Los primeros días del mes de mayo del presente año, paramilitares asesinan al profesor Galeano y destruyen instalaciones en La Realidad, territorio zapatista. Los hechos, relatados por el Subcomandante Insurgente Marcos: «1.- Se trató de una agresión planeada con anticipación, organizada militarmente y llevada a cabo con alevosía, premeditación y ventaja. Y es una agresión […]
Los primeros días del mes de mayo del presente año, paramilitares asesinan al profesor Galeano y destruyen instalaciones en La Realidad, territorio zapatista.
Los hechos, relatados por el Subcomandante Insurgente Marcos:
«1.- Se trató de una agresión planeada con anticipación, organizada militarmente y llevada a cabo con alevosía, premeditación y ventaja. Y es una agresión inscrita en un clima creado y alentado desde arriba.
2.- Están implicadas las direcciones de la llamada CIOAC-Histórica, el Partido Verde Ecologista (nombre con el que el PRI gobierna en Chiapas), el Partido Acción Nacional y el Partido Revolucionario Institucional.
3.- Está implicado al menos el gobierno del Estado de Chiapas. Falta determinar el grado de involucramiento del gobierno federal.
Una mujer de los contras ha llegado a contar que de por sí fue planeado y que de por sí era el plan «chingar» al Galeano.
En suma: no se trató de un problema de comunidad, donde los bandos se enfrentan enardecidos por el momento. Fue algo planificado: primero la provocación con la destrucción de la escuela y la clínica, sabiendo que nuestros compañeros no tenían armas de fuego y que irían a defender lo que humildemente han levantado con su esfuerzo; después las posiciones que tomaron los agresores, previendo el camino que seguirían desde el caracol hasta la escuela; y al final el fuego cruzado sobre nuestros compañeros.
En esa emboscada fueron heridos nuestros compañeros por armas de fuego.
Lo que sucedió con el compañero Galeano es estremecedor: él no cayó en la emboscada, lo rodearon 15 o 20 paramilitares (sí, lo son, sus tácticas son de paramilitares); el compa Galeano los retó a luchar mano a mano, sin armas de fuego; lo garrotearon y él brincaba de un lado a otro esquivando los golpes y desarmando a sus oponentes.
Al ver que no podían con él, le dispararon y una bala en la pierna lo derribó. Después de eso fue la barbarie: se fueron sobre de él, lo golpearon y lo machetearon. Otra bala en el pecho lo puso moribundo. Siguieron golpeándolo. Y al ver que aún respiraba, un cobarde le dio un tiro en la cabeza.
Tres tiros a mansalva recibió. Y los 3 cuando estaba rodeado, desarmado y sin rendirse. Su cuerpo fue arrastrado por sus asesinos como unos 80 metros y lo dejaron botado.
Quedó solo el compañero Galeano. Su cuerpo tirado en mitad de lo que antes fue territorio de los campamentistas, hombres y mujeres de todo el mundo que llegaban al llamado «campamento de paz» en La Realidad. Y fueron las compañeras, las mujeres zapatistas de La Realidad quienes desafiaron el miedo y fueron a levantar el cuerpo.»
Ahora que los monopolios globales y sus capataces neoliberales han sometido a toda la población a la explotación más despiadada, homologando sus condiciones de vida con las condiciones de los pueblos originarios, el gobierno no soporta el milagro de los zapatistas en las montañas del sureste mexicano, que han creado y desarrollado su autonomía económica, social y democrática, respecto del sistema capitalista y los gobernantes traidores y genocidas, al grado de alcanzar mejores niveles de vida que el resto de la población indígena y buena parte de la población mestiza.
La muerte del profesor GALEANO, crimen abominable, a manos de sicarios del mal gobierno, ha dado vida al Subcomandante Insurgente Galeano.
Nosotros, los integrantes del Partido de los Comunistas, no sólo somos solidarios, sino que compartimos con el EZLN el mismo dolor y la misma rabia, y nos comprometemos con nuestros hermanos a luchar a su lado hasta destruir el sistema capitalista y castigar a los asesinos.
Junto a ellos construiremos un México sin miseria ni maldad y donde quede abolida para siempre la explotación del hombre por el hombre.
Transitar por la ruptura solo en su sentido negativo, que consiste en simplemente desentendernos de lo que el gobierno hace, sería un error que nos conduce a la inacción. Tenemos, en primer lugar que organizar al pueblo para que realice y desarrolle sus proyectos autónomos, aquellos programas que le garanticen la alimentación y ciertos mínimos de bienestar como la vivienda, salud, educación sin esperar ningún tipo de «apoyo» oficial. Tenemos que, organizar una fuerza armada que nos proteja de la delincuencia que el propio gobierno encabeza y, en su momento, arrojarlo de sus palacios y del poder, porque mientras exista será un foco de violencia y perversidad.
Todas las formas conocidas o imaginadas para destruir un viejo sistema de la vida social, aún aquellas que podrían llamarse pacíficas, implican siempre la posibilidad de algunos momentos violentos. No olvidemos que el desarrollo pacífico de la comuna zapatista se originó por un levantamiento armado que reivindicó para los pueblos originarios de la región, buena parte del territorio chiapaneco.
Se sabe, por ejemplo que la esclavitud, como modo de producción, como una forma de explotación del hombre por el hombre, desapareció en el escenario mundial por su propia descomposición, pero se mantuvo formalmente hasta la caída del Imperio Romano, a manos armadas de los llamados pueblos barbaros.
Se sabe también que las formas de producción capitalistas se fueron desarrollando en el seno de la sociedad hasta superar las viejas formas feudales, pero ese periodo de tránsito al capitalismo está animado por intensas guerras campesinas contra los señores feudales y por la lucha de la burguesía contra la nobleza, los terratenientes y los monarcas, lucha que además de las formas económicas e ideológicas adquiría también formas de violencia armada, como la toma de la Bastilla.
Nuestro pueblo tiene la imperiosa necesidad de organizarse en unidades autónomas de producción para preservar la vida. La agricultura y la ganadería están en ruinas a causa del TLC y la acción de los monopolios de la industria alimenticia, al grado que nuestro país tiene que importar la mayor parte de los alimentos que consume. El mismo gobierno ha reconocido que la hambruna afecta 20 millones de mexicanos, pero no muestra al respecto la más mínima preocupación, por el contrario le está entregando a las empresas mineras, petroleras y eléctricas casi la totalidad de nuestro territorio por lo que se clausurará casi totalmente en México la producción de alimentos. Nuestro Partido, como Partido revolucionario está obligado a organizar a nuestro pueblo en Comités de Defensa proletaria, si no quiere hacer la revolución con fantasmas.
El más mínimo de todos los programas es asegurar a nuestro pueblo la posibilidad de no morir de hambre.
Los hermanos zapatistas cuando nos invitan a su escuelita, no es para imponernos sus formas, sino para que veamos que es plenamente posible resolver los problemas fundamentales de la población sin la participación del gobierno, que como genocida que es, quisiera vernos muertos a todos.
Sea cual fuere el camino revolucionario que elijamos necesitamos estar vivos para emprenderlo. En la lucha electoral por ejemplo, sólo el PRI echa mano del voto de los muertos. En la lucha armada solo el Che Guevara gana batallas después de muerto.
El capitalismo está desapareciendo en el mundo por su propia descomposición. Ahora mismo en México la mayoría de los trabajadores han sido expulsados de sus empresas y pasan a engrosar las filas de la economía informal, cuando la esencia del capitalismo es la explotación del trabajo asalariado y la obtención de plusvalía. Sin embargo no creo que podamos esperar cómodamente en nuestras casas a que pasen con su cadáver. Tenemos que organizarnos para destruirlo y enterrarlo boca abajo para que no pueda salir de su tumba. Por otra parte, los monopolios globales controlan países con enormes arsenales de armas nucleares y convencionales que les permite apropiarse de manera violenta de de las riquezas territoriales del mundo y aún de mercancías ya elaboradas. Los gobernantes mexicanos, dóciles al imperialismo norteamericano, se mantienen en el poder gracias a las fuerzas armadas propias o del imperio, por lo que no se debe descartar que en determinadas circunstancias tengamos que acudir a la violencia revolucionaria.
Hablando del programa mínimo, el partido debe convocar a los mexicanos para que cumplan con su obligación y su derecho de defender el territorio, el honor y los intereses de la patria; de restablecer el orden constitucional roto por los rebeldes golpistas encabezados por el presidente de la Republica, que quieren entregar, además de las riquezas del subsuelo una gran parte de la superficie territorial y el agua a los monopolios extranjeros concesionarios de la explotación del petróleo y la electricidad.
Ocupándonos ahora de las tareas revolucionarias propiamente dichas debemos admitir que la línea de unir a todas las insurgencias que existen en el país sigue siendo valida y sobre esa base continuar en el empeño de crear el partido único de la clase obrera. Carlos Marx dice que el partido es la clase políticamente organizada y estamos muy lejos de serlo. Debemos de apurar nuestro encuentro en un solo partido con Los Panchos y proponer la unidad orgánica a los hermanos del EZLN y a UNIOS, e iniciar juntos contactos con aquellos partidos o grupos que se reclaman marxistas, o simplemente proletarios y anti sistémicos.
Salvador Castañeda O’Connor. Director de la revista UNIDAD COMUNISTA
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