En las últimas semanas, estudiantes de diversas facultades junto a grupos docentes y no docentes encabezaron un reclamo repudiando las condiciones en las que se daría la elección del nuevo rector de la Universidad de Buenos Aires. La realización de la Asamblea Universitaria fue bloqueada por cuarta vez consecutiva para impedir que se consume la […]
En las últimas semanas, estudiantes de diversas facultades junto a grupos docentes y no docentes encabezaron un reclamo repudiando las condiciones en las que se daría la elección del nuevo rector de la Universidad de Buenos Aires. La realización de la Asamblea Universitaria fue bloqueada por cuarta vez consecutiva para impedir que se consume la elección no democrática que podría designar como rector al ex funcionario de la dictadura militar Atilio Alterini. El apoyo recibido por Alterini desde la UCR y el kirchnerismo porteño incluyó una golpiza por parte de los patoteros de la dirección del sindicato no docente de la UBA y sectores de Franja Morada. Un joven fue hospitalizado tras la agresión. Así, en la UBA, el kirchnerismo se mostró aliado a los sectores históricamente privatistas.
Por considerar que «no tiene integridad ética y moral para presidir la universidad», diversos centros de estudiantes y agrupaciones estudiantiles llamaron a la movilización para impedir la realización de la Asamblea Universitaria que elegiría a Alterini como rector de la UBA. El último martes, un grupo de al menos 30 matones al mando de Jorge Anró, Secretario General del gremio no docente de la UBA (APUBA), se lanzó a los golpes y palazos en un intento por desestabilizar la lucha estudiantil. En respuesta y repudio de la violencia, el viernes marcharon más de 10 mil estudiantes, docentes y no docentes, exigiendo la democratización del gobierno universitario, la reforma del estatuto. Acompañando la movilización convocada por las dos gremiales docentes (CONADU y CONADU Histórico) en reclamo por más presupuesto.
La elección de Alterini como rector implica la continuidad de un modelo de universidad de rasgos feudales y privatistas. Una educación superior atravesada por una acuciante crisis por la falta de presupuesto, una universidad en la que los docentes se encuentran dando perpetua pelea por cobrar salarios dignos, en donde la mayoría de los docentes se desempeña ad honorem en su cargo o no está nombrado, mientras los no docentes siguen cobrando salarios por debajo de la canasta familiar, con un 60% del sueldo en negro y un convenio entregador de derechos previstos para los asalariados en nuestro país.
La elección de un rector como Alterini por una Asamblea Universitaria de estas características -compuesta de manera indirecta y no proporcional al número de integrantes de cada claustro- no es un hecho meramente anecdótico. El nuevo candidato a ocupar el cargo de rector en la UBA, cómplice de la dictadura militar, representa, más bien, un proyecto de universidad que se corresponde, claramente, con las políticas desarrolladas en nuestro país desde hace ya más de una década.
El juego desatado por estos días en la UBA no hace sino reproducir una trama política nefasta que integra no solamente a los sectores radicales y el shuberoffismo, sino también a amplios sectores del peronismo kirchnerista, a la vez que agrupa importantes grupos de la burocracia sindical. Sólo puede esperarse de su parte un proyecto privatista que respalda, con pactos espurios, el deterioro y vaciamiento de la educación pública, defendiendo un espacio donde aplicar las ya conocidas políticas neoliberales, garantizando su eternización en el poder. Una universidad que reproduciendo saberes meramente técnicos funcione con fines mercantilistas, alejada de las reales necesidades, lejos está de ser del pueblo.
Los sectores universitarios se levantan una vez más demandando la democratización y apertura de la universidad. El mayor desafío, en todo caso, estará en seguir adelante con la lucha por construir una educación pública realmente para el pueblo.