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Nuevamente Andalgalá

Fuentes: Rebelión

Llego nuevamente a estas tierras donde no puedo dejar de sentirme incómodo ante tanta hospitalidad. Para los que venimos de las grandes ciudades capitalistas, tanta generosidad y cariño nos resultan realmente incómodos. La hostilidad cotidiana nos ha curtido, enfriado y distanciado de lo humano. Acá, eso, aire puro y silencio, sobran. Estoy de nuevo en […]

Llego nuevamente a estas tierras donde no puedo dejar de sentirme incómodo ante tanta hospitalidad. Para los que venimos de las grandes ciudades capitalistas, tanta generosidad y cariño nos resultan realmente incómodos. La hostilidad cotidiana nos ha curtido, enfriado y distanciado de lo humano. Acá, eso, aire puro y silencio, sobran. Estoy de nuevo en Andalgalá y Chaquiago, esta dignísima tierra catamarqueña que sigue en pie de lucha para no desaparecer.

Y es que parece mentira, pero hay gente, empresas y gobiernos, interesados (muy interesados de hecho) en que esta gente preciosa y el paraíso que habitan, dejen de existir. Y esos tipos de arriba son nombres concretos. Son, por ejemplo, Peter Munck presidente de la Barrik Gold, la transnacional minera que está destruyendo gran parte de nuestra cordillera, hombre que presionó a los cipayos de siempre para que vetaran la ley de glaciares, esa que pretendía poner un mínimo freno a la explotación indiscriminada de nuestra madre tierra. Al menos, para que no contaminen toda el agua que tomamos.

Y es también la presidenta de la nación, la «progresista» Cristina Fernández de Kirchner, que vetó la ley de glaciares que había sancionado el poder legislativo de la nación. Y son también los cipayos lame-botas, empleados de las mineras, que gobiernan las provincias del oeste argentino, acaudillados por el entregador de Gioja, gobernador de San Juan. Y es también el intendente de Andalgalá, el mentiroso y corrupto Perea. Todos y cada uno, desde la presidenta al intendente, continuadores y profundizadores de la política minera menemista.
Y también son las transnacionales mineras: Barrik Gold, Yamana Gold, Alumbrera; por mencionar sólo algunas de las que forman parte de ese poder transnacional que saquea y mata a nuestro pueblo, que nos roba, nos explota, denigra y desprecia. Ese poder transnacional que cree que todo puede comprarse y venderse. Quizás allá en las alturas sí, tal vez al norte del ecuador también; pero acá abajo, acá en el sur, tienen que aprender que existen pueblos dignos dispuestos a plantarse y defender lo nuestro, cueste lo que cueste. Andalgalá lo está demostrando.

Pero tampoco quiero olvidarme de la gendarmería, la infantería, la policía, y el poder judicial; todos ellos cómplices del saqueo y la muerte por estas tierras. Siempre listos para disparar contra el pueblo, y reprimir, golpear y encarcelar a personas indefensas que lo único que reclaman es vivir. También hay otros que permiten que esto suceda, y es cada uno de los habitantes de esta parte del mundo que prefieren cuidarse a ellos mismos, que prefieren decidir sus acciones en función del bolsillo, o los que tienen miedo a organizarse, a tomar su voz, a plantarse ante el poder para decirle basta. Todxs y cada unx de lxs que deciden mirar para otro lado, esxs también son culpables. Como cuando en la dictadura decidieron no meterse, igualito. Como me dijo uno de los habitantes de Andalgalá: acá están generando 20.000 desaparecidos y nadie dice nada, ¿dentro de 30 años van a hacer juicios contra las mineras y los gobiernos? ¿De qué nos sirve eso?

La cosa es que acá en Andalgalá, los de arriba tienen planificado llenarse de dinero, pero mucho, muchísimo dinero. Para hacer eso necesitan que mas de 20.000 personas, niñxs, ancianxs, trabajadores y trabajadoras, sumado a perros, gatos, aves, árboles, cáctus, yuyos, ríos, todo, todo eso, desaparezca. Y en eso andan. Intentan por todo los medios habidos y por haber avanzar con la muerte, el odio, el desprecio y el despojo. Pero lo que no tenían planeado los de arriba, tan acostumbrados a hacer lo que quieren (siempre tan soberbios), era que los de abajo decidieran decir basta, decir que no, que no iban a pasar y punto. Y lo que muchísimo menos se esperaban, es que estxs «insolentes» de abajo, decidieran darles un ultimátum, esxs que no tienen armas, ni medios masivos de comunicación, ni gobiernos, ni policías, ni acciones en la bolsa, esxs que ni siquiera son recibidos en los despachos de los políticos de turno, esxs, justamente esxs les dieran un ultimátum. Contra todo pronóstico, lo hicieron: 1º de septiembre.

Y acá abajo todo está moviéndose. Lo acabo de ver con mis propios ojos, de escuchar con mis propios oídos, de caminar con mis propios pasos. Acá abajo las cosas están movidas. Pero claro que acá abajo no son soberbios como los de arriba, y saben que ellxs solitxs, una asamblea sola, un pueblo sólo, no puede frenar estos planes de muerte global que tienen los de arriba para todxs lxs de abajo. Y por eso mismo, ellxs andan precisando solidaridad de todxs, de cada unx de nosotrxs a lo largo y ancho del país. Nosotros comenzamos la patriada, pero todos debemos continuarla, me dijo un vecino andalgalense. Y otra vecina, profesora ella, me dijo que no falta mucho para que las cosas cambien de una vez, que están pasando muchas cosas por abajo, y cuando le pregunté qué faltaba, levantó los ojos y mirándome mientras la cara se le iluminaba, me respondió: falta un estallido popular, eso falta, que todo el pueblo argentino diga basta de una vez, basta de hambre, basta de abuso policial, basta de mineras, basta de entregar lo nuestro, basta de desprecio, cada uno por lo suyo, pero unidos, todos. Y su esperanza fue mía, y su voz me llenó de vida. Qué lindo sueño, que linda realidad posible, si tan sólo dejáramos de mirar para otro lado. Muchas veces me pregunto ante cada nueva injusticia que veo ¿Qué más falta? ¿Cuánto más vamos a permitir? ¿En qué piensa la gente que mira para otro lado? ¿No se da cuenta que el agua es de todxs? Que la muerte que los de arriba planifican es para todxs. Que la policía está para cuidar a los de arriba. Que el egoísmo no lleva a nada más que a su propia tristeza.

Por lo pronto acá abajo pusieron una fecha, un límite a la muerte: 1º de septiembre. Arriba deben estar tranquilos en su soberbia. Deben estar pensando en los dólares que piensan llevarse, y en las elecciones del 2011. Mientras, acá abajo hay una decisión tomada en asamblea, hay un pueblo que se está preparando para defender lo suyo y los suyos, sus seres queridos y su tierra, cueste lo que cueste. Desde Andalgalá están llamando a una patriada, están diciendo por lo bajo (como siempre dice nuestro pueblo) que las cosas no dan para mucho más. En Andalgalá saben que hay con que, conocen al pueblo organizado en La Rioja, en Córdoba, en Chubut, en Catamarca, en Buenos Aires, y en cada una de las provincias argentinas. Conocen de los sueños y los pesares de todxs esxs otrxs que no están organizadxs, pero que si tan sólo pensaran un momento, sintieran y escucharan su interior, y su tierra, y sus ríos, y tuvieran en cuenta a sus hijos, nietos, hermanxs, amigxs, si tan sólo hicieran eso se pararían frente a este capitalismo salvaje y le dirían basta, como están haciendo acá. En estas tierras hay tan sólo un pueblo digno, que quiere vivir tranquilo, en paz, con sus cerros y sus ríos, con su hospitalidad y su cariño. Eso es lo que los de arriba quieren hacer desaparecer.

Acá hay un ultimátum: 1º de septiembre. El que quiere su libertad tiene que pagarla al precio que vale, y fue José Martí quien nos advirtió que era bien cara, pero también fue él quien entregando su vida para sentar los cimientos de esa Cuba siempre digna, nos mostró que bien vale la pena pagarla hasta con el último suspiro. Desde abajo, una Argentina más digna y humana, parece cada vez más posible. En esa construcción andamos. 
 
Segio Job es Integrante del Colectivo de investigación «El llano» y militante del Colectivo Güemes en el Encuentro de Organizaciones de Córdoba.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.