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Industrialización del litio

Oportunidad histórica para Bolivia

Fuentes: Rebelión

La historia le da la oportunidad a Bolivia de reparar los errores del pasado, de promover el desarrollo industrial en beneficio de los perpetuamente olvidados, de dejar de ser un país productor de materias primas, donde sólo se beneficia el capital privado, para convertirse en un exportador de manufacturas que socialice los beneficios. Claro, que […]

La historia le da la oportunidad a Bolivia de reparar los errores del pasado, de promover el desarrollo industrial en beneficio de los perpetuamente olvidados, de dejar de ser un país productor de materias primas, donde sólo se beneficia el capital privado, para convertirse en un exportador de manufacturas que socialice los beneficios.

Claro, que para lograr ese estado ideal el gobierno de Evo Morales deberá transformar de raíz la estructura productiva boliviana, las relaciones entre los actores que componen el marco social, mientras que además debe asegurar la distribución de la riqueza, la participación estatal sin descuidar la imprescindible – para el caso de Bolivia – inversión extranjera.

Litio vs. gas y petróleo

Las mayores reservas del mundo de litio se encuentran en Bolivia, en el salar de Uyuni. La decisión del gobierno norteamericano de Obama de disminuir considerablemente la dependencia del petróleo de Medio Oriente y de Venezuela para 2020 y sustituir a los hidrocarburos por el litio, le da una nueva chance de industrialización a Bolivia.

La industria automotriz está desarrollando unidades que sólo consuman energía eléctrica, y precisamente el litio permite que las baterías se mantengan cargadas por más tiempo. Para el año que viene la compañía japonesa Nissan prevé lanzar al mercado el primer automóvil cien por ciento eléctrico.

Sin embargo, varias empresas comenzaron a comprar litio para desarrollar sus productos como por ejemplo la alemana Volkswagen, la italiana Pininfarina, la francesa Bolloré, la coreana LG y las japonesas Nissan, Mitsubishi y NEC. Si se observa, las automotrices estadounidenses están por ahora fuera de la producción de automóviles totalmente eléctricos.

Si la fuente de aprovisionamiento de los automóviles llegara a ser la energía solar o eólica, la combinación con las baterías de litio contribuiría al desarrollo de unidades limpias, ya que la emisión de gases sería minúscula.

Inversión extranjera

Las empresas fabricantes de baterías de litio y las automotrices que ya se acercaron a Bolivia para negociar la explotación de los ricos yacimientos de este mineral son en su mayoría japonesas y surcoreanas. Pero, las conversaciones son aun muy incipientes, lo que permitió a Chile – que posee las segundas reservas mundiales de litio – adelantarse y firmar contratos con compañías extranjeras que le van a permitir cuantiosos ingresos en esta industria que viene creciendo desde 2004 a un 20 % anual en cuanto a la demanda de litio para baterías.

Además, desde hace seis años el precio por tonelada aumentó de US$ 350 a US$ 3 mil. Por eso, Bolivia no debe desaprovechar la voraz tendencia mundial por este mineral y más aun cuando los precios del gas se han desplomado y los del petróleo va a provocar una caída de los ingresos de Venezuela, que se transformó en el país que más cooperación económica le brinda al gobierno de Morales.

Oportunidad histórica

El gobierno de Evo recibió la infraestructura industrial gasífera de mano de los gobiernos anteriores, que nunca intentaron frenar la desproporción en cuanto a las regalías por los hidrocarburos, ni poner en marcha una industria nacional o estatal, dejando todo en manos privadas extranjeras y en la elite local.

La nacionalización de los hidrocarburos provocó innumerables presiones internacionales por parte de las petroleras, pero sin embargo aceptaron las nuevas reglas de fuerte participación estatal por la rentabilidad que supone esta industria, aunque hay varias empresas que no han hecho las inversiones en exploración convenidas.

Para no recaer en el misma pulseada el gobierno de Morales deberá por un lado establecer nuevas y claras reglas para evitar que el mineral sufra el mismo tipo de saqueo que el gas. Pero, además deberá abrirse a la participación de expertos y crear un marco propicio para que el capital privado extranjero pueda comenzar a explotar la virgen industria del litio, ya que el estado boliviano carece de recursos económicos y técnicos.

El objetivo del gobierno es que el Estado logre participar en toda la cadena productiva, desde la explotación hasta la producción y exportación de las baterías de litio. Con la adecuada y controlada inclusión de las multinacionales, este proyecto puede llegar a ver la luz en menos de una década.

Sin embargo, Bolivia se enfrenta a numerosos obstáculos, como por ejemplo la corrupción enquistada dentro del gobierno, la feroz y desestabilizadora oposición de los departamentos ricos, la presiones de las multinacionales para no ceder sus regalías, la competencia con la industria chilena del litio que está mucho más avanzada y por último las intromisiones del gobierno norteamericano en la política interna boliviana.

Roces con Washington

Precisamente, la semana pasada el gobierno expulsó a al segundo secretario de la embajada de los EE.UU., lo que se suma a la expulsión del embajador el año pasado, lo que además podría hacer tambalear la búsqueda de mejores relaciones entre ambos países tras el cambio de gobierno de Washington.

http://www.pmundial.com.ar