El miércoles 23 de agosto, los partidos de oposición de derecha juntaron sus votos y actuaron conjuntamente para imponer la censura en la Cámara de Senadores contra Andrés Solís Rada, ministro de Hidrocarburos, impulsor y conductor del proceso de nacionalización de dichos recursos naturales.La decisión senatorial, tomada en ausencia de los parlamentarios del Movimiento al […]
El miércoles 23 de agosto, los partidos de oposición de derecha juntaron sus votos y actuaron conjuntamente para imponer la censura en la Cámara de Senadores contra Andrés Solís Rada, ministro de Hidrocarburos, impulsor y conductor del proceso de nacionalización de dichos recursos naturales.
La decisión senatorial, tomada en ausencia de los parlamentarios del Movimiento al Socialismo, quienes se retiraron de la sesión para no avalarla, ha sido corolario de una pulseta de los partidos tradicionales, que abrieron varios frentes contra algunas de las autoridades del gobierno y se realiza justamente en la víspera del viaje de Alvaro García Linera, Vicepresidente boliviano, al Brasil para tratar con el presidente brasileño las diferencias en las negociaciones con la estatal Petrobrás.
Solís Rada, intelectual comprometido con las causas populares, de amplia trayectoria en las luchas por la recuperación de la democracia e incuestionable por su solidez ética, ha sido censurado con el argumento de no haber tomado decisiones relativas al titular de la empresa Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos y un contrato que habría tenido algunas fallas de orden administrativo y que se encuentra en proceso de investigación por la Contraloría General.
Intereses en juego
La decisión ha sido política y como ha señalado un parlamentario masista «les han ganado solamente un round» en el intento de desestabilizar el proceso de cambios.
No se puede desligar la censura de los intereses de las empresas transnacionales en debilitar el proceso de nacionalización de los recursos naturales, a ello se suman otros grupos de poder como los terratenientes que desean impedir la reversión de tierras improductivas o ilegalmente obtenidas en desmedro de la población campesina, y también otros intentos para imponer desde la minoría opositora que las decisiones de la asamblea constituyente sean tomadas por los dos tercios de sus integrantes.
Política también ha sido la respuesta de Evo Morales al ratificar a su ministro en el puesto, asegurando que «el complot petrolero contra el proceso de nacionalización e industrialización de los hidrocarburos no pasará. Quiero aprovechar esta oportunidad para decirle al compañero Andrés Solíz Rada que no está solo, está con el pueblo, está con el gobierno, está con su Presidente, el compañero queda ratificado y siempre será ratificado para que siga llevando adelante este proceso de nacionalización e industrialización», expresó el presidente.
Lo paradójico de la censura es que los propios voceros de la oposición reconocen los valores y la calidad del ministro, quedando claro que sus intenciones han estado dirigidas a debilitar al gobierno.
Sin embargo, las particularidades de los procedimientos en este caso, allanan la decisión presidencial de ratificar a Solíz Rada porque, a diferencia de otros países, la censura de un ministro no obliga a una renuncia irrevocable, evitando la consumación de la voluntad de los partidos de oposición.
Capacidades de respuesta
La reacción del presidente ha sido la esperada y probablemente habrá manifestaciones de apoyo a su decisión. Su principal capacidad de respuesta, radica en la movilización de la población y los movimientos sociales que pueden recuperar el ímpetu y defender a su gobierno.
Evo Morales ha llamado al pueblo a que se mantenga vigilante sobre la nacionalización de los hidrocarburos, agregando que esta política es innegociable.
Los partidos neoliberales no cuentan con esa capacidad, su carencia de militancia les obliga a continuar actuando con base en su respaldo mediático y su mayoría en la Cámara de Senadores.
Difícilmente la oposición podrá convocar siquiera a unas centenas de la población, salvo que decida jugar todas sus cartas en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, con los riesgos que le podría significar, si es que el MAS promueve una respuesta de sus bases campesinas y de los sectores pobres que lo convirtieron en la primera fuerza política en el departamento cruceño.
La expectativa se mantendrá y podrá profundizarse, en tanto la oposición de derecha considere que todavía tiene «fichas por mover», aunque no parece contar con muchas. Es que, ahora, prácticamente, no cuenta con «peones» en el campo popular.