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Mujeres sin derechos

Fuentes: Rebelión

Alondra fue privada de su vida frente a un domicilio del que cuelga una manta con el lema “Para Seguir Seguros”… La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) que nació como departamento anexo a la Secretaría de Gobernación en febrero de 1989 y se convirtió en dependencia federal autónoma en junio de 1990 es, […]

Alondra fue privada de su vida frente a un domicilio del que cuelga una manta con el lema “Para Seguir Seguros”…

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) que nació como departamento anexo a la Secretaría de Gobernación en febrero de 1989 y se convirtió en dependencia federal autónoma en junio de 1990 es, en términos generales y por sus consecuencias prácticas, una de las tantas dependencias, organismos, fideicomisos y demás estructuras legales que en la época del neoliberalismo duro se fundaron con dos propósitos: el primero, el de ayudar a sostener la idea de que en México había una democracia liberal funcional y, el segundo y de manera anexa, dar paso a una casta de funcionarios y elementos de ONG que encontraron un trabajo que de otra forma era evidente que nunca tendrían. En el primer caso, la división de poderes, la existencia de diferentes organismos y dependencias que se abocaban al servicio del Estado reformado, garantizarían la división política de poderes que, según sus defensores, son las bases esenciales del Estado democrático a según esa visión con la cual el neoliberalismo duro vino con una idea de una sociedad integrada que encontraba, en esa democracia, la seguridad de la representación que garantiza que los intereses de todos están considerados. En el segundo, se obtuvo la garantía de una nómina que crecía cada año mientras se hablaba de minimizar cuando no anular varias de las funciones sociales del Estado.

Desde hace muchos años, si hemos decidido no cerrar los ojos, sabemos que el primer propósito simplemente no se cumple mas que en el mejor de los casos parcialmente y el segundo está más que sobrado, y en la CNDH todo esto es más que evidente. La casi nulidad para resolver los casos de violaciones a los derechos de asesinados y desaparecidos por el Estado de manera directa o por particulares con complacencia u omisión del Estado de manera indirecta, en asuntos tanto famosos a nivel internacional como Ayotzinapa, o en los casos como los feminicidios anónimos (salvo para las víctimas, sus familias, amigos y quienes estamos involucrados de manera alguna, y todo esto por poner algún ejemplo), es prístina hasta para quienes se benefician de estas omisiones y prefieren pasar de hablar de ellas y que además, buscan seguir beneficiándose, mientras, simultáneamente, tratan que los demás no demos cuenta de todo esto.

No importa como se quiera disfrazarlo: la inutilidad de la Comisión, que también es la inutilidad de los múltiples fideicomisos y organismos que como hongos surgieron en un Estado que presumía de eficiente y que sostenían a una casta política e intelectual que, mientras también presumía de honestidad depredaba al Estado y simultáneamente saqueaba el bolsillo de la población en general, se convirtió en la nueva versión del viejo partido que aplicaba la categoría de la legislación simbólica.[1]

Esa legalidad simbólica es la demostración palpable de la legalidad inútil de un país que permite que más del 95% de los casos que de alguna forma entran a su circuito simple y llanamente terminen en la impunidad total de quienes supuestamente cometieron algún delito, ya sea que estos fueron exonerados porque compraron, literalmente, su exención, o fueron exonerados porque fueron torturados por algunas de las múltiples agencias que han demostrado que solo sirven para robar, extorsionar [2], torturar, mutilar y, finalmente, defender los intereses vitales de los Dueños de este país y sus Amos extranjeros, de tal forma que parece ser secundario si cometieron alguna falta real ya que la tortura dice que fueron víctimas de otra, como demostró el caso de la francesa de infausta memoria. Incapaces pero sobre todo desinteresados en construir y avalar una legalidad burguesa mínimamente funcional, la clase dominante y sus sicofantes políticos e intelectuales han reforzado la defensa de sus intereses primeramente económicos y posteriormente ideológicos y morales, de tal forma que lo mismo consiguen que las autoridades avalen sus robos que estén dispuestas a mandar a mujeres que abortaron accidental o deliberadamente a pudrirse por años en la cárcel, o a permitir que diferentes sátrapas masculinos mutilen, torturen, secuestren o de plano asesinen a mujeres, en la gran mayoría mujeres de sus familias, sin consecuencias legales siempre y cuando exista soborno, y varias veces sin esto.

Por el otro lado, si las autoridades bajo la égida de El Líder han demostrado una cierta disposición a evitar más saqueos empresariales al Estado, también han demostrado una insensibilidad que ya se encuentra en la indolencia con lo que respecta a los múltiples crímenes violentos que se cometen contra la población en general y contra las mujeres en particular, de tal forma que para muchas personas empieza a quedar claro que no hay gran diferencia entre las autoridades de las épocas del neoliberalismo duro y las que hay ahora bajo el Obradorismo-zen. Y esta indolencia al parecer se encuentra en concordancia con lo que se puede decir es el catecismo principal de El Líder y el proyecto de la 4T (1R): el pueblo por definición o por esencia es un pueblo bueno, que no puede hacer muchas de las cosas que se le acusan: ni es asesino serial femenicida y mucho menos es falto de solidaridad, todo esto como si los cuarenta años de neoliberalismo puro y duro, descaradamente hiper-individualista, no afectara el comportamiento social del mismo. Y si el pueblo es bueno, evidentemente que su familia también lo es, pura consecuencia lógica que carece de comprobación. Por discursos como este, simplemente no hay interés en sostener las organizaciones que al menos en el papel, como la CNDH, deberían de ayudar a hacer la vida de las víctimas un poco más llevadera, la moral conservadora de El Líder pone una conducta sobre el comportamiento social.

Pero no nos equivoquemos. Si es cierto que la CNDH no sirve para algo, como bien denuncian las mujeres que tomaron las instalaciones de la calle Cuba, es porque simplemente nunca en sus treinta años ha servido para algo. Las denuncias contra el Obradorismo-zen porque está dando mucho menos recursos para operar el próximo año a organismos como la Comisión que debían ayudar a mujeres y niños acosados, oculta que durante sus 30 años la cantidad de casos que pareció ayudar a resolver no parecen corresponder con las loas de eficiencia que tantos sus administradores como sus defensores dicen que ejecutó si lo ponemos en contraste con algo que ha sido el sine que non del catecismo económico neoliberal: el dinero invertido [3]. Simplemente es, para decirlo en términos tan caros a los economistas del mercantilismo posmoderno, ineficiente, y mucho. Y esto mismo se puede decir de cosas como las famosas estancias infantiles en las cuales las madres proletarias trabajadoras podían, en el papel, dejar en relativa seguridad a sus hijos, y por las cuales se hizo tanta bulla cuando fueron cerradas: ni ayudó a la gran mayoría de las mujeres y familias proletarias y tampoco pudo dejar de ser uno de los tantos negocios sucios con los que el terrorismo narcotraficante, entre otros, hacían, y al parecer siguen haciendo, negocios.[4]

Insistimos: ninguna de las instituciones surgidas desde que el neoliberalismo se empezó a asentar en México en los años 80 del siglo pasado y que sirvieron de tapadera ideológica en todos estos años hasta la llegada del gobierno de El Líder, fue pensada para beneficiar a la población a la que se le fue quitando derechos como el de la salud tal y como lo han evidenciado las consecuencias de la actual pandemia, si de algo le sirvieron a la población fue por rebote. Quejarse de que el asalto a la CNDH ataca a una institución que ha servido exactamente para nada es tan absurdo e inútil como quejarse de que se le han restado recursos para operar el próximo año. Su función siempre fue la de justificar la visión política del neoliberalismo, no apoyar a quienes estuvieran fuera del selecto grupo.

Cuando una mujer ha sido víctima directa o testigo cercano de maltrato, violación, secuestro de otra mujer, o alguien muy cercano muere asesinada, y esa mujer acude a solicitar ayuda ante la autoridad legalmente constituida, encontrando en ella revictimización, desprecio y extorsión, no importando si esa autoridad está representada por un hombre o por una mujer cómplice, y decide que todos los hombres son unos cerdos en los cuales no se puede tener confianza alguna, ¿podemos hacerle responsable de algo? Cuando otra mujer, después de ir y venir entre autoridades, falsas esperanzas y realidades espantosas, todo por querer hacer las cosas legalmente, de repente enfrenta a mano armada a los policías, toma edificios y destruye monumentos, ¿podemos hacerle responsable a ella?

Cuando una mujer decide tomar las instalaciones de una institución que teóricamente debería al menos apoyarla cuando no defenderla en lo que quizás sea el peor momento de su existencia, porque simplemente esa institución no lo hizo, y decide enfrentar el conservadurismo social de El Líder, y la imbecilidad atorrante de los intelectuales de izquierda que dicen apoyar (o no) a aquél, ¿tenemos derecho a reprocharle cualquier cosa, la que sea?

Durante muchos años, grupos completos de mujeres, en el anonimato y sin más destrozos que su salud y su estabilidad mental, se han dedicado, por la vía pacífica, a buscar a sus muertos, hijas, hijos, esposos, padres, madres, en fosas sin fin que delatan, una más que la otra, el horror que si bien venía desde tiempo atrás, en el gobierno de Felipe el Imbécil, El Carnicero de Michoacán, se disparó a niveles que en cualquier otra nación que se las de civilizada serían intolerables. Si algunas de ellas, conociendo que las autoridades no hacen algo por ayudarlas, deciden expresar su desesperación por la violencia, ¿podríamos condenarlas sin avergonzarnos?

Si una mujer ha pasado años exigiendo justicia para sus hijas e hijos violados en los lugares en los cuales se presume que deberían estar seguros como las escuelas y las guarderías, conviviendo con otras mujeres que pasan por situaciones semejantes y soportando la desidia y la burla de las autoridades, un buen día se amarra a una silla de una supuesta comisión que sirve exactamente para nada, después tomarla, modificarla (vandalizarla, dicen los exquisitos) y volverla un refugio, ¿de verdad vamos a decirle que “hay otras formas”?

Si alguna, algunas de todas las anteriores decide, incluso, que ya fue suficiente de poner la mejilla y que se hace necesario tomar otras acciones, violentas incluidas, ¿quién puede condenarles?

El gobierno del Obradorismo-zen, en su conservadurismo social y en su afán legalista, parece creer que tiene suficiente tiempo para que sus afanes anticorrupción deriven en una legalidad válida para la población. Quitemos que en el capitalismo la corrupción y el abuso son, también, condición indispensable de su existencia, y concentremos la atención en el intento de que cuando la legalidad burguesa es operativa y funcional, puede reducir los picos más desagradables de las aristas injustas de la sociedad. Pero no parece ser el caso, el mensaje que está mandando El Líder y su gobierno es que anexo al centenario sometimiento patriarcal, las mujeres tienen que aceptar el asesinato, la desaparición, la violación o al menos los golpes, y permanecer calladas.[5] Esto es llevar el vicio demasiado lejos y cuando a las autoridades les da por privilegiar las teorías conspirativas por encima de una legalidad que garantice una justicia visible para las víctimas, simplemente tenemos que las mujeres acaban por darse cuenta de que están solas y que son mujeres sin derechos. Y los inútiles intelectuales izquierdistas, que no pueden alegar seguir los principios morales conservadores del nacionalista líder, simplemente son unos obtusos que no pueden entender que las mujeres protesten violentamente en la Ciudad de México, porque ellas no quieren algunos derechos, los quieren todos, y no los quieren solo para ellas, los quieren para todas las mujeres e incluso para los hombres idiotas que las han dejado solas. Aborto seguro y derechos a estar seguras, a no tenerse que estar jugando la vida un día sí y otro también. La incapacidad de las elites, incluyendo a las actuales, para entender algo de esto, simplemente anuncian rebeliones mas duras, conforme los abusos también se vayan haciendo terribles. Y la actual (i)legalidad burguesa no sirve más que para perpetuar el horror, aunque se disfrace de derechos humanos.

Y para efectos prácticos, simple y llanamente lo que está sucediendo es la confirmación de que la legalidad burguesa sigue simple y llanamente sin existir.

Notas:

1. “ …la categoría legislación simbólica …es uno de los sustentos del sistema mexicano y que consiste en laaprobación de leyes, en ocasiones de avanzada mundial, pero sin la intención de que se cumplan”.

Los funcionarios pueden mostrar sustento legal para los descalabros que producen sabiendo que cuentan con impunidad. Para un auditor basta con encontrar sustento para el gasto, por ejemplo, una factura, sin revisar si lafactura es legal, fue así como el gobierno, sus socios y cualquiera que quisiera evadir impuestos, podían demostrar la “legalidad” de los gastos, ya sea simular compras, cubrir las grandes comisiones pagadas para operaciones con el gobierno, ya que la kleptocracia cobraba hasta el 40% en ciertas áreas; de esa manera el negocio de las facturas falsas de 2014 a 2019 alcanzó 354,512 millones de pesos, unos 17,700 millones de dólares, que cubrían en buena medida negocios hechos con el gobierno”. James W. Wilkie. Preface to the Lozoya Papers in 3 Parts. PROFMEX Series. University of Arizona Press.2020.

2. https://www.sinembargo.mx/28-09-2020/3867624. La familia de Alondra tocó varias puertas para hallarla y recibió llamadas de extorsión; clama justicia.

3. Y esto si hacemos una concesión al discurso económico vigente. Porque tampoco del lado de las víctimas han servido de algo, como se acaba de denuncia con el asunto de los 43: la oficina local de la CNDH en Iguala al parecer simplemente ignoró, en esa terrible noche, cualquier cosa que vinculara a los militares y a otras autoridades, al grado que los expedientes del caso y de recomendaciones de los años 2014 y 2018 serán revisados (https://www.efekto.tv/noticias/mexico/autoridades-fueron-cooptadas-por-crimen-en-caso-iguala-cndh/, y https://www.elsoldemexico.com.mx/mexico/justicia/cndh-refrenda-su-compromiso-de-esclarecer-caso-iguala-5810731.html).

4. “Estancia Infantil Niño Feliz opera desde 2001 y se ubica desde entonces en Manuel Vallarta número 2141, colonia Centro de Culiacán. Ha sido avalada por el gobierno de Culiacán y por el IMSS, instancias de las cuales ha recibido las autorizaciones necesarias para operar”.

De acuerdo con la investigación que hice, la guardería sigue en funcionamiento, según la SEP, aunque sigue boletinada por el gobierno de los Estados Unidos como parte de la red criminal del Mayo. Desde 2001 el IMSS le ha renovado el contrato de prestación de servicios en guardería … “

La guardería ha sido un buen negocio para la familia del Mayo. Será por el Karma, pero de cierto modo muchos de los millones que él paga en sobornos a funcionarios públicos le retornan a través de contratos que Estancia Infantil Niño Feliz le ha hecho con el IMSS durante años” (Anábel Hernández. El traidor. El diario secreto del hijo del Mayo, páginas 218-219). Se ha mencionado que la tragedia de la estancia infantil ABC de Hermosillo, Sonora, en la que murieron más de 40 niños sucedió porque era necesario tapar una serie de tropelías administrativas y económicas tanto de funcionarios como de empresarios y posiblemente del crimen organizado. Esperemos que los futuros juicios den luz en esto. Y como en muchos casos, las recomendaciones (recomendación 49/2009, https://www.cndh.org.mx/noticia/incendio-en-la-guarderia-abc) y las denuncias de la Comisión (https://www.sdpnoticias.com/local/sonora/guarderia-tragedia-preocupa-repita-cndh-1.html) sirvieron exactamente para nada, y obligaron a los padres y a las madres de los niños a buscar en el exterior la legalidad y la justicia que en el país les negaban (https://www.excelsior.com.mx/nacional/cidh-admite-caso-abc-contra-el-estado-mexicano/1398585).

Se dice que la Comisión no tiene facultades para perseguir, más bien parece que no tiene facultades de servir.

5. Incluso cuando en su afán descalificador, las autoridades y sus sicofantes hablan de una “violencia promovida por conservadores”, queda claro que no existe la voluntad de entender, ya no se diga de resolver. Aceptemos sin conceder que efectivamente hay intereses opuestos al gobierno actual. En realidad, esto no sería raro. Pero nada de lo anterior debería de esconder la pregunta: ¿Por qué ha sido tan efectivo ese incentivo? Y además, ¿no será que sus enemigos han logrado dar en el clavo de algo que la autoridad no se interesado en solucionar?

Para decirlo de otra forma: si el financiamiento externo fuera real y eficaz (M. A. Velázquez. ¿Quién financia a los grupos “anarcos”? Columna Ciudad Perdida, La Jornada, 29 de septiembre, página 30) no hay que olvidar que esa eficacia es posible porque las autoridades, por ideología o por incapacidad, no han resuelto los problemas que quienes protestan tienen mucho tiempo denunciando.