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Reseña del libro La trampa de la diversidad, de David Bernabé

Necesario y oportuno

Fuentes: Rebelión

  Al margen de limitaciones y deficiencias de enfoque que se puedan dar, algo reconocido por el propio autor, se trata de un libro necesario y oportuno, justifiquemos los calificativos. Necesario. Todos los libros interpelan a sus lectores, pero no todos de la misma manera y con la misma contundencia. Yo me he sentido interpelado […]

 

Al margen de limitaciones y deficiencias de enfoque que se puedan dar, algo reconocido por el propio autor, se trata de un libro necesario y oportuno, justifiquemos los calificativos.

Necesario. Todos los libros interpelan a sus lectores, pero no todos de la misma manera y con la misma contundencia. Yo me he sentido interpelado desde mi condición de activista voluntario, otras personas desde otros ámbitos, lo prueban las reacciones; lo prueba la respuesta apresurada y desabrida de Alberto Garzón en su primer artículo de opinión en el diario.es y, aún más, que se haya sentido obligado a matizar el juicio (no el enfoque) en un segundo artículo (respuesta del autor por medio), en que pasa de la descalificación sumaria a agradecer a Daniel Bernabé que su libro haya puesto en debate la cuestión de las clases sociales; claro, que ese no es el tema que plantea el libro, ni tampoco lo son los que Alberto Garzón aborda en sus dos artículos, pero como son los que a él le interesa señalar aunque no tengan nada que ver con la obra, no se puede sino tomar nota de su urgencia de pasar página, y seguir analizando el libro.

Interpelación en la presentación de «La trampa de la diversidad» el pasado día 5, en el espacio – librería Contrabandos, de Barcelona. Lleno absoluto, éxito de convocatoria, participación de Daniel Bernabé y del prologuista (e incitador reconocido de la obra), Pascual Serrano; sus intervenciones no se apartaron casi nada del contenido del libro, en el caso del autor; del contenido del prólogo, en el caso del prologuista, y del contenido de los artículos publicados (nuevamente en el caso del autor); momento de las intervenciones desde el público: silencio expectante, sólo cinco intervenciones, todas elogiando la oportunidad del libro, con alguna referencia puntual a las críticas vertidas y, en concreto, a la acusación de osadía desde el ámbito académico. Nulo debate. Fin del acto. Justo lo contrario de lo que el libro persigue.

Oportuno. La prueba serían las tres ediciones en pocas semanas, pero también la voluntad de sus críticos de rebatir todo lo que el libro no dice. Daniel Bernabé ha puesto en agenda una cuestión que preocupa a toda persona consciente de la inmensa catástrofe a que nos enfrentamos: ¿estamos avanzando? ¿hacia dónde estamos avanzando? y, sobre todo, ¿tenemos el beneplácito (aquí y ahora) de las clases dominantes para avanzar en esa dirección? ¿los éxitos son verdaderos éxitos?

Necesario y oportuno. De lectura casi obligatoria y de lenta digestión. Pero hay más.

Volvamos a Alberto Garzón. Más allá de la irritación, y de la falta de comprensión hacia el autor y la obra, Garzón planteaba una pregunta acertada en su errónea respuesta: ¿qué hay que hacer? Más allá del absurdo de reprochar que la denuncia de un conflicto no se presente con la solución adjunta, absurdo máximo cuando el conflicto es colectivo y sólo puede ser abordado colectivamente (en una reflexión desde las izquierdas), la pregunta es pertinente.

Porque una de las respuestas del neoliberalismo a las críticas que recibe es banalizar la narrativa de los conflictos y resistir en el tiempo; así, el carácter necesario del libro puede ser neutralizado desde el momento en que aquellos colectivos o personas que son interpeladas decidan responder ignorando la interpelación. No cuestionar la lógica más confortable que proporciona la diversidad; seguir en la seguridad que otorga el espacio conocido puede ser una opción equivocada, pero es legítima.

En cuanto al carácter oportuno de la obra se impone reflexionar sobre el paso del tiempo. Pascual Serrano, el prologuista, publicó en 2013 una pequeña obra, también oportuna, sobre las implicaciones de la hegemonía de las TIC en la calidad del discurso y el debate. «La comunicación jibarizada» denunciaba todos los aspectos negativos de las redes, era una llamada a un uso controlado, crítico y reflexivo de los recursos que internet ponía a nuestro alcance.

El contenido de «La comunicación jibarizada» no ha perdido su caŕacter necesario, pero su oportunidad ya ha pasado; el silencio del público asistente a la presentación en Barcelona, en contraste con el «ruido» que «La trampa de la diversidad» provoca en las «redes sociales» es la mejor prueba de ello.
Miguel Muñiz Gutiérrez, Activista voluntario en temas de ecología y energía, participa en el Movimiento Ibérico Antinuclear, Tanquem les Nuclears -100% renovables y en el Colectivo 2020 Libre de Nucleares. Mantiene la página de divulgación energética www.sirenovablesnuclearno.org

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.