Una violenta campaña mediática contra el gobierno de la Presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, se ha desatado desde medios editoriales comprendidos en la denominada Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), corporación que nuclea medios de prensa identificados con una ideología política decididamente fascista. Un sinnúmero de operaciones psicológicas, campañas sucias, golpes de estado y demás […]
Una violenta campaña mediática contra el gobierno de la Presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, se ha desatado desde medios editoriales comprendidos en la denominada Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), corporación que nuclea medios de prensa identificados con una ideología política decididamente fascista.
Un sinnúmero de operaciones psicológicas, campañas sucias, golpes de estado y demás acciones desestabilizadoras han formado parte de las actividades a sueldo de esta organización que cínicamente declama «defender la libertad de prensa».
El gobierno de Cristina Kirchner emprenderá enviando al Parlamento en 2009, la modificación de la Ley de Radiodifusión argentina, que regulará el espectro comunicacional del país sureño otorgando una proporcional distribución de ese espacio al Estado, las organizaciones sin fines de lucro y las corporaciones privadas.
Esta próxima y crucial batalla a librar por el gobierno argentino (quien está saliendo de su debilitada posición política producto del conflicto con «el campo»), ha comenzado con una campaña navideña impulsada por la oposición política, la CIA, y los medios masivos pro-imperialistas congregados en la SIP: factores de indudable efecto sinérgico.
Esta conjunción de factores es muy conocida en países como Cuba, Venezuela o Bolivia, y han sido aplicados con eficacia en Argentina en 2009.
Medios de comunicación locales como el Grupo Clarín, La Nación, Editorial Perfil o Crítica, canales de televisión abierta y de cable en manos privadas (casi todos), medios escritos y digitales han reproducido en Argentina una noticia que la misma denunciante opositora, reconoció como de difícil probanza ante un juez.
En el exterior, El Nuevo Herald de Miami, el País, el Mundo y ABC de España, O Globo de Brasil, El Universal de Venezuela, El País de Uruguay y Colombia, y por si faltara alguien, CNN y sus repetidoras asociadas en Latinoamérica han propalado esta «denuncia» que intenta desgastar la figura del ex mandatario argentino, el gobierno de Cristina Kirchner, y condicionar su acción intentando frenar la futura reforma comunicacional en el Congreso (con Cobos incluído). Al mismo tiempo pretende instalar como jefa de la oposición y eterna candidata a la presidencia de la nación, a Elisa Carrió, promotora de la acción mediática judicial.
La cruzada contra la reforma de los medios será la más dura de las batallas contra los factores de poder más concentrados.
El futuro político dependerá de la capacidad del gobierno para articular un bloque popular que contrarreste la andanada mediática que arreciará sobre la realidad argentina durante el 2009.