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Oportunismo y sectarismo en la izquierda fortalecen a la derecha

Fuentes: Rebelión

      1. El oportunismo y el sectarismo políticos han estado presentes en el desarrollo de los partidos políticos en el mundo. Recuerdo que aquellos dos términos fueron muy discutidos en la década de los sesenta en aquella polémica chino-soviética. Los chinos acusaron al PCUS de negociar y ser entreguitas con el gobierno yanqui; […]

 

 

 

1. El oportunismo y el sectarismo políticos han estado presentes en el desarrollo de los partidos políticos en el mundo. Recuerdo que aquellos dos términos fueron muy discutidos en la década de los sesenta en aquella polémica chino-soviética. Los chinos acusaron al PCUS de negociar y ser entreguitas con el gobierno yanqui; y los soviéticos, en respuesta, acusaron al PCCH de sectarismo por no unirse a los demás partidos comunistas del mundo. Aquella disputa mundial fue determinante porque influyó en la guerra de Vietnam, en el desprestigio de los partidos comunistas pro soviético, fortaleció el maoísmo en el mundo e hizo surgir grandes movimientos libertarios en 1968 y años después. Mientras el PCUS buscaba una coexistencia pacífica el PCCH hablaba de que «con una sola chispa se podría incendiar la pradera».

 

2. El oportunismo y el sectarismo entre los partidos mexicanos puede explicarse de diversas maneras: por las características de nuestra Revolución, por la mediatización y control del «presidencialismo», por el corporativismo mexicano, por la partidocracia, etcétera. Lo que no se puede negar es el terrible daño que han causado a los partidos de izquierda o centro izquierda al negociar y dejarse cooptar por los gobiernos de la burguesía, por el lado del oportunismo, o al negarse a analizar y buscar puntos de unidad y lucha por el lado del sectarismo. Mientras unos partidos y dirigentes miran hacia arriba buscando alianzas con un sector de la burguesía gobernante, otros -muy radicalizados y sintiéndose poseedores de la verdad- se niegan a encontrar puntos y acciones unitarias que den fortaleza a su movimiento. Ambos ayudan a la burguesía.

 

3. Los gobiernos del PRI y del PAN, aunque pro empresariales y derechistas, han podido concluir sus sexenios desde que se iniciaron en 1934. A pesar de que esos gobiernos con sus política mantuvieron al país en la pobreza y al 60 por ciento de la población en el desempleo y la miseria, los partidos y grupos autocalificados de izquierda no han hecho trabajo serio entre la población para sacarlos del gobierno, porque esa izquierda ha oscilado entre el oportunismo y el sectarismo. O los dirigentes, de manera oportunista, hacen alianzas para lograr cargos en el poder o adoptan posiciones sectarias que también los llevan a divisiones, negándose a construir políticas de alianza. Por uno u otro motivo, la derecha ha venido consolidando sus posiciones desde la década de los años 40. ¿Cómo combatir el cínico oportunismo y el enfermizo sectarismo sin debilitarse?

 

4. El gobierno mexicano siempre ha sido de derecha y, por tanto, ha estado al servicio de los empresarios. Aunque en los años 20 y 30 del siglo anterior mantuvo un discurso radical defendiendo a los campesinos, a los obreros y a los pobres, porque: a) el país apenas salía de la Revolución Mexicana, b) porque sufría presiones del extranjero que lo obligaban a reafirmar su nacionalismo y c) porque la devaluación económica de 1929, al finalizar la segunda guerra las cosas se formalizaron y el cogobierno PRI-empresarios instaló el discurso: «La Revolución Mexicana sigue adelante», para mantener controlada a la población, en orden y en paz. Los políticos y los empresarios, asociados con el imperio yanqui, saquearon las riquezas del país y paso a paso fueron consolidando un sistema de mediatización ideológica de derecha y clerical.

 

5. La izquierda mexicana -a pesar de las grandes batallas independientes y radicales de los anarquistas del periódico Regeneración, de los Círculos obreros magonistas y de la Casa del Obrero Mundial, de 1901 a 1914- creció en México bajo la sombra de la burguesía nacional y «antiimperialista». Esa burguesía, que se adueñó de la Revolución, no sólo se encargó de educar y organizar a la clase empresarial sino que al mismo tiempo organizó y protegió con leyes a las organizaciones obreras y campesinas. La burguesía mexicana en los 20 y 30, mientras pronunciaba un discurso proletario en otro lado construía acuerdos con los entonces débiles empresarios para beneficiarlos. Por eso oportunistas clásicos de izquierda, como Lombardo Toledano, siempre vieron a una burguesía mala y una burguesía buena que había que aprovechar como estrategia.

 

6. Desde 1919, por consigna de la Internacional Comunista, se fundó en México el Partido Comunista y desde 1948 el Partido Popular que desde 1960 comenzó a llamarse socialista (PPS) bajo la dirección absoluta de Lombardo. Ambos partidos -a pesar de algunas luchas valerosas muy aisladas- marcharon a la cola del gobierno, aunque no dejaron de autonombrarse «antiimperialistas». Al mismo tiempo subordinaban sus programas políticos a las líneas «leninistas» que se trazaban desde Moscú. Desde su fundación hasta que en 1977 les otorgaron derechos plenos para ser parte del gobierno, los partidos de izquierda no pudieron ser independientes. En su interior se incubó un enorme oportunismo, pero también un gran sectarismo que llevó a escisiones tras escisiones que impulsaron el surgimiento de medianas y pequeñas sectas políticas

 

7. «La secta -según el diccionario Larousse- es la reunión de personas que siguen la misma doctrina, y el sectario es el intolerante, el fanático de una secta religiosa, filosófica o de un partido». Como definición general está bien, pero las particularidades en política son más importantes. Es obvio que desde que uno nace tiene y empieza a recibir ideas que a través de los años los padres, las iglesias, los profesores, los amigos y los medios, van llenando nuestro instrumento de pensar. Es lógico y hasta natural que los que coincidan en pensamiento tiendan a agruparse y a defender sus verdades y no por eso forman una secta. La realidad es que la secta existe cuando las agrupaciones creen que ellos representan la única verdad y los demás no tienen la razón; cierran entonces las posibilidades de unir fuerzas para enfrentar al enemigo común.

 

8. «El oportunismo -de acuerdo a la misma fuente- es la actitud política o económica de los que sacrifican los principios (ideológicos, filosóficos, éticos) para adaptarse a las circunstancias del momento». Definición clarísima de Larousse. Los sectarios, por defender apasionadamente una doctrina, parecen más honestos; a los oportunistas les importa un bledo las ideas, la honestidad, la historia. Ellos se dicen políticos realistas: ofrezcan lo que ofrezcan, caiga lo que caiga y venga de donde venga, lo importante es aprovechar todo. Participan en los movimientos pensando en popularidad, en votos, en cargos, en dirigir y a la primera oportunidad saltan. Mientras el sectario habla en nombre de principios ideológicos, el oportunista sin entenderlos se burla de ellos. En tanto el primero está condenado al aislamiento, el segundo a usar y ser usado.

 

9. En la política mexicana el oportunismo -seguramente de manera natural- está mucho más extendido que el sectarismo. Este tiene una delgada mancha religiosa y de honestidad, en cambio el oportunismo usa tramposamente un discurso de falsa libertad que muy bien le beneficia para ascender al poder o para mantenerse por décadas en él. Todos los partidos políticos mexicanos, sean de derecha, centro o de izquierda han mantenido a cada uno de sus dirigentes, durante más de 20 años, brincando de un cargo a otro: de diputado a senador, de funcionario de partido a funcionario de gobierno. No existe la mínima diferencia entre derecha, centro o izquierda. «La misma gata, sólo que revolcada». Y cuando no aseguran un brinco a otro cargo se cambian a otro partido y así hasta la eternidad. Por eso sus críticas nunca son al sistema sino a partidos y personas.

 

10. ¿Cómo entonces derrotar al oportunismo y al sectarismo para al mismo tiempo lograr la unidad? Al parecer el único camino es con la participación y la lucha de masas. Los perredistas y lópezobradoristas, 100 por ciento dedicados a los procesos electorales y a la captura de cargos deben saber que sin la lucha social se pasarán el tiempo quejándose de que fueron derrotados en las cámaras. Los zapatistas tienen que saber que su indigenismo es extremadamente limitado y que deben participar en otras luchas sociales obreras, populares, políticas. Los dirigentes de la APPO y los de los sindicatos (electricistas, mineros, UNT, universitarios, pascuales, la CNTE) están mucho más dispuestos a analizar y discutir, así como a realizar, acciones unitarias. ¿Cómo explicar la represión a los mineros, a Oaxaca, la aprobación de las reformas al IMSS y al ISSSTE, así como el nuevo llamado para aprobar las «formas estructurales»? [email protected]