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Cinco muertos, incluido un Comandante de la Policía Nacional, agudizan la confrontación

Muerte y golpismo en Bolivia

Fuentes: Ukhampacha

Es posible que todo comenzara el mes de marzo de 2006, cuando el gobierno del presidente Evo Morales forjó un acuerdo que permitió a la convocatoria a la Asamblea Constituyente: los partidos de la derecha, derrotados en todos los terrenos por los movimientos sociales los últimos años, recibieron oxígeno y mantuvieron el monopolio de la […]

Es posible que todo comenzara el mes de marzo de 2006, cuando el gobierno del presidente Evo Morales forjó un acuerdo que permitió a la convocatoria a la Asamblea Constituyente: los partidos de la derecha, derrotados en todos los terrenos por los movimientos sociales los últimos años, recibieron oxígeno y mantuvieron el monopolio de la representación política en Bolivia, junto al partido oficial.

O todo comenzó en julio del año pasado cuando, al ser electos los miembros de la Asamblea y votado el reférendum por las autonomías departamantales (estatales), el Movimiento Al Socialismo (MAS) de Evo no obtuvo la mayoría absoluta que pretendían. Y el nuevo organismo, encargado de redactar una carta magna más acorde con el nuevo país que surgió en las calles y los caminos, quedó como un rehén de la minoría derechista que representan esos partidos.

En todo caso, sabemos una cosa en Bolivia: los muertos de ayer y hoy en la ciudad de Sucre se los debemos a la derecha y al gobierno, quizá por partes iguales…

Tiempo desperdiciado

Meses de deliberación para aprobar un reglamento inútil, que nadie respeta, que nadie hace respetar. Meses de debates, de golpes, de gritos, de marchas y de vigilias a favor y en contra. Y ni un solo artículo, ni un solo acuerdo sólido entre gobierno y oposición para llevar adelante la nueva Constitución Política en este país. Por ello, luego de un año de trabajos sin fruto, se decidió ampliar el periodo de deliberaciones hasta el próximo 14 de diciembre… pero nada cambió, nada se logró en ese escenario.

La lucha por conseguir los dos tercios de los votos necesarios para aprobar algo, una pulseta que el MAS perdió casi siempre, se equiparó al bloqueo y al chantaje constante por parte, sobre todo, del partido derechista Podemos, que se encargó siempre de impedirlo todo, aún con golpes a funcionarios del Estado… y en el último tiempo, rescataron un debate semi colonial: la lucha por la capitalidad, por ver si Sucre o La Paz deberán ser el asiento definitivo del Estado.

Pasaron los días, llegaron los famosos cabildos de Sucre, de Santa Cruz, de La Paz… todos demostraciones de cantidad, de fuerza. La pugna por Bolivia quedó reducida a eso: la capitalía y la defensa de un edificio en el que 255 inútiles, Constituyentes, sesionaban para no ponerse nunca de acuerdo.

Aprobación a toda costa

Finalmente, ayer sábado 24 de noviembre, por instrucción del Presidente Evo Morales, los Constitiuyentes del MAS llevaron las sesiones a un cuartel militar en Sucre. Las movilizaciones callejeras, que desde meses atrás promovieron los personeros de la derecha de Santa Cruz, impedían a la Asamblea seguir sus trabajos en el Teatro Gran Mariscal de Ayacucho.

En las calles de esa ciudad colonial y pequeña en el sur de Bolivia, usualmente templadas y tranquilas, los estudiantes y los golpeadores comenzaron entonces a enfrentar en forma cada vez más violenta a la Policía Nacional, encargada de disuadirlos con gases y balines de goma.

Durante el enfrentamiento, cayó muerto por una bala el joven abogado Gonzalo Durán, de 29 años. Sus compañeros en la sedición se enardecieron. El cuerpo fue puesto en un ataúd y ya no hubo marcha atrás. Entonces, el prefecto (gobernador) de Sucre, Daniel Sánchez (del MAS), se apersonó en el cuartel donde debatían los Constituyentes del oficialismos en compañía de un defensor de los derechos humanos.

Sánchez pidió a la Presidenta Silvia Lazarte, ex dirigente cocalera, que detuvieran los debates y los trabajos. Lazarte se negó. Un poco despúes el texto de la nueva Constitución, en la versión propuesta por el MAS, fue aprobado «en grande».

Esa aprobación a toda costa, esa necedad oficialista, terminó por romper los diques. Al decir de un colega de Sucre, que nos comentó vía teléfono la tensa situación que se vive, «la gente sí se movilizó, en serio, contra el gobierno».

El ataque mediático

Los medios de la derecha informan en estos momentos desde todos los rincones. En Sucre trabajan para mostrar como héroes de la democracia a los miembros de una turba que ha incurrido en vandalismos e inclusó abrió las puertas de la cárcel, permitiendo la fuga de decenas de peligrosos delincuentes.

Desde ayer las principales redes de televisión, como Unitel y ATB (propiedad del español grupo PRISA), dicen que la culpa es del gobierno. Que la muerte de Durán en Sucre fue una represión y que la sesión ilegal de los Constituyentes del gobierno es una muestra de dictadura… y no reportan por ejemplo que el informe forense dice que la bala que mató al joven es de un calibre no utilizado por la policía, que no estaba armada, como señaló Juan Ramón Quintana, ministro de la Presidencia.

Con cierta intermitencia, mezclando las imágenes de Sucre que cada medio posee, las televisoras pasan también algunas otras noticias de otros lugares del país, en aparente reacción a lo ocurrido en Sucre. Como si fueran cosas espontáneas, presentan agresiones y atentados: el más notable suceso tuvo lugar en Santa Cruz, durante la madrugada, un grupo se presentó en casa del político masista Osvaldo Peredo, quien hospeda a varios médicos cubanos, y luego de gritar consignas contra el gobierno lanzaron una bomba molotov que, por fortuna, solamente causó algunos daños materiales. De la misma manera, es posible ver en la tele a un grupo de cruceños asaltar a golpes la sede de la oficina regional de Impuestos Internos.

Eso sí, nada espontáneos, los medios consultan con todos los políticos de la derecha, como el ex presidente Jorge «Tuto» Quiroga o el gobernador de Santa Cruz Rubén Costas, quien desafía al gobierno y habla en forma sediciosa a nombre de todos los bolivianos.

Dato curioso: algunos de los medios medianamente independientes de los grupos económicos no están teniendo la misma repercusión en sus coberturas. La señal por Internet de Radio Erbol, propiedad de la iglesia católica, no está siendo captada fuera del país. Muchos periodistas, de Erbol y su radio afiliada en Sucre, han sido amenazados de muerte. Los pocos informadores populares de la ciudad, de acuerdo a los reportes que pudimos recabar, están ahora escondidos…

Evo defiende su proyecto

El cielo de la ciudad sede de la Asamblea Constituyente está llena de gases, mucha gente se moviliza por las calles. Hace unas horas el comandante local de la policía en Sucre anunció el repliegue de sus efectivos por falta de garantías: no solamente han sido atacados sus efectivos, en la madrugada de hoy uno de ellos fue linchado y su cuerpo tirado a un barranco. Las oficinas de la policía de tránsito han ardido todo el día y la turba quema los vehículos estatales que encuentra a su paso.

Y en estos momentos aciagos, el Presidente de Bolivia, serio y sobrio, ha salido a defender su proyecto, su gobierno. En un mensaje a la nación iniciado unos minutos después de las 3 de la tarde, Evo Morales ha explicado en directo a todo el país los pormenores de la Constitución que han aprobado.

También quedó claro que el gobierno de Morales habrá de coadyuvar una investigación completa de lo sucedido en Sucre este fin de semana, porque dejó clara una cosa: nunca hubo instrucción de su gobierno a la policía de usar armas de fuego.

«Los que quieren apostar por Bolivia, por este cambio», dijo Evo, bienvenidos, pero también acusó a los diversos grupos que hoy impiden la continuidad de un proceso de cambio, básicamente agrupados en Santa Cruz detrás del infame Comité Cívico que preside Branco Marinkovic. «No aceptan que los pobres también podemos gobernarnos», les espetó, haciendo un resumen de los diversos obstáculos que ha padecido la Asamblea Constituyente.

Evo también pidió calma al pueblo boliviano, advirtiendo que la nueva Constitución deberá ser aprobada, como marca la ley, por un reférendum democrático en toda Bolivia. «Continuaremos trabajando junto a las fuerzas sociales, junto a ese pueblo que quiere cambios», dijo mientras rechazaba las acusaciones de la derecha de ser un dictador y un asesino.

«Quiero pedir al pueblo boliviano serenidad y que las autoridades bolivianas aporten para que haya paz con justicia social», finalizó el gobernante su discurso de casi media hora en el Salón de los Espejos del Palacio de Gobierno. Nada curioso: prácticamente ningún canal de televisión dio cobertura a las palabras de Evo, todos retornaron a sus transmisiones «normales».

Pero hay cuatro muertos (quizá cinco) que habrán de ser velados en Sucre. Las principales figuras de la oposición ya piden la cabeza de Evo Morales. Y el gobierno que insiste en llevar adelante un proyecto de Constitución sin consensos ni mayoría absoluta en la Asamblea… seguiremos informando.