marchas «contra el FMI», presentó en su acto en Vélez a los Kirchner como el […]
Justo un día después que el gobierno anuncia que destina 6500 millones de dólares de las reservas para dar «garantías» del pago de la deuda externa al capital financiero, Hugo Moyano, que antes de la crisis del 2001 llamaba a marchas «contra el FMI», presentó en su acto en Vélez a los Kirchner como el «modelo nacional y popular» a defender. Este giro y la reafirmación de la alianza del gobierno con Moyano va de la mano del veto presidencial que hace aún más proscriptiva la reforma política contra la izquierda que empezamos a ocupar un lugar destacado en las comisiones internas y cuerpos de delegados antiburocráticos.
Por el contrario, marchamos a la Plaza de Mayo este 19 para denunciar a este gobierno «empeñado en el rescate de los fondos buitres, en el nuevo canje de la deuda en cesación de pago, en el pago de la deuda externa y en iniciar un nuevo ciclo de endeudamiento externo» como señala la declaración unitaria de la convocatoria al acto a 8 años de las jornadas del 2001.
Aunque el discurso de Moyano trató de polarizar con el acto de la Mesa de Enlace en Palermo a quienes llamó «gauchos pendencieros» por pedir por boca del jefe de la Sociedad Rural «la cabeza de Scioli», es evidente que luego que Cristina le vetó a la CGT el acto callejero que tenía convocado junto Luis D’Elía contra «la zurda loca», el objetivo fue en defensa de los propios intereses de la burocracia sindical en que se apoyan los Kirchner.
En medio del creciente desprestigio del conjunto de la cúpula de la CGT que tiene en Zanola su máximo exponente por el escandaloso negocio de los medicamentos truchos, Moyano sostuvo que «más de 17 millones de trabajadores tienen acceso a la salud gracias a las obras sociales, lo que significa casi un 45% de los argentinos. Claro que se cometieron equivocaciones y que hay cosas para mejorar», sin aclarar que una de las cuestiones «a mejorar» sería no matar a sus propios afiliados vendiendo medicina adulterada.
La presidenta hizo uso de la tribuna del acto de Vélez para sostener que «queremos organizaciones empresariales fuertes junto a sindicatos fuertes porque queremos construir una Argentina en la cual todos tengan trabajo». Cínicamente se refirió a que «…hay algunos que todavía añoran los dos dígitos de desocupación porque así era más fácil y barato conseguir un trabajador» cuando en realidad hay millones de trabajadores en negro y desocupados que los empresarios de la industria y el campo utilizan para abaratar los «costos salariales». Contra el país de fantasía de Moyano y los Kirchner con trabajadores que, según ellos, tienen «salarios dignos y derechos», se mantiene a la mitad de la clase obrera por debajo de los 1500 $, promueven el trabajo precario con las nuevas cooperativas de empleo y sin derechos laborales ni gremiales para el 40% que está por fuera de todo convenio colectivo.
En Plaza de Mayo estuvimos para denunciar que en seis años de «proyecto nacional» de los Kirchner lo único realmente «fuerte» han sido las ganancias que se llevaron los empresarios durante el crecimiento económico que ha resguardado la principal conquista de los ’90 y el neoliberalismo de Menem: la fragmentación de la clase trabajadora mediante el empleo precario y el aumento exponencial de la masa de desempleados. Este 19 marchamos en apoyo al surgimiento de los delegados de base contra la burocracia sindical que tiene sus símbolos en Kraft y el Subte, porque son un punto de apoyo para recuperar los sindicatos para la lucha de clases, unificando la fuerza de toda la clase trabajadora. Fue la recuperación del cuerpo de delegados del Subte contra la burocracia de la UTA lo que permitió terminar con la tercerización que utilizaba Roggio en Metrovías para que un sector de los trabajadores tuvieran sueldos más bajos y peores condiciones laborales. Es la conquista de la nueva Comisión Interna de Kraft democrática y combativa lo que abre hoy la pelea por unificar la oposición a Daer en las principales fábricas del gremio de la alimentación para terminar con el trabajo contratado y por agencia que vienen manteniendo todos estos años las multinacionales y también los patrones nacionales como los de Felfort mientras su hijo hace ostentación de riqueza por los canales de televisión.
La «unidad del movimiento obrero» que defiende Moyano es, aún dentro del «viejo modelo sindical», una ficción. Por empezar el líder de la CGT sólo pudo mostrar en Vélez al gremio de los camioneros, en tanto la central peronista está dividida en distintas alas, todas burocráticas. La CGT mantiene una unidad formal mientras se adapta a las condiciones impuestas desde la dictadura y según uno de los principio claves del neoliberalismo de los ’90: cada sindicato negocia en base a las necesidades de los empresarios de cada rama y empresa, las paritarias únicas no existen más, es decir que no hay una «central» que represente a los trabajadores de conjunto. Peor aún, hay sindicatos nacionales como la UOM que en la práctica están divididos entre las siderúrgicas de altos salarios, por un lado, y las autopartistas y los talleres, por el otro, dividiendo a los metalúricos con convenios con enormes diferencias salariales y condiciones de trabajo entre sectores más privilegiados y otros que llevan la peor parte al estilo de la propaganda de «Don Carlos».
En la «central alternativa» ocurre lo mismo. En el gremio más importante de la CTA, el de los docentes, la CTERA se mantiene formalmente como sindicato nacional pero se ha adaptado a la provincializacion de los presupuestos educativos que hizo el menemismo, mediante la Ley de Educación, que lleva a los docentes a reclamar salarios por separado en cada provincia. Hugo Yasky ha transformado esto en un principio: jamás convoca a un paro nacional aduciendo que se trata de luchas provinciales, salvo que esa lucha se cobre una vida como en el caso del maestro Fuentealba en el 2007 en Neuquén.
Esta situación deplorable en que la burocracia ha dejado a los sindicatos tiene su complemento en el rol de control del aparato peronista sobre los millones de desposeídos que han sido arrojados a la miseria, a vivir hacinados en villas de emergencia y a quienes los sindicatos burocráticos han dado la espalda. Junto a Moyano en el acto de Vélez se hizo presente la otra pata de la alianza de gobierno: Daniel Scioli y los intendentes del conurbano bonaerense como Hugo Curto de Tres de Febrero, Fernando Espinoza de La Matanza, y hasta el radical Enrique García de Vicente López que manejan el control de la asistencia estatal en la provincia con mas desocupados del país. El mismo día que Cristina y Moyano hablaban en Vélez de «sindicatos fuertes» y se referían a la «cultura del trabajo», en la Avenida 9 de Julio volvía el acampe de las organizaciones piqueteras desplazadas del kirchnerismo que reclaman su participación en los planes «Argentina Trabaja».
Luchamos para echar a los burócratas de los sindicatos, de las comisiones internas y los cuerpos de delegados para que representen a todos, los que están en negro, en blanco y precarizados, en la perspectiva de coordinadoras de estas organizaciones de base y los sindicatos recuperados con los millones de desocupados.
Este 19 el PTS levantó una tribuna, antes de marchar unitariamente con todas las organizaciones a Plaza de Mayo, donde hablaron los delegados Poke Hermosilla y Pamela Bulacio de la nueva Comisión Interna de Kraft, Claudio Dellecarbonara del Subte, Raúl Godoy de Zanon y el dirigente Juan Oribe de los estudiantes del Centro de Filosofía y Letras que se movilizaron en solidaridad activa con la gesta obrera de Terrabusi que conmovió al país y mostró el símbolo de una alianza obrera y popular que buscamos masificar para reunir la fuerza social capaz desafiar y vencer contra el poder de los capitalistas.
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa de los autores, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.