A media mañana de ayer, 7 de abril de 2011, el Sr. Mario Flores, alcalde del Municipio de Apolo (Provincia Franz Tamayo, Departamento de La Paz) realizó una dramática denuncia sobre la presencia y accionar violento de narcotraficantes de origen peruano y colombiano, que ingresan al país por la frontera boliviano-peruana de su municipio, donde […]
A media mañana de ayer, 7 de abril de 2011, el Sr. Mario Flores, alcalde del Municipio de Apolo (Provincia Franz Tamayo, Departamento de La Paz) realizó una dramática denuncia sobre la presencia y accionar violento de narcotraficantes de origen peruano y colombiano, que ingresan al país por la frontera boliviano-peruana de su municipio, donde está situado gran parte del Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Madidi, mundialmente famoso por su biodiversidad. El urgente clamor por resguardo, garantías y seguridad para la población, mayoritariamente campesina que habita ese sector, fue parte de una entrevista telefónica, emitida por Radio Panamericana, de la ciudad de La Paz.
Según Flores, la denuncia fue oficializada por escrito por los moradores de las comunidades fronterizas de Puerto San Fermín y de Cocos-Lanza, así como por los comunarios de Asariamas, desde donde se accede a pie a las primeras, tras cuatro días de caminata por la selva tropical.
Las gravísimas informaciones dan cuenta que los narcos extranjeros ingresan droga desde la vecina Perú, cruzando los ríos Tambopata y Lanza -que ofician de límite natural internacional entre las dos naciones- y atravesando el monte, arriban a la referida población de Asariamas. Desde allí, algunos bajan por el camino vehicular que conduce a la capital municipal, Apolo, y luego parten rumbo a La Paz. Otros, desde la ya citada Asariamas, bajan navegando por las aguas del río Tuichi, hacia Rurrenabaque, en el departamento del Beni.
«En Apolo, los narcos se alojan, comen, farrean (se emborrachan) a la vista de la fuerza antinarcóticos», declaró con desesperación la primera autoridad municipal, reclamando que «más que hacer problemas con el tema de la coca» (Apolo es zona tradicional de cultivo de la hoja de coca), luchen contra el narcotráfico.
En la frontera, la situación es absolutamente crítica ya que «nadie debe hablar, nadie debe denunciar, ya que las familias que lo hagan serán liquidadas como perros», dado que los narcos han amenazado de muerte a los escasos pobladores que allí viven, según el alcalde, «un sector abandonado a su suerte».
Consultado por el periodista radiofónico, sobre la presencia militar en la zona, Flores indicó que es «insuficiente», que tan sólo hay una escuadra en cada uno de los tres puestos militares de avanzada asentados allí: Cocos-Lanza, Lino Echeverría y Colorado.
A su vez, el alcalde alertó que el accionar de los narcos está poniendo en riesgo al Parque Madidi y a las 34 comunidades campesinas que se localizan allí. El 22 de marzo pasado, según la denuncia escrita, un comunario llamado Sandro Baler, de Cocos-Lanza, se encontró con un grupo de narcotraficantes, quienes le sustrajeron su rifle de cacería. «Con su misma arma le dispararon, por suerte pudo escapar al monte», señaló Flores quien indicó que los narcos se desplazan en bandas de 10 y hasta 40 individuos. Los narcos van acompañados de sicarios -«que no tienen miedo a nada»- y que exhiben impunemente armamento pesado, como ametralladoras. «En carnavales, hemos estado recorriendo las comunidades ya que la de Vilipiza alertó sobre la presencia de 8 narcos peruanos con droga». Según el alcalde, es incesante la presencia de personas desconocidas y movilidades de todo tipo -motos, vagonetas y taxis- en el camino que une a Asariamas con Apolo. «Esto pasa semanalmente», aclaró. Recordó también que ya el 2007 hubo una balacera, otra vez en Cocos-Lanza, entre narcotraficantes peruanos. «Cuando terminó, los comunarios encontraron a un hombre con diez balas en su cuerpo. Lo evacuaron al Perú, porque en la zona carecemos de atención médica»- remarcó.
Consultado acerca de sí era la primera vez que se hacía esta denuncia, la autoridad informó que, dado el riesgo de muerte que conlleva la misma, el año pasado los comunarios de la frontera lo habían hecho apersonándose en su despacho. «Vía teléfono, hemos hablado con la policía, pero hasta ahora no ha habido respuesta alguna», señaló.
La denuncia escrita solicita urgente presencia militar y policial en el sector y fue enviada con copia a los ministerios de Relaciones Exteriores, Defensa, Justicia y Gobierno, la Fuerza Especial de Lucha contra el Narcotráfico, la Defensoría del Pueblo, entre otras instancias estatales.
Flores no pudo ocultar su temor frente a sus propias declaraciones, insistiendo que «seguro que ahora me van a amenazar de muerte también a mí y a mi familia», aunque dejó en claro que «como municipio, estamos en la obligación de hacerlo», clamando porque se efectivice, por parte de las autoridades nacionales, el resguardo de esa frontera y el cumplimiento de garantías constitucionales y de medidas de seguridad para sus habitantes.
«Todos están amenazados de muerte»- concluyó.
Ya se había denunciado la presencia de narcos
El 16 de diciembre del año pasado, la Expedición Madidi y el Foro Boliviano sobre Medio Ambiente y Desarrollo (FOBOMADE) presentaron una denuncia-informe al Defensor del Pueblo del Estado Plurinacional de Bolivia, Rolando Villena, sobre la presencia de narcos en la frontera boliviano-peruana, no solamente en las comunidades señaladas en la entrevista por el Alcalde de Apolo, sino incluso en el colindante Municipio de Ixiamas.
La gravedad de la denuncia hecha en diciembre radicaba en que los narcos también están invadiendo los territorios que forman parte de la Zona de Reserva Absoluta Toromona -situada al norte de la ya referida comunidad de San Fermín y al interior del Parque Madidi-, y donde habita un pueblo indígena en situación de aislamiento, probablemente los supervivientes de los Toromonas históricos, y que por mandato del Artículo 31 de la Constitución Política del Estado Plurinacional, el gobierno también está en la obligación de protegerlos.
Parte de la denuncia escrita efectuada a la Defensoría indicaba que, según informes de los guardaparques del área protegida, también el sector de Alto Madidi, en el Municipio de Ixiamas, «se ha vuelto (…) zona de paso para los que trafican con la «blanca» [cocaína] desde Perú, seguramente por el [río] Heath, se cruzan al [río] Enajewa hasta el [río] Enatawa, de ahí al campamento [de guardaparques de Alto Madidi], seguidamente a Ixiamas. Se dice que en Ixiamas llegan avionetas en la noche, cargan o descargan en dos minutos y se van, claro la pista está ahí y no se usa, y está en perfecto estado y sin vigilancia». Se refiere a la pista de aviones de Ixiamas, que nunca entró en operaciones civiles ni militares, por carecer de torre de control.
En el mismo informe se aclaraba otra de las rutas que utilizan los narcos, que complementa la información brindada por el Alcalde Flores: «Desde Asariamas seguramente o desde más arriba, viajan por sendas hasta el rio Tuichi, y se entran más arriba de San José de Uchupiamonas, sin pasar por la población, hasta llegar a Tumupasa, todo de noche». Finalmente, se denuncia también que los narcos «le han ofrecido a gente de Ixiamas, guardaparques, gente local, etc., hasta 100 dólares el kilo de la «blanca», solo por el transporte». Los informantes de esta situación han solicitado permanecer en el anonimato, por temor a represalias, según se indica en el escrito presentado a la Defensoría.
La situación que puede estar viviendo el pueblo indígena aislado que habita la Zona de Reserva Absoluta Toromona, reclama solidaridad y atención urgente, nacional e internacional.
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