De pie sobre el mayor depósito de crudos pesados del planeta, el presidente argentino Néstor Kirchner envió este miércoles un mensaje a Washington: no se ocupará de «contener» a su homólogo venezolano Hugo Chávez. «Se dice que algunos países deben contener a otros, que Lula (el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva) y yo […]
De pie sobre el mayor depósito de crudos pesados del planeta, el presidente argentino Néstor Kirchner envió este miércoles un mensaje a Washington: no se ocupará de «contener» a su homólogo venezolano Hugo Chávez.
«Se dice que algunos países deben contener a otros, que Lula (el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva) y yo tenemos que contener a Chávez. Es un error absoluto. Construimos con el hermano presidente Chávez el espacio de integración en América del Sur para la dignidad de nuestros pueblos», afirmó Kirchner.
Los dos mandatarios presenciaron, cerca del pueblo de San Tomé, 450 kilómetros al sureste de Caracas, la primera perforación del proyecto conjunto de las petroleras estatales Enarsa (Argentina) y Pdvsa (Venezuela) para cuantificar las reservas que contiene uno de los bloques de la Faja Petrolífera del Orinoco.
Tras la firma de acuerdos bilaterales en agricultura, tecnología, petróleo y finanzas, Kirchner remarcó que «somos y seremos absolutamente respetuosos, ambos, de las relaciones y situaciones internas de nuestros países».
Chávez dijo que «muchas veces conversamos, entre nosotros, en privado, pero con respeto sagrado por la soberanía de Argentina y de Venezuela. Por eso han fracasado y fracasarán los viajeros que vienen del Norte».
La visita de Kirchner ocurrió mientras la región espera la del presidente estadounidense George W. Bush a Brasil, Uruguay (socios de Argentina, Paraguay y Venezuela en el Mercado Común del Sur), Colombia, Guatemala y México, entre el 8 y el 14 de marzo.
La semana pasada visitaron Brasilia y Buenos Aires dos enviados de Washington, Nicholas Burns, número tres en el Departamento de Estado (cancillería), y Thomas Shannon, secretario de Estado adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental.
Fue precisamente en Argentina donde Shannon dijo que la relación con Venezuela es «malísima», por lo que Burns, subsecretario de Estado para Asuntos Políticos, calificó como la «agenda negativa» de Chávez, mientras que con Buenos Aires «las diferencias quedaron atrás».
Trascendidos a la prensa desde la Casa Rosada, sede del gobierno argentino, dejaron saber que Kirchner buscaría transmitir a Chávez inquietudes planteadas por Washington, lo que llevó a las afirmaciones en los discursos de este miércoles.
Kirchner «ha debido moverse como un equilibrista entre el impulso que buscó para los acuerdos económicos y la vehemencia política de su anfitrión», comentó a IPS el politólogo Alberto Garrido, autor de una docena de libros sobre Chávez y su proyecto político.
Si en la superficie brillan los entendimientos, en el fondo vibra la diferencia «porque Argentina y Brasil han llegado a un límite en cuanto a sus posiciones frente a Estados Unidos, pues ya demarcaron territorios y esferas de actividad con acentos nacionalistas, y en cambio Chávez lanzó este año un programa de radicalización», opinó Garrido.
Esa radicalización «en lo interno se expresa en buscar un socialismo, y en lo externo sigue empujando por una integración sudamericana más agresiva, políticamente antiimperialista. Pero ni Brasil ni Argentina van por ese camino», añadió el analista.
Algunos aspectos seguramente tratados fueron obviados en público por los mandatarios, como las relaciones con Irán y las supuestas actitudes antisemitas de Chávez.
Respecto de Irán la diferencia es obvia, porque Chávez ha establecido una «alianza estratégica» con Teherán, cuyo programa nuclear y discurso antiestadounidense respalda, mientras abren operaciones en Venezuela empresas iraníes de metalurgia, minas, agricultura, automotores y transporte aéreo.
El Estado argentino, en cambio, tiene un contencioso marcado con Teherán porque su justicia ha acusado a varios iraníes, incluido el ex presidente Alí Akbar Hashemi Rafsanjani (1989-1997), por el ataque terrorista de 1994 contra la sede de una entidad judía en Buenos Aires, en el que murieron 85 personas.
Por otra parte, directivos de la Confederación de Asociaciones Israelitas de Venezuela y del Consejo Judío Mundial se entrevistaron la noche del martes con Kirchner en Puerto Ordaz, a orillas del Orinoco, para tratar lo que consideran actitudes antisemitas de Chávez.
El mandatario venezolano ha sostenido que algunas expresiones suyas sobre la historia de la comunidad judía han sido tergiversadas, aunque en la guerra entre Israel y Líbano el año pasado censuró duramente al gobierno israelí y redujo al mínimo las relaciones bilaterales.
Kirchner y Chávez, en cambio, se congratularon en público por este «día histórico», en el decir del mandatario venezolano, lleno de «pasos trascendentes para la integración», según su homólogo argentino.
Enarsa (Energía Argentina Sociedad Anónima), asociada a Pdvsa (Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima) «renace como ave fénix de las cenizas que nos dejaron» en la década pasada, dijo Kirchner.
Enarsa es «una petrolera de papel», pues sus activos se reducen a los derechos de exploración y explotación en la plataforma continental argentina, dijo a IPS el opositor ex ministro de Energía, Humberto Calderón.
La Faja del Orinoco, de unos 55.000 kilómetros cuadrados, puede contener 1,2 billones de barriles de crudos, principalmente pesados, de los cuales 235.000 millones de barriles serían recuperables.
El lote que cuantificará la asociación Pdvsa-Enarsa contendría 21.000 millones de barriles, y si un 20 por ciento es recuperable –4.800 millones de barriles, precisó Kirchner– podría producir en unos años 300.000 barriles por día.
Chávez y Kirchner anunciaron además la emisión de un nuevo Bono del Sur, por 1.500 millones de dólares, adquiribles en moneda local en Venezuela desde la próxima semana, lo que llevará dinero fresco a las arcas de Buenos Aires.
Caracas ha comprado unos 3.700 millones de dólares en bonos argentinos desde 2005 –y revendido la mayor parte a bancos privados– y a fines de 2006 ambos gobiernos colocaron con éxito un primer Bono del Sur, paritario, por 1.000 millones de dólares.
También se firmó en San Tomé un memorando de entendimiento para crear un Banco del Sur, «que comienza bilateral pero abierto a otros países, basado en criterios de solidaridad, orientado a la inversión reproductiva, obras de infraestructura y desarrollo de proyectos estratégicos», dijo Kirchner.
Un tercer convenio facilitará un préstamo por 135 millones de dólares del Estado venezolano a la cooperativa láctea argentina SanCor, con el que esa entidad podrá afrontar sus deudas y hacer nuevos negocios, y que pagará con remesas de leche en polvo y tecnología para pequeñas plantas de lácteos en el suroeste de Venezuela.
También se pactó la compra de 10.000 toneladas de carne vacuna y 5.000 de pollo para atender una coyuntura de escasez en Caracas pero a la que seguirá, según los acuerdos firmados, asistencia argentina para incrementar la cabaña ganadera venezolana.
Argentina también proveerá asistencia técnica en salud pública, para el uso de gas licuado como combustible de vehículos y, finalmente, se pactó un intercambio de información entre las agencias gubernamentales de información, la venezolana Agencia Bolivariana de Noticias (ABN) y la argentina Télam.