Por primera vez en 42 años, el Grupo de los 77 países en desarrollo (G-77) entregará a un científico de América Latina su nuevo premio en Ciencia, Tecnología e Innovación 2005 y lo recibirá el físico colombiano Pedro Antonio Prieto, de 55 años. El galardón será entregado en Río de Janeiro el 3 de septiembre […]
Por primera vez en 42 años, el Grupo de los 77 países en desarrollo (G-77) entregará a un científico de América Latina su nuevo premio en Ciencia, Tecnología e Innovación 2005 y lo recibirá el físico colombiano Pedro Antonio Prieto, de 55 años.
El galardón será entregado en Río de Janeiro el 3 de septiembre en el marco de una reunión de ministros del G-77, creado en 1964 dentro la Organización de las Naciones Unidas (ONU) e integrado hoy por 131 países en desarrollo
La distinción, otorgada en colaboración con la Academia de Ciencias para el Tercer Mundo, se ideó para honrar el trabajo de científicos e innovadores de países en desarrollo que hayan realizado contribuciones excepcionales en sus campos y residan en esas naciones.
Graduado en física por la Universidad Nacional de Colombia en 1974, doctorado por la Universidad Aquisgrán de Alemania en 1982 y fundador y actual director en Colombia del Centro de Excelencia en Materiales (CENM) en la ciudad de Cali, en el suroccidente colombiano, Prieto ha recibido varias distinciones y becas posdoctorales.
Entre otras, recibió la de la Fundación Alexander von Humboldt (1988), la de la Fundación John Simon Guggenheim Memorial (1998), y la de la American Physical Society, en 2000, esta última por «su contribución destacada al desarrollo de la física en América Latina».
Su trabajo científico y en la docencia también es reconocido. El CENM, que está integrado por 19 grupos de investigación multidisciplinaria, es hoy un reconocido centro que capacita a estudiantes de pre-grado, maestría y doctorado.
Además, ha impulsado el intercambio científico de investigadores colombianos con otros de Alemania, Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, España, Estados Unidos, Francia, México, Perú y Venezuela.
«El beneficio ha sido mutuo: en una investigación hacemos una parte y los colaboradores otra, y ambos ganamos, formando a jóvenes investigadores, publicando en revistas científicas de circulación internacional, realizando pasantías de investigación, etcétera», dice María Elena Gómez, profesora titular y directora del grupo que investiga películas delgadas del CENM.
Las investigaciones de Prieto en materiales para recubrimientos duros, que mejoran las propiedades mecánicas de los aceros y pueden crecer como capas antioxidantes o aislantes térmicas, son además aplicadas en la industria local de herramientas de corte y en procesos especializados.
Colegas suyos reconocen que Prieto ha encontrado formas de incorporar su trabajo científico a procesos industriales.
Actualmente, en colaboración con la institución de desarrollo tecnológico Servicio Nacional de Aprendizaje-Centro Nacional de Asistencia Técnica a la Industria, SENA-ASTIN, ofrece soporte a diversas industrias en el departamento del Valle del Cauca, occidente de Colombia.
Por lo anterior, el premio del G-77 es también sobresaliente «porque se otorga a alguien que, por su permanente esfuerzo profesional y personal, ha sacado adelante sus investigaciones en un país donde la inversión en ciencia y tecnología es muy baja, señala Gómez.
La inversión colombiana en el sector representa apenas 0,4 por ciento del producto interno bruto (PIB) mientras en Brasil y en México bordea el dos por ciento. «Equivale a unos 320 millones de dólares al año y, por eso, estamos detrás de Brasil, Chile, México y Venezuela, que están invirtiendo mucho en el sector», resalta Prieto.
EL PORQUÉ DEL PREMIO DEL G-77
El jurado justificó la elección de Prieto para este primer premio en ciencia y tecnología del G-77 por «su dedicación a la investigación y el desarrollo de materiales científicos y dispositivos electrónicos, particularmente, por su encomiable trabajo en la física de la superconductividad y el magnetismo».
Desde que se graduó en física hace 32 años, Prieto se ha dedicado a formar un grupo especializado en el desarrollo de nuevos materiales, específicamente en películas delgadas.
«Los nuevos materiales tienen que ver con el desarrollo de nuevas formas de organización de la materia como, por ejemplo, nuevos plásticos, nuevas aleaciones o materiales con propiedades novedosas como la de la superconductividad», explica el científico.
Esas propiedades novedosas tienen determinadas aleaciones, de cerámica o metal, que permiten la conducción de la electricidad sin pérdida, sin calentamiento, algo vital para el transporte de energía.
La American Physical Society reconoció ese trabajo, porque Prieto desarrolló un dispositivo extremadamente rápido, que mejoró la técnica no invasiva de la magnetoencefalografía (MEG) utilizada para hacer estudios del cerebro.
La técnica MEG, que registra la actividad funcional cerebral mediante la captación de campos magnéticos, es gracias a Prieto mucho más sofisticada que otras, como la resonancia magnética o la tomografía axial computarizada (TAC).
El dispositivo que desarrolló «funcionó a la temperatura del nitrógeno líquido (alta temperatura) mientras que los existentes funcionaban temperaturas mucho más bajas. Lo logré porque utilicé materiales nuevos», explicó.
Con respecto de los materiales magnéticos, Prieto y su equipo crearon un sensor extremadamente sensible que permite una mejor lectura de los discos duros de computadoras.
La relevancia de esos materiales está en que juegan un papel fundamental en el almacenamiento de información: discos duros, sistemas de computación, etcétera, basados en películas delgadas magnéticas.
«Hemos venido trabajando con un material llamado manganita, cuya principal particularidad es que presenta un efecto que se denomina magnetorresistencia colosal, una propiedad que hace que la resistencia eléctrica de esos materiales cambie con el campo magnético», explicó.
UN CIENTIFICO DEL SIGLO XXI
Pese a la complejidad de su trabajo y a que se define como «un pragmático enfocado a objetivos», a Prieto le gusta bailar, escuchar boleros y montar en bicicleta.
También el cine, leer a Gabriel García Márquez, a los clásicos y al mexicano Jorge Volpi, especialmente por «En busca de Klingsor», que tiene a un científico como personaje principal y es una fusión perfecta entre la ciencia, la historia, la política y la literatura, según el escritor cubano Guillermo Cabrera Infante.
«La novela es maravillosa en todo sentido», opina al tiempo que rechaza el estereotipo de excéntricos que tienen los científicos.
«El arquetipo del individuo despelucado y encerrado en un laboratorio no encaja con la realidad. La investigación moderna exige colaboración e interacción con culturas diferentes, de lo contrario, no funciona», afirma.
Admite, no obstante, un gran problema. «En países como Colombia los maestros no están bien preparados y no saben trasmitir toda la belleza de las ciencias, tan maravillosa como el mejor de los conciertos».
¿Cuál es su meta ahora? «Seguir trabajando y formando científicos». ¿Cuándo le comenzó esa fiebre? «Hace casi 50 años, cuando desbaraté un radio para saber de dónde venía la música y casi me electrocuto», dice riendo.
* Gloria Helena Rey lleva 25 años como corresponsal extranjera en América Latina y Europa. Ha recibido varias distinciones nacionales e internacionales. Actualmente colabora con El Periódico de Catalunya y Lecturas Fin de Semana, del diario El Tiempo, de Bogotá.(FIN/2006)
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