Estimados amigos El presidente Evo Morales [el miércoles] ha realizado una conferencia de prensa diciendo que hay un golpe de estado en Bolivia y llamando a la solidaridad internacional para defender el proceso de cambio en Bolivia. Con profunda vergüenza, ya que fui parte del gobierno entre el 2006 y el 2011, debo discrepar profundamente […]
Estimados amigos
El presidente Evo Morales [el miércoles] ha realizado una conferencia de prensa diciendo que hay un golpe de estado en Bolivia y llamando a la solidaridad internacional para defender el proceso de cambio en Bolivia.
Con profunda vergüenza, ya que fui parte del gobierno entre el 2006 y el 2011, debo discrepar profundamente con la afirmación de Evo Morales. Es cierto que en Bolivia hay un estado de extrema polarización y convulsión social. Los edificios de varias cortes electorales departamentales han sido quemados y hay movilizaciones multitudinarias en todo el país.
¿Cuál es el origen de esta convulsión social que puede desencadenar escenarios de gran violencia? ¿Será que ha comenzado en Bolivia la quinta etapa del «golpe suave» contra el presidente Morales promovida por el imperialismo y Carlos Mesa cómo afirma un ex ministro de gobierno de Evo?
La razón que lleva a las calles a cientos de miles de personas es el irrespeto de Evo Morales al referéndum sobre su reelección del 21 de febrero del 2016. El 51,3 % de la población consultada dijo en esa entonces NO a la posibilidad de un cuarto mandato de Evo Morales y Álvaro García Linera. Evo Morales reconoció el resultado de este referéndum vinculante. Nunca lo cuestionó formalmente. Luego lo empezó a desacreditar diciendo que su derrota se había debido a la «mentira de la Zapata»: su ex novia que dijo que tenia un hijo que él mismo reconoció, pero que murió y que ahora dicen que nunca existió. En fin, toda una telenovela ligada a un caso de corrupción ya que la ex novia que ahora está en las celdas VIP de la cárcel, fue gerente de la empresa china CAMC y hacía negocios desde el despacho de la primera dama.
Luego a fines del 2017, los miembros del Tribunal Constitucional sacaron una resolución por la cual establecieron que impedir a Evo Morales y Álvaro García Linera postularse a una nueva reelección viola sus derechos humanos. En consecuencia, el Tribunal Constitucional, desconociendo el resultado del referéndum, dejó sin efecto los artículos de la constitución que prohíben más de una reelección.
A fines del 2018 el organismo electoral y el parlamento aprobaron de manera apresurada una ley para realizar por primera vez elecciones primarias en Bolivia. El objetivo de estas primarias no fue profundizar la democracia interna de los partidos políticos, sino oficializar anticipadamente la candidatura de Evo Morales y Álvaro García Linera. Esa primarias costaron millones de dólares y no sirvieron para nada. En todos los partidos sólo había una candidatura por la cual votar. Posteriormente aunque la ley establecía que no se podía cambiar al candidato ganador de las primarias, el organismo electoral habilitó a personas que no intervinieron en las primarias de sus partidos. Ese es el caso de un candidato evangelista que es una mezcla de Fujimori y Bolsonaro que ahora se ubica en el tercer lugar de la preferencia electoral.
La campaña electoral, por decir lo menos, fue extremadamente desbalanceada: empleados públicos fueron obligados a ir a las concentraciones del partido gobernante, Evo hizo ofrecimiento públicos de obras a cambio de votos, se usaron bienes del estado para la campaña del gobierno, y un largo etc.
A pesar que las semanas previas a los comicios, cabildos masivos en las principales ciudades desconocieron la candidatura de Evo por violentar el referéndum del 2016, la población boliviana fue a votar en casi un 90%.
En las elecciones Evo salió primero y Carlos Mesa segundo. La noche del 20 de Octubre a las 19:40 la Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP) del Órgano Electoral dijo, con 83% de las actas escrutadas, que Evo tenía 45% de los votos y Mesa 38%. Minutos más tarde la única empresa habilitada por el órgano electoral para hacer conteo rápido, y que había realizado encuestas muy favorables al gobierno, dijo que Evo había obtenido el 44% y Mesa el 39% de los votos. En estas circunstancias, en Bolivia se va a segunda vuelta si la diferencia entre el primero y el segundo es de menos del 10 puntos. Mesa declaró que iría a segunda vuelta. Evo declaró que confiaba en ganar en primera vuelta con el 17% de los votos que faltaban escrutar.
La noche de ese 20 de Octubre, sin explicación alguna, el TREP dejó de actualizar el conteo. El nerviosismo empezó a crecer en sectores de la población. Al día siguiente, 21 de Octubre, a las seis de la tarde, el TREP volvió a funcionar diciendo que con el 96 % de las actas contabilizadas Evo aventaja a Mesa por 10.11%. Es decir que no había segunda vuelta. La indignación estalló en varias ciudades. En Sucre la policía se pasó al lado de los manifestantes. Incendios, violencia, protesta y peleas entre bolivianos. Ese día y el siguiente renunciaron una vocal departamental y el vicepresidente del organismo electoral. Este último cuestionó que se haya paralizado el avance del TREP. Hasta el momento que término de escribir esta carta, el computo oficial está estancado desde ayer en el 96,78% de las actas. La diferencia entre el primero y el segundo es ahora de 9,48% y hay un cumulo de observaciones al trabajo del órgano electoral.
Carlos Mesa es un periodista que fue vicepresidente del gobierno neoliberal de Gonzalo Sanchez de Lozada. Si Evo no hubiera forzado su candidatura a la reelección, Mesa hubiera sido un candidato más o quizás no se hubiera postulado. La población opositora a Evo concentró sus votos en Mesa. Evo creo a su némesis y polarizó a la sociedad alrededor de su reelección. Álvaro García Linera azuzó diciendo que ésta es una pelea entre q’aras (blancos) contra indios. No hay duda que Evo tiene mayor peso en las áreas rurales y Mesa tiene respaldo en las ciudades, pero tanto uno como otro cuentan con rostros mestizos e indios. Es muy peligroso alentar una confrontación bajo parámetros racistas.
Este conflicto, que ya dura varios años, favorece a sectores de la derecha y seguramente la embajada Americana hace planes. Pero la causa primigenia del conflicto está en otro lado. Nada de esto hubiera pasado si Evo no hubiera desconocido el referéndum que dijo NO a su reelección, y forzado esta elección bajo el argumento de que su derecho humano a ser elegido está por encima de la constitución y la voluntad de la población.
No quiero entrar en otros temas que son muy importantes como la situación económica del país, los derechos de la Madre Tierra, la situación de las organizaciones sociales y la reconfiguración de la burguesía en Bolivia. Muy pronto podremos seguir conversando de esos temas, de nuestros aciertos, errores y pronósticos. Por el momento, sólo les pido informarse desapasionadamente de la situación boliviana y tomar la decisión que les dicte su conciencia y sus principios. De mi parte, seguiré el ejemplo del mayo francés, continuaré pidiendo lo imposible que es lo único posible: Que Evo reconozca el referéndum del 21 de febrero y deje de insistir en su reelección antes de que corra sangre.
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