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Nacemos del fango

Fuentes: Rebelión

El muralismo es una ventana hacia la historia, es un arte cargado de testimonios, esperanzas y lucha. En el puente peatonal que conecta los dos edificios del plantel Centro Histórico de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) se encuentra el mural Nacemos del fango del artista Carlos Conde, que, aunque su pintura está seca, mantiene fresca la memoria del movimiento estudiantil uacmita del 2012.

El 2012 fue un año clave en la historia reciente de México. Fue un momento de disputas en las urnas y en la calle, con saldo desfavorable para el campo popular. La imposición de Enrique Peña Nieto en la presidencia traería una ola más de reformas neoliberales y se agudizaría el carácter autoritario y corrupto del régimen neoliberal. Con respecto a la UACM a lo largo del 2011 y 2012 sufre un artero ataque a sus fundamentos populares y críticos, a su autonomía y a su comunidad, liderado por la propia rectora Esther Orozco que contaba con el apoyo del entonces jefe de gobierno Marcelo Ebrard. 

En este complejo contexto se levantó un movimiento estudiantil, magisterial y de trabajadores en defensa del proyecto original de la UACM. No era una lucha aislada a las disputas políticas del momento ni focalizada a una demanda en específico, fue la expresión particular de la disputa política por una idea de universidad, de educación y de país.  

En tres grandes muros el mural Nacemos del fango nos lleva a ese 2012 desde la trinchera de la UACM en resistencia.

 En el centro del mural nace una bella flor de loto del fango que es la metáfora de los estudiantes que vienen de abajo y que se forman en el espacio de la Universidad. Sobre ella estudiantes en plenitud, la vida que se eleva y resiste. Al costado derecho los estudiantes en lucha con la bandera rojinegra. Del lado izquierdo la rectora y otro funcionario como sujetos de la acción contra la universidad, acompañada de diablos manipuladores. En la pared lateral están los rostros de lucha de algunos compañeros y compañeras participes en el movimiento.  

En la pared frontal se da cuenta del 1 de diciembre del 2012 y la represión que sufrió el movimiento estudiantil del Yo soy #132 contra la imposición de Peña Nieto, movimiento en que participaron los uacemitas de manera destacada. Por último, en el extremo izquierdo de esta pared, aparecen niños palestinos que sufrían en 2012 la violencia genocida de Israel, mirando desde la reja de un campo de refugiados, un recordatorio ético ante la barbarie.

Un mural, como los mejores, que se construye desde el compromiso político y desde la lucha contra la opresión. El autor, Carlos Conde, un joven artista plástico, estudiante de la UACM en ese entonces y participe del movimiento, logró con talento plasmar ideas, identidades, símbolos e historia.

¿Hay acaso mejor imagen de lo que es una universidad popular y democrática que una compañera estudiante embarazada empuñando el pincel para pintar su destino? Los rostros de lucha increpan a quien los mira, una cámara recorre a quien observa el mural como un cuestionamiento de nuestras acciones, dos ajolotes enmarcan a la flor, una guadalupana zapatista nos acerca a la cultura popular de la que provenían muchos de los activistas de este movimiento.

Los proyectos educativos populares y democráticos son constantemente perseguidos, reformados y ahorcados financieramente. Son molestos porque rompen con los moldes de lo aceptado por las “buenas consciencias”. La UACM se inscribe en esa tradición de proyectos incomodos, novedosos y populares, que son también vanguardia de otra realidad.  

El mal ejemplo de aceptar estudiantes por sorteo y no por examen, de ser completamente gratuita, de contar con comedores subsidiados para la comunidad, de ser una universidad democrática y crítica, contrastaba con el proyecto elitista de educación del régimen neoliberal. Ahí se encuentra la explicación de los ataques sufridos, pero también ahí se encuentran los motivos de la terca lucha en su defensa.

Los estudiantes, junto con profesores y trabajadores, lograron parar el intento por destruir el proyecto original de la UACM en 2012. Desde entonces la universidad ha seguido su camino, no sin nuevos ataques y obstáculos, acercarse y conocer esta historia es urgente para afrontar los nuevos retos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.