El INDEC difundió el valor que en marzo alcanzaron las canastas de alimentos y servicios, con las cuales el gobierno mide la pobreza y la indigencia. Según sus cálculos, una persona puede alimentarse con 7,56 pesos diarios cumpliendo con «los requerimientos kilocalóricos y proteicos imprescindibles para una actividad moderada» y por lo tanto, no ser […]
El INDEC difundió el valor que en marzo alcanzaron las canastas de alimentos y servicios, con las cuales el gobierno mide la pobreza y la indigencia. Según sus cálculos, una persona puede alimentarse con 7,56 pesos diarios cumpliendo con «los requerimientos kilocalóricos y proteicos imprescindibles para una actividad moderada» y por lo tanto, no ser indigente.
Los insumos básicos que utiliza el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) para determinar el monto de ambas canastas están íntimamente relacionados con el índice de inflación que elabora el organismo (IPC).
La manipulación de los datos -denunciada por los trabajadores del INDEC desde que el gobierno nacional intervino al organismo estadístico- falsea el IPC, el monto de las canastas y finalmente la cantidad de pobres y de indigentes.
Vayamos a las cifras.
Para el INDEC una familia tipo (padre y madre de entre 30 y 35 años, un hijo de 5 años y una hija de 8) que resuelve la alimentación con 725 pesos por mes -7,56 pesos por día por persona- no es considerada indigente. Ese es el valor que dio a la canasta básica mensual de alimentos (CBA).
Por otra parte, una familia tipo que además de alimentarse, cubre los gastos de transporte, ropa, educación, salud y demás servicios esenciales con 1.650 pesos por mes, lo que sería 17,20 pesos por día por persona, deja de ser pobre. Este es el monto que definió para la canasta básica total (CBT) que incluye alimentos, bienes y servicios.
Aclaramos que en ambos casos, el INDEC pondera a los dos menores dentro del núcleo familiar, con lo cual sus cálculos los efectúan con 3,09 personas por familia tipo (lo que llama «unidades consumidoras» o «adultos equivalentes»). Si tomáramos los cuatro integrantes, cubrir la alimentación básica le demandaría a cada persona 5,84 pesos diarios y 13,30 para hacer frente a otras necesidades básicas además de los alimentos.
Al publicar la Canasta Básica de Alimentos (CBA), el organismo explicó que la misma «se ha determinado en función de los hábitos de consumo de la población». Y agregó: «previamente se tomaron en cuenta los requerimientos normativos kilocalóricos y proteicos imprescindibles para que un hombre adulto, entre 30 y 59 años, de actividad moderada, cubra durante un mes esas necesidades».
La CBA se compone con los valores de: pan, galletitas saladas y dulces, arroz, harina de trigo, otras harinas (maíz), fideos, papa, batata, azúcar, dulces, legumbres secas, hortalizas, frutas, carnes, huevos, leche, queso, aceite, bebidas edulcoradas, bebidas gaseosas sin edulcorar, sal fina y gruesa, vinagre, café, té y yerba mate.
Veamos qué alimentos se pueden comprar con 7,56 pesos diarios. Para que este análisis sea aún mas favorable a las estadísticas oficiales, tomaremos los últimos precios publicados por el INDEC (abril 2008) y le agregaremos la inflación acumulada del INDEC hasta la fecha (abril 2008-marzo 2013).
A pesar de lo irrealmente bajo que resultan los precios con este cálculo, los $ 7,56 solo alcanzarían para un kilo de pan ($ 4,05) y un litro de agua mineral sin gas ($ 3,08). Pero si en lugar de pasar el día a pan y agua, optamos por algunas proteínas más y comemos un churrasco de paleta ($ 13,25 el kilo… $ 3 un churrasco), un huevo ($ 5,80 la docena… $ 0,50 un huevo), un plato de arroz ($ 2 el medio kilo… $ 1 para un plato generoso), un pan ($ 0,50) y un litro de leche para aportar calcio a nuestra dieta ($ 2,69) llegaremos a gastar un centavo más que $ 7,56 diarios.
Podríamos seguir agregando combinaciones con estos valores que, repetimos, son imposibles de encontrar más allá del microclima del gobierno, aún luego de varios acuerdos de congelamiento de precios que viene realizando el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, con las cadenas de supermercados.
Ni aún con estos importes, que son irreales a la hora de salir de compras, puede garantizar una persona ni una familia cubrir los «requerimientos kilocalóricos y proteicos» de ningún ser humano.
Usando estas canastas como parámetros de medición, el gobierno acaba de publicar los datos de pobreza (5,4%) e indigencia (1,5%) con los cuales cerró sus estadísticas de 2012. Según estos datos 440 mil personas dejaron de ser pobres en un año y 80 mil dejaron de ser indigentes. Hoy son pobres, según el gobierno, 2,2 millones de personas e indigentes 600 mil.
El médico sanitarista Hugo Arce explica que no es lo mismo estar bajo la línea de pobreza que tener las necesidades básicas insatisfechas. La medición en el primer caso (LP) está vinculada íntimamente a datos como la inflación y el poder adquisitivo del salario, mientras que para el segundo (NBI) se tiene en cuenta la vivienda y el entorno cultural de la persona.
Según un informe del Observatorio de Datos Económicos y Sociales de la CGT opositora, la pobreza alcanza hoy a 27,2% de la población, lo que equivale a 10.950.000 habitantes, similar a la calculada por el Observatorio Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), que es 26,9 %. Por su parte el centro de investigaciones de la CTA oficialista (CIFRA), a mediados de 2012, estableció que una de cada cinco personas (19,9%) estaba en esta situación.
«Más allá del nivel de ingresos circunstancial, una parte de la población continúa funcionando en la economía informal, con viviendas precarias (inquilinatos y villas), bajo nivel educativo y laboral. Si realmente hubiera un 5% bajo la línea de pobreza, no veríamos pobres por las calles, muchas de las villas se hubieran reconvertido en barrios privados y la economía informal estaría en franco retroceso», afirma Arce. A comienzos de febrero, el directorio del Fondo Monetario Internacional emitió una moción de censura contra el gobierno argentino en rechazo a las estadísticas oficiales y le dio un plazo de ocho meses para alinear la metodología del INDEC, en especial los datos sobre precios y crecimiento.
Para fines de setiembre o principios de octubre estará listo, según se informa desde el INDEC, un nuevo índice de precios que reemplazará al IPC, que solo refleja la inflación de Capital y Buenos Aires. El IPC Nacional Urbano (IPCNu), dice el organismo, dará cuenta de la inflación en los distintos sectores sociales de las diferentes provincias y será el punto de partida (mes base) sobre el cual luego se van a comparar los precios posteriores.
Norberto Itzcovich, director técnico del INDEC, manifestó que para su confección «se ha preguntado a 40 mil hogares de todo el país, qué consumen, cuándo y cómo». Y que el organismo «está cumpliendo las recomendaciones del FMI y todos los parámetros de calidad internacionales» (¿será que hasta ahora no lo cumplían?).
Como insumo fundamental de este nuevo índice, la semana pasada se presentó la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares 2012. El Ministerio de Economía manifestó en un comunicado que esta encuesta actualiza los datos sobre «las condiciones de vida de la población en general, desde el punto de vista de su participación en la distribución y en la adquisición de bienes y servicios (…) además brinda información acerca de la estructura de consumo e ingreso de los habitantes del país».
Compartimos la duda que los trabajadores estatales nucleados en ATE-INDEC tienen cuando se preguntan: «¿Qué puede hacernos pensar que las mismas personas que encabezan la mentira desde 2007, Ana Edwin y Norberto Itzcovich, van a cambiar su política y van a dejar de manipular la información que se utilice para confeccionar este nuevo índice?».
Fuente: http://www.redeco.com.ar/nv/index.php?option=com_content&task=view&id=10492&Itemid=99999999