El 10,11 y 12 de noviembre se llevó a cabo en Oaxaca el Congreso Constitutivo de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO). Entrevistamos a Mario Caballero, dirigente de la Liga de Trabajadores por el Socialismo -Contracorriente, miembro de la Fracción Trotskista – Cuarta Internacional. – ¿En qué contexto se desarrolló el Congreso […]
El 10,11 y 12 de noviembre se llevó a cabo en Oaxaca el Congreso Constitutivo de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO). Entrevistamos a Mario Caballero, dirigente de la Liga de Trabajadores por el Socialismo -Contracorriente, miembro de la Fracción Trotskista – Cuarta Internacional.
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¿En qué contexto se desarrolló el Congreso de la APPO realizado en Oaxaca?
El congreso se realizó en un contexto signado por la heroica resistencia de las masas oaxaqueñas, y en particular por el triunfo de la «Batalla de la Ciudad Universitaria» del 2/11 (ver LVO N° 212), cuando miles de estudiantes, trabajadores y colonos derrotaron el intento represivo de la Policía Federal Preventiva (PFP) de desalojar a la APPO de uno de sus bastiones centrales en el campus de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO). Se dio también en un contexto donde sectores del régimen piden que el gobernador priísta Ulises Ruiz (URO) de un paso al costado, en tanto que el PRI sigue sin ceder la salida del mismo, por los importantes costos políticos que eso le significaría. Y se da en una situación donde sectores de la dirección del movimiento han intentado por múltiples vías que la lucha se levante sin haber logrado todavía sus demandas. Ejemplo de ello fue la actitud traidora de la dirección de la Sección 22 de la CNTE (sindicato de maestros), pero también la política de sectores como Flavio Sosa y el FPR (Frente Popular Revolucionario, organización reformista de corte estalinista, parte del sector conciliador de la dirección), que proponían y proponen nuevas medidas de distensión, como levantar parte de las barricadas sin que se haya ido la PFP. Es decir, entregar el control de la ciudad a manos del gobierno federal. Al mismo tiempo, parte de estos sectores han venido impulsando un acercamiento con el PRD, partido que siempre procuró diferenciarse del radicalismo de la APPO, y ahora – después de la entrada de la PFP- intenta montarse en el movimiento para evitar su radicalización y cerrar el conflicto abierto en Oaxaca. Sin embargo, la llegada del dirigente nacional del PRD en medio del congreso generó mucho descontento, la base gritaba, «APPO, APPO» y consignas en contra de que el PRD se colgara del movimiento.
¿Qué sectores se expresaron en este Congreso?
El Congreso estuvo cruzado por dos grandes tendencias: por un lado, la amplia base magisterial y de las comunidades que enviaron delegados (cerca de tres mil en total), con un gran ánimo de seguir firmes con las demandas de «Fuera URO», la desaparición de poderes y la exigencia de que la dirección votara planes de acción contundentes. Por otro, los dirigentes y organizaciones que apuestan a que la APPO se transforme en un movimiento político en los marcos del régimen y que querían desactivar la lucha. Mediante maniobras y presiones estos sectores intentaron frenar la combatividad de la APPO y conducir la lucha hacia la vía institucional, participando de la Legislatura del Estado. El congreso de la APPO confirmó la existencia de una amplia vanguardia combativa que fue la que sostuvo la lucha contra la PFP (a pesar de que la dirección no preparó la resistencia el domingo 27/10). Esta vanguardia, que montó las barricadas el 2/11, ahora se expresó políticamente discutiendo contra las propuestas de entregar la lucha.
Se trata de un sector que expresa una nueva subjetividad que comienza a surgir en México, con métodos radicalizados, pero también poniendo en pie formas de organización superiores y mecanismos de autodefensa.
¿Cuáles fueron las discusiones y propuestas centrales?
Si bien los sectores conciliadores permitieron que durante los primeros dos días se expresara el descontento de la base con las políticas de distensión, a la hora de presentar las propuestas que guiarían la acción de la APPO, la dirección pretendió votar como primer resolutivo que se vaya volviendo a las labores en Oaxaca como ha venido sucediendo, pero de manera formal, proponiendo «que el gobierno federal negocie con la APPO para que se vaya devolviendo poder al gobierno del estado y a cambio de esto se de un lugar en la legislatura del estado a la APPO». Cuando la mesa leyó esta propuesta, hubo enojo entre los congresistas que comenzaron a gritar que «la lucha ya estaba vendida», a lo que los sectores conciliadores respondieron gritando «unidad» y los congresistas les contestaron, «Sí, unidad pero sin charrismo (burocracia) sindical».
Ante esta resolución, un amplio sector de los delegados presentó una propuesta que apuntaba a desarrollar la representación democrática de la APPO y diseñar una estrategia de cómo podría convertirse ésta en el poder popular del estado. La dirección, viendo que no se podría llegar a un consenso, y que si se votaba podría perder, optó por dejar la discusión inconclusa. A pesar de esto quedaron planteadas dos visiones: una, seguir utilizando las vías institucionales a través de los procesos electorales, y la otra, avanzar en los hechos hacia el «poder popular».
Otra discusión importante fue en torno a la conformación de la nueva dirección. Se acordó conformar el Consejo Popular de la APPO, un cuerpo colegiado estatal compuesto por 260 personas, que no tendrá un líder único, ni permanente. Los consejeros serán representantes de las siete regiones del estado y de sectores adherentes como los indígenas, obreros, campesinos y estudiantes. Serán miembros honorarios los ex presos políticos y miembros de la APPO que cuentan con órdenes de aprehensión por haber participado en el movimiento.
A pesar del desprestigio de algunos de los dirigentes (como Rueda Pacheco del que se exigió su destitución), los sectores más radicalizados de la APPO no lograron sacarse de encima a los conciliadores de la antigua dirección, que mediante diferentes maniobras impidieron que se avanzara en establecer una dirección más acorde a la lucha planteada, adoptando un programa y una política para ello.
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Perspectivas
¿Qué acciones quedaron planteadas y cuáles son las perspectivas?
El Congreso votó un plan de acción donde se impuso a la dirección la necesidad de recuperar el centro de Oaxaca y volver a instalar las barricadas -en fecha aún por definir-, la toma de oficinas públicas estatales y municipales y bloqueos de carreteras. Junto con esto se votó que la exigencia de «Fuera URO» es innegociable e irrenunciable.
Las perspectivas son complejas. Después del triunfo de la resistencia del 2/11 y el resultado mismo del congreso, la mejor salida para el régimen parece ser pactar una salida de URO, esperando hasta el 1/12 para evitar de esa forma la convocatoria a elecciones anticipadas en el estado. Por otra parte, el desarrollo del congreso mostró que existe una verdadera lucha política en la APPO, y que hay condiciones para que surja un ala izquierda organizada y combativa que le dispute la dirección al ala conciliadora (que el régimen viene buscando cooptar y de esa forma alentarla y fortalecerla). Como parte del sector de vanguardia es importante destacar el proceso antiburocrático en los sindicatos que participan de la APPO, agrupados en el Frente de Sindicatos y Organizaciones Democráticas de Oaxaca (FSODO), pues para sectores de los trabajadores -sobre todo en los sindicatos de la UABJO y Salud- sus direcciones inmovilizan y muestran rasgos burocráticos.
Desde la LTS-CC realizamos una propuesta hacia este Congreso, sosteniendo que para lograr las demandas hay que oponerse a toda medida de distensión e intento de levantar la lucha mientras URO no renuncie. Hay que pelear por echar a la PFP y a URO, retomando el camino de la movilización estatal y nacional, impulsando un paro nacional en solidaridad con la lucha del pueblo oaxaqueño por estas demandas.
En esta propuesta plantemos también la necesidad de seguir avanzando en fortalecer la APPO como un organismo de autoorganización para la lucha, sumando a todos los sectores que defienden la Comuna de Oaxaca. Asimismo avanzar en la lucha por un gobierno provisional de la APPO y demás organizaciones en lucha, contra todo intento de transformarla en una organización adaptada al podrido régimen pro-patronal de Oaxaca.
La «herencia» dejada por el gobierno de Fox, que al final de su mandato está acosado por múltiples problemas y muy debilitado, es una bomba de tiempo que deberá enfrentar Felipe Calderón. Pues será un nuevo presidente con mucha ilegitimidad y que tendrá que definir muy pronto cómo enfrentar a la APPO y el descontento nacional.
El triunfo de la lucha de Oaxaca fortalecería la lucha nacional contra el «régimen de la alternancia», cuyo objetivo debe ser preparar una huelga general política para que se vayan Fox, Calderón y los políticos burgueses, en el camino de un gobierno de los trabajadores y sus aliados en la ciudad y el campo.
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Juan Andres (FT-CI)