El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, sorprendido con la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia, reaccionó hoy con cautela al reconocer que la medida es «un acto inherente a su soberanía» y anunció una próxima reunión con su colega andino, Evo Morales. En Buenos Aires se informó que los presidentes argentino Néstor Kirchner, […]
El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, sorprendido con la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia, reaccionó hoy con cautela al reconocer que la medida es «un acto inherente a su soberanía» y anunció una próxima reunión con su colega andino, Evo Morales.
En Buenos Aires se informó que los presidentes argentino Néstor Kirchner, el venezolano Hugo Chávez y el boliviano Morales se reunirán este jueves en la capital argentina. A su vez, Venezuela se declaró lista a colaborar con Bolivia en materia de hidrocarburos, mientras que Cuba pidió a los gobiernos progresistas de América Latina apoyar a Bolivia y crear un «frente común antifascista».
Por su parte, el congresista estadunidense, Dan Burton, declaró que el anuncio de Bolivia sobre la nacionalización de los hidrocarburos puede «tener un impacto negativo» sobre sus relaciones con Estados Unidos. Se trata, estimó, de una nacionalización «forzada» que además va a dañar sus relaciones con sus amigos y vecinos como Brasil.
Acusó a los presidentes cubano Fidel Castro y Chávez, con quienes Morales se reunió el fin de semana en La Habana, de haber «inspirado» este movimiento «que anuncia un preocupante giro a la izquierda, hacia el control estatal y un endurecimiento de las políticas nacionalistas, sociales y económicas en el país más pobre de Sudamérica».
Estados Unidos advirtió que vigilará «muy de cerca» el impacto potencial de la decisión del gobierno boliviana y su respeto a las obligaciones asumidas en contratos firmados, dijo el vocero del Departamento de Estado, Sean McCormack. Pero coincidió con la Casa Blanca, en que aún «examinan» la situación para conocer los detalles y consecuencias.
El gigante mundial del petróleo ExxonMobil anunció que estudia a fondo la estrategia a seguir tras el anuncio del presidente Morales, mientras que medios financieros y los principales periódicos estadunidenses destacaron la influencia de Chávez sobre su par boliviano para explicar la nacionalización del sector de los hidrocarburos el lunes.
Tras un día de reuniones de Lula con ministros y asesores, y sin formular declaraciones, el gobierno de Brasil señaló que «reconoce como un acto inherente a su soberanía», la decisión de Bolivia de «nacionalizar las riquezas de su subsuelo y controlar su industrialización, transporte y comercialización».
Los presidentes Lula y Morales, que se comunicaron por teléfono este martes, se reunirán «en los próximos días» para discutir el impacto de la nacionalización boliviana en las inversiones de la estatal petrolera brasileña Petrobras y «para profundizar cuestiones de la relación (entre) Bolivia y Brasil, y de la seguridad energética de América del Sur».
El gobierno brasileño subrayó en un comunicado que «actuará con firmeza y tranquilidad en todos los foros, en el sentido de preservar los intereses de Petrobras, y llevará adelante las negociaciones necesarias para garantizar la relación equilibrada y mutuamente provechosa para los dos países».
Petrobras es el mayor inversionista en Bolivia, con 20 por ciento de la inversión directa (mil 500 millones de dólares), que representa 18 por ciento del PIB de ese país. El 51 por ciento del gas consumido en Brasil proviene de Bolivia. En los estados del sur la dependencia es de 100 por ciento y en Sao Paulo de más de 70.
Entre los sectores políticos y de la industria brasileña se criticó la «influencia» de Chávez en Bolivia, con algunos sindicatos en favor de la medida boliviana y otros en contra. Se desató un sentimiento de indignación en amplios sectores políticos y sociales contra Morales y exigencias para que Lula enfrente con «firmeza» a su vecino. Incluso, analistas calificaron de «ingenua» la política exterior del presidente por estrechar lazos personales con sus colegas de la región.
El presidente de Petrobras, Sergio Gabrielli, informó que no hay riesgo de desabastecimiento de gas en Brasil y que la empresa tomará las medidas necesarias para defender sus derechos en Bolivia, y que a pesar de todo seguirá operando en Bolivia. La víspera había dicho que las inversiones eran «inviables».
Venezuela expresó que apoyará a Bolivia para que salga adelante y «construya su propio desarrollo avanzando en el manejo de sus recursos naturales».
El presidente del Parlamento cubano, Ricardo Alarcón, calificó de «esperanzadora» para América Latina y especialmente para Bolivia la nacionalización de los hidrocarburos en ese país. Dijo que se trata de una tendencia que marcará el rumbo histórico en estas tierras, y al expresar su solidaridad llamó a crear un «frente común antifascista».
Colombia se declaró respetuoso de la decisión de Bolivia, mientras que Chile expresó su preocupación ante «esquemas en crisis» al temer consecuencias «negativas» para la región.
Perú descartó seguir los pasos de Bolivia al afirmar que ese camino ya fue probado años atrás con resultados negativos.
En Londres, expertos señalaron que la nacionalización en Bolivia no tiene el potencial para desequilibrar los mercados pero sí para dar una «mala señal», aunado a un contexto geopolítico mundial afectado ya de por sí negativamente.