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Nueva Constitución Política del Estado: ¿Victoria política de los excluidos?

Fuentes: Rebelión

                              El contexto…   Una manera colonial de mirar la historia es la que quiere ver héroes y no pueblos, el pasado como un proceso que debe ser superado, el desarrollo como producto de la industrialización, la democracia como la suma de […]

                         

 

 

El contexto…

 

Una manera colonial de mirar la historia es la que quiere ver héroes y no pueblos, el pasado como un proceso que debe ser superado, el desarrollo como producto de la industrialización, la democracia como la suma de una serie de requisitos formales a cumplir, la ciudadanía como un derecho ligado a la democracia liberal que nos da una identidad común a todos… estas formas de «mirar» han buscado construir la «bolivianidad», como expresión de lo que los sectores dominantes quieren ser, más no de la expresión de lo que somos. No lograron convencernos y su construcción hegemónica tuvo la corta duración de dos tiempos; el del nacionalismo revolucionario del 52 y el del neoliberalismo desde el 86. 

Hoy vivimos el tiempo del reencuentro, es el tiempo de vernos en el espejo de lo que somos, de enorgullecernos de nuestras raíces indias y afirmar la posibilidad histórica de un país que haga posible la convivencia y la interculturalidad entre los diversos mientras se construye la equidad entre todos. 

Los actores principales, no son precisamente académicos; muchos constituyentes y la mayor parte de los dirigentes sociales apenas han terminado la escuela y son ellos los que han sentado las bases constitucionales para este reencuentro desde la perspectiva de las mayorías. Cuál el bagaje histórico que portan estos luchadores sociales? Principalmente su cultura como identidad y demasiados años de haber sentido encima la opresión mezclada con una profunda discriminación. Dos reacciones que se detonaron desde esta herencia cultural-democrática, sobre el concepto de mayoría; la sindical que privilegia la victoria de las mayorías y el aislamiento de las minorías;  la indígena-originaria que busca integrar a los no convencidos de la minoría para que sean parte de las responsabilidades asumidas por el conjunto.

Es comprensible, que en un primer momento desde la perspectiva sindical,  se buscara como propuesta para el país la reivindicación fundamental de la identidad mayoritaria y diversa de lo que somos, para poner de manifiesto que lo que las elites quisieron eliminar, vive y es expresión del nuevo país. Pero  definitivamente en esta construcción hegemónica la lógica indígena originaria es la que se impuso, cuando a pesar de las presiones sobre el gobierno para imponer un principio de fuerza, primó la actitud del diálogo incluso hasta el punto de ceder en temas que han sido parte de reivindicaciones históricas de sectores populares e indígenas.

Los movimientos sociales junto al liderazgo de Evo asumen que vivimos un proceso y que se ha cumplido una etapa más en la marcha histórica por cambiar el país. Este es el punto fundamental de la reflexión, el que la llamada «hegemonía indígena» no se refiere tan sólo a cuantos indígena-originarios ahora son partícipes de la responsabilidad pública, sino fundamentalmente a la perspectiva diferenciada  e integrativa con la que se quiere construir la democracia en el país. Esta mayoría es una suma pluriversa y orgánicamente sindical-comunitaria, que está aprendiendo a convivir y construir un horizonte colectivo intercultural para todos. 

En cambio, las minorías hoy enfrentadas con el proyecto de cambio, hicieron del Estado su patrimonio y razón de Estado de la discriminación,  no aceptan ser minorías y plantean la confrontación como reivindicación y bloqueo, no al gobierno sino a la democracia que antes ellos mismos administraban. Este es el contexto real de la construcción de nuestra propia democracia, que sea heredera por supuesto de la historia universal pero principalmente sea capaz de aprehender de los procesos reales que han transcurrido en estas tierras  y que han hecho posible la perviviencia de nuestra diversidad.

 

La derrota cívico-prefectural

 

Bolivia acaba de vivir un escenario de enfrentamiento que buscaba ser radicalizado por la alianza cívico-prefectural, no por la fuerza de las ideas, sino de la provocación y la violencia como estrategia, que «evidencie la acción represiva y dictatorial del gobierno» frente a la población de las ciudades y de la opinión pública internacional. El sinsentido como argumento de la apelación a la fuerza contra los que piensan distinto, contra los que son distintos por su vestimenta y color de piel; la violencia contra las instituciones públicas, el saqueo de recursos que son nacionales y regionales, sólo dejaron ver la carencia de argumentos políticos para ofrecer algo diferente al país. 

Sin embargo y a pesar de que estos dirigentes cívico-prefecturales se dieron cuenta de este vacío político, ya tenían libres a sus «perros de la guerra» que ellos mismos ya no controlaban: juventudes cruceñistas y grupos neofascistas, junto a mercenarios y sicarios pagados, a la par de personajes lumpen contratados, actuaron con objetivos muy propios al margen de las consignas autonómicas. Los resultados no se hicieron esperar, con decenas de heridos y destrozos en los departamentos de la media luna, y finalmente la masacre del porvenir, que puso en evidencia que el levantamiento cívico-prefectural contra el Estado boliviano, no era contra un presidente tan sólo sino contra la mayoría humilde de este país, que tercamente cree que el cambio es posible.

Este contexto de violencia provocó el resquebrajamiento del CONALDE que reunía los intereses mezquinos de estos grupos de poder. Fueron los grupos de poder de Tarija los que avisoraron el principio del fin, antes de la masacre de Pando, y buscaron desesperadamente abrir espacios de diálogo, nombrando para el efecto un delegado de contacto. No fue casual por tanto que a pesar de la conflictiva situación que ocurría en el país, el prefecto de Tarija buscara posicionarse en el nuevo escenario del diálogo. Tampoco nos extraña, a continuación, la actitud de sus aliados del CONALDE, que derrotados por su propia acción autodestructiva, se quedaron sin argumentos frente a la masacre. No atinaron a defender al prefecto Leopoldo Fernández preso por sus propios excesos en la masacre de El Porvenir. En el caso cruceño, el prefecto Costas fue presionado por la logia «Toborochi», la más importante de ese departamento  gestora y organizadora de la

 Feria Internacional, a bajar el tono de agresividad y a ceder en el cuarto intermedio para que los negocios regionales no «fueran perjudicados». 

Así se creó el escenario de diálogo en Cochabamba, donde en pocos días, la comisión técnica de autonomías, lograron concertar en un 95% de contenidos, demostrando que la interpelación autonómica a la NCPE era fundamentalmente política y que tras el mutuo reconocimiento de la CPE y los estatutos departamentales, los acuerdos fueron posibles.

Sin embargo, de este gran avance, los prefectos una vez más se negaron a firmar el acuerdo para no poner de manifiesto que el escenario de violencia y muerte armado por ellos, había sido insulso y expresaba que sus mezquinos intereses habían sido puestos con prioridad a la del conjunto de los bolivianos.

 

El escenario parlamentario

 

En estas condiciones,  el espacio político de decisión se trasladó al parlamento, con un importante componente nuevo, el gobierno decidió, que aunque no se firmara acuerdo con las regiones, los cambios que habían sido propuestos y acordados en el tema de autonomías, se incorporaban al nuevo texto constitucional.

Existían esta vez dos elementos definidores del momento político en caso de que ocurriera el bloqueo esperado por parte de las minorías encabezadas por PODEMOS en el Congreso Nacional. El primero, el de la marcha nacional convocada por las organizaciones y movimientos sociales aglutinadas en el CONALCAM, que recuperando el sentido histórico de la marcha del pueblo boliviano para llegar hasta la aprobación de la NCPE, quería decirle al país y al mundo de que Bolivia ha decidido construir una nueva historia, y que recuperaba el símbolo de la marcha indígena de los 90 para expresar que los diversos rostros de la plurinacionalidad están presentes y la NCPE es la expresión del camino recorrido. 

Por eso la multitudinaria manifestación era demanda y fiesta al mismo tiempo, como ha sido la vida de la mayoría de este país, que no sólo tuvo que soportar la explotación y la discriminación a lo largo de tanto tiempo, sino también la permanente reconstitución de las razones de la esperanza del encuentro, en las comunidades, en los espacios de lucha y ahora por una visión de país conjunta expresada en la NCPE.

La segunda alternativa, frente a la posibilidad del bloqueo del Senado, era la de desarrollar un proceso de iniciativa legislativa ciudadana para la aprobación del referéndum constitucional que desde las organizaciones sociales movilice a la población para otorgar un mandato al congreso que apruebe el referéndum y la fecha de su realización.

El congreso, ratificando una actitud política de la mayoría a lo largo del proceso constituyente, optó una vez más por abrir un proceso de diálogo con la oposición, que permita la ratificación de un principio acordado en Cochabamba, de que tanto la NCPE como los estatutos debían concordarse en el marco de un proceso de pacificación y acuerdo político.

Se realizaron más de 120 modificaciones al texto aprobado en Oruro, casi todas ellas en la redacción y 6 importantes de contenido, la principal referida precisamente a las autonomías en las que se incorporaron los acuerdos de Cochabamba. Otras importantes se refieren a la reaparición de los congresistas plurinominales, a la no retroactividad en la aplicación de los limites del latifundio después del referéndum dirimitorio, a la inclusión del concepto de República en la definición de país, a la incorporación del concepto de nación boliviana dentro la plurinacionalidad, a la jurisdiccionalización de la justicia comunitaria y algunas otras que mantenían una definición taxativa en el texto de Oruro, se las pospone para una mayor definición en la posterior discusión sobre las leyes de adecuación, como es el caso de los transgénicos. 

El texto de la NCPE con estas modificaciones fue el aprobado en el congreso por amplia mayoría, es el que desató la algarabía nacional y de los miles de marchistas que aguardaban en vigilia, que en su gran mayoría desconocían los cambios realizados en la NCPE.

 

Victoria o derrota?

 

Las repercusiones no se hicieron esperar, muchos dirigentes manifestaron su desconcierto e incluso algunas organizaciones expresaron su oposición inicial. Por el otro lado PODEMOS terminó por pulverizarse y la bancada de Santa Cruz, sin mayor argumento se opuso y manifestó que sus estatutos no estaban considerados en la NCPE consensuada. Sin embargo el escenario estaba marcado, una larga y tenaz lucha de los movimientos sociales para dotar al pueblo boliviano de un nuevo proyecto de país estaba concluida en esta etapa y el referéndum se realizará el próximo 25 de enero del 2009. 

La estrategia de la resistencia activa de los movimientos sociales y el gobierno, había tenido el logro histórico de poner en evidencia la no-propuesta de la oposición que durante siglos se mantuvo en el poder sustentada en la exclusión y en la represión de las mayorías, para preservar lo que ellos consideraban sus bienes patrimoniales que son en realidad propiedad de todos los bolivianos. Pero también expresó las limitaciones de  la democracia formal construida en años de neoliberalismo y heredada al actual proceso de cambio, y donde las minorías a pesar de su derrota en las calles y en las ánforas, mantienen un poder de veto y de bloqueo, que buscaron utilizar para derrotar el proceso de transformación decidido por las mayorías.

Se priorizó la victoria estratégica sobre la oposición, la que nos permite seguir acumulando fuerzas y avanzando en el camino, al ritmo del movimiento popular en su proceso de apropiación de las conquistas logradas. Se ajustaron varios temas constitucionales y se retrocedieron en otros, pero en definitiva, en la memoria larga del proceso, se llegó hasta donde se pudo llegar con esta correlación de fuerzas y en el contexto de esta democracia formal hecha a medida por los neoliberales.

 

Los retos del caminar juntos…

 

Tenemos que capitalizar la victoria política obtenida por las mayorías, para que en una visión estratégica se convierta en  hegemónica e incluyente para multiplicar los liderazgos que hagan sostenible el proceso de cambio, sume a los indecisos haciéndoles perder el miedo y aísle a los violentos. Es importante realizar un proceso político y colectivo de apropiación de los contenidos constitucionales por las organizaciones sociales, para que el nuevo equilibrio entre sociedad civil y Estado, realmente funcione en la dimensión del país plurinacional que somos. 

Apostamos con la NCPE, a que la sociedad sea la protagonista de los cambios y construya un Estado Plurinacional a su medida, para que aprendamos a valorarnos en la historia y vernos reflejados en el espejo del orgullo de ser lo pluriversales que somos. En el camino decidiremos en muchas y múltiples batallas, los cambios legislativos para hacer aplicable la NCPE, espacios que deberán contar con los actores sociales, que velarán por la preservación de los contenidos fundamentales y  proponer caminos que profundicen los contenidos democráticos y de participación. 

También las limitaciones de algunas decisiones constitucionales serán parte de los objetivos futuros para continuar el proceso de transformación en la etapa que sigue. En definitiva nos encontramos de lleno en una etapa de transición que refleja la Bolivia diversa incluso con la presencia de minorías que se resisten a dejar sus privilegios. 

Será parte de una tarea fundamental construir y organizar entre todos una nueva cultura democrática constitucional, que desde la diversidad que somos, permita armar los puentes de interculturalidad que nos hacen a todos parte de un mismo país, con normas asumidas que sean puente y sostén de la participación; y donde los derechos proclamados se hagan evidentes en la convivencia de todos los días, mientras como país construimos día a día la equidad que nos haga más iguales en oportunidades en el pleno respeto de la diversidad que tenemos.

El futuro es nuestro y así como el presente se ha colmado de pueblo, tenemos la enorme tarea histórica de hacer con nuestros propios esfuerzos un país donde quepamos todos y que los sueños colectivos que emanan de las raíces de nuestras culturas sean parte de la realidad posible. La nueva CPE es un primer paso hacia la utopía de tod@s…