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Otra vez la salud de la presidenta trajo malas noticias

Fuentes: La Arena

El vocero presidencial dio el sábado malas noticias. Ayer la novedad fue que la presidenta había sido internada. Se le harían nuevos estudios y hoy una intervención quirúrgica por un hematoma cerebral. Ojalá se recupere pronto y bien. El sábado a las 22 horas el país tuvo una mala noticia. El vocero presidencial Alfredo Scoccimarro […]

El vocero presidencial dio el sábado malas noticias. Ayer la novedad fue que la presidenta había sido internada. Se le harían nuevos estudios y hoy una intervención quirúrgica por un hematoma cerebral. Ojalá se recupere pronto y bien.

El sábado a las 22 horas el país tuvo una mala noticia. El vocero presidencial Alfredo Scoccimarro leyó un breve parte donde se informaba que Cristina Fernández de Kirchner había recibido atención médica en el Hospital Universitario de la Fundación Favaloro debido a fuertes dolores de cabeza. Allí los especialistas la habían diagnosticado una «colección subdural crónica» producida por un traumatismo de cráneo sufrido el 12 de agosto pasado, al día siguiente del mal resultado en las PASO.

Scoccimarro no dio lugar a preguntas, limitándose a leer el parte de la Unidad Médica de la presidenta. Cristina debía guardar reposo de un mes, lo que implicaba delegar funciones en el vicepresidente Amado Boudou, en un momento delicado y en el tramo final de la campaña legislativa que cierra el 27 de octubre. La jefa de Estado venía cumpliendo allí un papel rector, orientando a sus candidatos, especialmente a los de Buenos Aires, donde se libra una pelea muy dura contra Sergio Massa.

Las malas noticias no acabaron allí. Ayer también al mediodía CFK llegó otra vez a la Fundación Favaloro y quedó internada debido a que había sentido nuevas cefaleas y hormigueos en su brazo izquierdo. Entonces los facultativos cambiaron su receta: en vez de reposo, están preparando una intervención quirúrgica para drenar hoy ese líquido ubicado entre el cerebro y el cráneo.

La situación luce como seria, no menor ni liviana, aunque afortunadamente tampoco como algo extraordinariamente grave para la vida de la presidenta. Con una deformación profesional, muchos consultores cedieron a la tentación de responder ante todo a si la internación de Cristina le dará más o menos votos. Lamentable error. Lo primero a analizar es si el problema de salud es grave o no, y formular votos (los creyentes rezarán) para su pronta recuperación. Los votos van y vienen. La salud es lo primero…

Manochanta Nelson

El 16 de agosto pasado, Nelson Castro, que también dice ser médico, diagnosticó que la jefa de Estado padecería el síndrome de Hubris, presentada como una enfermedad de la soberbia de quienes ejercen el poder.

El 3 de octubre aquél cerró su programa «El juego limpio» ratificando su sentencia inapelable. «Para todos aquellos que se han inquietado con este diagnóstico, que yo corroboro y ratifico de la Presidenta sobre el síndrome de Hubris, quiero decirles, y también a la señora Presidenta que se queden tranquilos. Porque esto tiene cura. El 11 de diciembre de 2015 la doctora Cristina Kirchner seguramente emprenderá un camino de cura que hará su vida mejor», dijo mirando a las cámaras de Todo Noticias.

A la luz del comunicado de la Unidad Médica Presidencial leído por Scoccimarro y de la internación de ayer, Castro merecería ser demandado por ejercicio ilegal de la medicina y del periodismo, por duplicado.

Los hechos están probando que, en todo caso, la dolencia de la presidenta no venía de un narcisismo y trastornos psiquiátricos ligados al ejercicio del poder, que tendrían una base política e ideológica. Lo que había padecido era un golpe, en agosto pasado, y eso -sin ser una lesión importante- le había causado como a toda mujer adulta esa acumulación de sangre. Castro había pontificado sobre la dolencia de una presunta emperatriz que fantaseaba con perpetuarse en el poder y se curaría una vez que cesara en sus funciones. Y la dolencia verdadera venía de haberse caído como cualquier mortal y golpearse la cabeza.

La mentira de Castro fue monumental. Pero ayer Clarín («La falta de información agrava la enfermedad»), reivindicó esa falsificación del 16 de agosto cuando aquél inventó lo del síndrome de Hubris y dijo «Señora Presidente, sus médicos están muy preocupados». Un psiquiatra allá, a la derecha, al que no practica el juego limpio.

Salud presidencial

Los avatares de la salud de las personas en general, no sólo de los presidentes, no deben estar expuestos a la luz pública. Se puede exigir que la situación patrimonial y el pago de los impuestos, por caso, están bajo esa consideración, pero con la salud no se debe joder. Jorge Rial tuvo un buen desempeño en su reportaje a Cristina Fernández, separando esa entrevista política de las habituales preguntas y chimentos de Intrusos y la farándula.

Ese cuidado por los datos de la salud de un paciente es obligación de los médicos. De los médicos, reitera el cronista, no de los truchos con certificado oficial como Nelson.

También es verdad que la población tiene que tener información cuando algo importante ocurre con su presidenta. Y esa data ha llegado a la gente, como cuando CFK se cayó en junio de 2011 en una visita al Instituto Leloir, o cuando fue operada en enero de 2012 de la glándula tiroides, debiendo dejar la titularidad del Ejecutivo entre el 4 y 24 de ese mes y año en manos del polémico Boudou.

En esta crisis provocada por el hematoma cerebral tampoco hubo secretismo, porque el sábado en que se produjeron las dolencias y la consulta con los médicos, el vocero presidencial informó lo sucedido. Obvio, ese parte de prensa fue escueto y con redacción propia de facultativos; los que esperaban todos los detalles y el morbo, de ser posible con mucha sangre, habrán quedado insatisfechos. Igualmente, hay que considerar que la prudencia informativa del gobierno era aconsejable teniendo en cuenta que EE.UU. mandó espiar qué enfermedades tenía CFK y qué medicación consumía.

Son muy raros estos medios de comunicación que piden que Argentina se ponga en línea con los «principales países de la Tierra». ¿Acaso la Casa Blanca divulga las enfermedades de Barack Obama o las que sufría su antecesor George Bush, con serios antecedentes de alcoholismo? ¿Cuántos partes médicos hubo sobre el rey español Juan Carlos, antes de sus notorios problemas de operaciones de cadera? ¿Los extravíos mentales de Michel Camdessus, el director gerente del FMI, comenzaron con sus ataques sexuales a la empleada del hotel o venían de antes? ¿Cuándo y cómo habían sido informadas por la entidad?

¿En qué tapa contó Clarín la operación a la que debe haber sido sometido Héctor Magnetto, a quien de pronto se lo vio y oyó con una voz que no era normal?

Desconfían de todo

La derecha argentina tergiversa todo. A los gobiernos «populistas» los maltrata. Palos porque bogan y palos porque no lo hacen, sólo en función de sus especulaciones políticas y electorales.

La oposición venezolana, en línea con Miami y los sectores más recalcitrantes de EE.UU., impugnaban los partes médicos de los facultativos cubanos que atendían al presidente Hugo Chávez. Cuando éste murió el 5 de marzo pasado, llegaron a afirmar que había muerto antes en Cuba, y no en Caracas, donde efectivamente había fallecido.

Esa misma lógica, provocadora y falta de ética, cultivan en Buenos Aires. Carlos Pagni escribió ayer en «La Nación» («Ocultamientos y suspicacias que suman incertidumbre»): «la salud presidencial está rodeada de gran ocultamiento. Anteanoche los médicos de Olivos informaron que la señora de Kirchner tiene un hematoma en el cráneo, derivado de un traumatismo ocurrido casi dos meses antes, sobre el que ellos no habían informado nada».

Su colega de causa, Eduardo Van Der Kooy, pegó desde Clarín («El deterioro político detrás de la enfermedad»). Aseguró que «la enfermedad de Cristina, según los especialistas, sería producto de una patología vieja. Aunque desnudaría también, a la par, muchos desarreglos de su poder. Uno de ellos tendría ligazón, precisamente, con cierto desdén de los Kirchner con sus problemas de salud. Le ocurrió al ex presidente, que recibió repetidos alertas de su cuerpo antes del desenlace fatal. Le viene sucediendo a Cristina quien, en ese aspecto, pareciera estar bastante más atenta. Pero, en ambos casos, persiste la sospecha de una manipulación política frente a la irrupción de cada trastorno».

Van Der Kooy afirma que Néstor y Cristina son sospechosos de hacer una «manipulación política» frente a cada enfermedad. No se advierte qué manipulación pudo pergeñar quien murió el 27 de octubre de 2010 ni cuál puede haber concebido quien irá hoy al quirófano con un pronóstico mejor, pero reservado. Los ladrones creen que todos son de su condición…

Error de CFK

Se podría cuestionar que la presidenta hubiera seleccionado como vicepresidente a Boudou, votado en la fórmula en octubre de 2011 y luego erosionado por las denuncias sobre el escándalo Ciccone y supuesto enriquecimiento ilícito.

Ayer el vice tomó temporalmente las riendas de la administración jurando fidelidad a Cristina en aquello de darle intensidad a la gestión. Su escasa imagen positiva lo había ubicado en un lugar muy secundario del gobierno, con permanentes viajes al exterior como para no tenerlo en la vidriera. Ahora estará a cargo del despacho presidencial. Los kirchneristas ya están extrañando a la titular y contando los días para su regreso porque ellos y muchas otras personas, entre las que el cronista se incluye, creen que a este suplente no le da el pinet. Y a la siguiente en el orden sucesorio, la senadora Beatriz Rokjés de Alperovich, mucho menos. La salud de la presidenta reclama una merecida licencia pero la del país, lamentablemente, pide que ella vuelva cuanto antes.

Fuente: http://www.laarena.com.ar/opinion-otra_vez_la_salud_de_la_presidenta_trajo_malas_noticias-102744-111.html