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En el 29º aniversario del golpe genocida

Palabras en el acto del Obelisco

Fuentes: Asociación Madres de Plaza de Mayo

En el 29º aniversario del golpe genocida, la Asociación Madres de Plaza de Mayo marchó como cada jueves desde hace 28 años. Con ellas estuvieron en Plaza de Mayo, las organizaciones convocantes y quienes se solidarizaron en la lucha por la Unidad Latinoamericana, Contra el Imperialismo y la Impunidad. Desde allí la movilización, que reunió […]

En el 29º aniversario del golpe genocida, la Asociación Madres de Plaza de Mayo marchó como cada jueves desde hace 28 años. Con ellas estuvieron en Plaza de Mayo, las organizaciones convocantes y quienes se solidarizaron en la lucha por la Unidad Latinoamericana, Contra el Imperialismo y la Impunidad. Desde allí la movilización, que reunió a más de 30 mil personas, se dirigió hacia el Obelisco donde se realizó el acto. Junto a las Madres estuvieron Osvaldo Bayer, Herman Schiller y el Embajador Venezolano, Freddy Bazán.

La apertura estuvo a cargo del rapero venezolano Denis de la Séptima, del Grupo Madera. Luego el Obelisco vibró al ritmo de las chicas del hip hop: Actitud María Marta. El cierre musical estuvo a cargo de los venezolanos del Frente Revolucionario de Cantores Lloviznando Cantos.

El único orador por las organizaciones presentes fue Jorge Ceballos, del Movimiento Barrios de Pie, quien expresó: «Estados Unidos está preocupado por el ejemplo que significa Venezuela para Latinoamérica. (…) Lo que se ve son los ejemplos de Venezuela y de Cuba en Latinoamérica, porque ellos están preocupados por mejorar la salud, por erradicar el analfabetismo. Y esos ejemplos son los que sigue nuestro pueblo, no los de aquellos, que andan en el mundo tirando bombas, sesgando vidas en todos los lugares del planeta.»

Y finalmente llegaron las palabras que todos estaban esperando, las de Hebe de Bonafini: «Por la Unidad Latinoamericana, Contra el Imperialismo y la Impunidad, por la libertad de los compañeros presos y por el desprocesamiento de los compañeros por pedir trabajo digno. Por eso estamos aquí, para que no se criminalice la protesta. Pero esencialmente estamos aquí porque no están nuestros hijos.  Ellos nos parieron a esta lucha. Hace 29 años ocurrió el hecho más terrible, más trágico y más siniestro. Ellos no contaron con las Madres. Ellos creyeron que haciéndolos desaparecer  todo terminaba.

Hoy vivimos un nuevo tiempo, un tiempo diferente, que nos da expectativas y esperanzas, pero no debemos dejar las plazas ni las calles, ni los actos, porque mientras haya un solo niño que se muera de hambre, se violan los derechos humanos y tenemos que llenar las plazas y las calles para pedir trabajo para todos.

[…] Nuestros hijos tenían clarísimo lo que estaba pasando y lo que iba a pasar. Muchas veces nos dijeron «vas a ver mamá cuantas cosas tristes te va a tocar vivir porque tal vez nosotros no estemos» y realmente cuando uno va a los barrios y ve como están viviendo los compañeros nos da mucha tristeza. Pero compañeros tengan la seguridad que las madres levantamos las banderas de los hijos, que nos hicimos revolucionarias por ellos, que amamos al pueblo porque somos el pueblo mismo, estamos dentro de ustedes, no somos otra cosa.

Para cerrar su discurso, Hebe eligió la Carta a mis amigos que Rodolfo Walsh escribió sobre la muerte de su hija Vicki:

«‘Me he preguntado si mi hija, si todos los que mueren como ella, tenían otro camino. La respuesta brota desde lo más profundo de mi corazón y quiero que mis amigos la conozcan. Vicki pudo elegir otros caminos que eran distintos sin ser deshonrosos, pero el que eligió era el más justo, el más generoso, el más razonado. Su lúcida muerte es una síntesis de su corta, hermosa vida. No vivió para ella, vivió para otros, y esos otros son millones. Su muerte sí, su muerte fue gloriosamente suya, y en ese orgullo me afirmo y soy quien renace de ella. Esto es lo que quería decirles a mis amigos’. Y esto lo compartimos las madres totalmente. Nuestros hijos eligieron morir por su patria, por su gente y por su pueblo. Y ojalá también las madres podamos morir de la misma manera y en la misma batalla, de lo cual estaríamos sumamente orgullosas».