La huelga de hambre del presidente boliviano Evo Morales y de varios dirigentes de los movimientos sociales constituye una firme respuesta a una nueva acción de la derecha boliviana por bloquear el proceso de cambio que ha emprendido Bolivia desde hace cerca de 9 años, cuando las clases secularmente subalternas decidieron tomar en sus manos […]
La huelga de hambre del presidente boliviano Evo Morales y de varios dirigentes de los movimientos sociales constituye una firme respuesta a una nueva acción de la derecha boliviana por bloquear el proceso de cambio que ha emprendido Bolivia desde hace cerca de 9 años, cuando las clases secularmente subalternas decidieron tomar en sus manos su propio destino, y colocar, desde enero de 2006, luego de una histórica victoria electoral con más del 54 por ciento de votación, a un indígena al mando del Estado.
Durante más de tres años, el presidente Morales, el primer presidente indígena de Bolivia y América Latina, ha obtenido varios triunfos en las urnas electorales que la derecha se niega a reconocer. El 2 de julio de 2006 logró más del 53 por ciento de los votos en las elecciones de representantes ante la Asamblea Constituyente; en agosto de 2008 alcanzó el 67’41 por ciento en un referéndum revocatorio convocado como una salida a la crisis política, y el 25 de enero de 2009 llegó a un 61,47 por ciento en el referéndum aprobatorio de la Constitución Política del Estado.
El gobierno plurinacional-indígena-popular de Bolivia también ha sorteado con éxito las conspiraciones montadas por Estados Unidos y la oligarquía local, llegando a ser la más significativa la de agosto-septiembre de 2008, cuando un golpe cívico-prefectural -como lo calificó Morales-, desencadenó una violencia armada y sistemática contra el proceso de cambio. Las manifestaciones de esa ofensiva se expresó en la toma violenta de las instituciones públicas, en la colocación de artefactos explosivos en las casas de dirigentes del MAS, ministros y en los consulados de Cuba y Venezuela en el departamento de Santa Cruz, así como en la persecución de campesinos e indígenas en los departamentos de la llamada «Media Luna».
Pero, la expresión más alta de esa actitud antidemocrática de la derecha boliviana ha sido la masacre de indígenas en el departamento de Pando, al norte de La Paz, con un saldo de cerca de 20 muertos y decenas de heridos.
La nueva ofensiva contrarrevolucionaria se produce en un momento en que vence el plazo para la aprobación de un Código Electoral Transitorio sin el cual no podrán realizarse las elecciones de diciembre de este año, según establece una disposición transitoria de la Constitución Política del Estado.
Los objetivos de entorpecer la aprobación de esta normativa electoral son claros: impedir elecciones generales en las que la derecha está condenada a una nueva derrota, y detener la aplicación de la nueva Constitución Política del Estado, particularmente en lo referido al régimen autonómico que la derecha tanto decía reivindicar, con lo que se pretende obstaculizar la edificación del nuevo Estado Plurinacional.
La Red de Intelectuales y Artistas En Defensa de la Humanidad, comprometida con los procesos democráticos de nuestra América, expresa su total y pleno respaldo a la lucha del pueblo y el gobierno bolivianos por hacer cumplir la Constitución. Ante la inédita medida a la que se ha visto obligado el presidente Evo Morales, ante su insistencia por no hacer uso de la fuerza pública sino de la fuerza moral del pueblo, saludamos y apoyamos su lucha. Llamamos al Congreso a asumir su responsabilidad y a actuar a la altura que le demanda la historia aprobando el Código Electoral Transitorio en lo inmediato, sin regatear el derecho de las circunscripciones indígenas.
Se invita a suscribir este documento anexo enviando un correo, con su NOMBRE, PROFESION Y PAIS, a la siguiente dirección electrónica: